jueves, febrero 28, 2008

Capítulo 198 - Santucho, el ERP, La Triple A, el Somatén y Perón



(continuación)

Seame permitido recalcar una vez mas que Santucho, alta jerarquía del Ejército Revolucionario del Pueblo, estimaba que el peronismo verdadero era el “progresista y revolucionario”. Nos señala que estimaba el general Juan Domingo Perón, a quien denominaban sus partidarios como “El Lider”, “El Primer Trabajador”, que había que “neutralizar inmediatamente a los combatientes peronistas”, y aun conociendo como conocía la devoción de gran parte del pueblo argentino por Perón y el peronismo, le imputa apoyarse en Rucci, López Rega, Osinde y Gelbard. Se manifestó escéptico respecto de la aptitud de Perón para lograr concretar lo que él llama “Revolución Social”.
Mas adelante, nos señala, en un arranque de sinceridad mesiánica y de soberbia, que “el verdadero jefe de la contrarrevolución, el verdadero jefe del actual autogolpe contrarrevolucionario, y el verdadero jefe de la política represiva, que es la línea inmediata más probable del nuevo gobierno, es precisamente el General Juan Domingo Perón.”. O sea que Santucho imputa criminalmente al general Juan Domingo Perón, ser el cabecilla del “actual golpe contrarrevolucionario”, añadiendo a tales imputaciones la acusación a Perón de ser “el verdadero jefe de la política represiva”. Lejos no está la conclusión que este delincuente terrorista, estimaba que Perón fue el creador de la organización paramilitar la “Triple A”, que se encargó de eliminarlos físicamente. Creemos que los dichos de Santucho, constituyen elementos de juicio indiciarios y de suma gravedad, en cuanto a la participación del general Juan Domingo Perón en la lucha antisubversiva, mediante métodos no convencionales, que es lo que alegó Santucho.
Los magistrados que estudian el origen de la triple A, dudo que hayan evaluado que la organización Ejército Revolucionario del Pueblo es absolutamente foránea. Coincide la actitud de su cabecilla, sugestivamente, con lo resuelto en la Conferencia de La Habana, Cuba en la década del 60, cuando se resolvió la creación de ejércitos de liberación nacional. En nuestra América latina, el mismo Che Guevara confiesa que intentó hacer de la Cordillera de los Andes, una nueva Sierra Maestra.
Hasta el propio Perón nos afirma "No admitimos la guerrilla porque yo conozco perfectamente el origen de esa guerrilla”.
Los jueces, ¿habrán tomado nota de las manifestaciones de Santucho, ocasión en que hace referencias puntuales sobre actitudes, de Juan Domingo Perón, que a su entender configuran el armado de una represión ilícita?. Recordemos que nos señala Santucho: “Hoy, que la burguesía se encuentra en una profunda crisis, necesita reprimir duramente al pueblo y Perón materializa y materializará sin vacilaciones esa represión. …” los amenazantes anuncios de Lastiri y Perón que dan vía libre a los organismos represivos y paramilitares, son claros indicios de un significativo incremento de la represión. Los organismos de seguridad se reúnen públicamente para planificar la lucha contra la "subversión", es decir contra los revolucionarios, tal como se hacía en tiempos cercanos… Perón trata de comprometer y atar a toda la posible oposición con una argumentación legalista que le proporcione razones a su política represiva. Dijo Perón: “Cuidado con sacar los pies del plato, porque entonces tendremos el derecho de darles con todo"…En pocas palabras, lo acusa de actuar mediante la conocida Triple A.
Recientemente, se ordenó y efectivizó, la prosecución de la causa criminal seguida a integrantes de tales paramilitares, pero entre las personas imputadas no figura Juan Domingo Perón. No es de nuestro interés que figure o no figure, pero lo que sí es indudable es que hay que evitar que en la Argentina existan habitantes que ostentan inmunidad judicial y otros cuyo destino es lisa y llanamente una Bastilla Judicial.
Las imputaciones de Santucho, no fueron recogidas por ningún alto jerarca estatal, posiblemente debido al temor de las posibles consecuencias políticas. Sin embargo algunos son de opinión que tales imputaciones, tienen algún sustento. En efecto, a través de las propias manifestaciones del general Perón, podemos colegir de ellas que éste no acompañó nunca el accionar de estas dos agrupaciones subversivas, aunque también deberíamos añadir que no condenó en término precisos su criminal actuación, durante el proceso de la llamada Revolución Argentina.

martes, febrero 26, 2008

Capítulo 197 - Roberto Mario Santucho Criticó Acidamente al general Juan Domingo Perón



(continuación)


Al frente de esta agrupación subversiva encontramos, entre otros, al conocido terrorista Roberto Mario Santucho. En una conferencia de prensa que data del mes de agosto de 1973, reseña éste guerrillero, respecto del general Juan Domingo Perón, lo siguiente: “Perón abrigó además la idea no sólo de neutralizar inmediatamente a los combatientes peronistas, sino de utilizarlos como correa de transmisión para influir sobre nosotros y sectores de la vanguardia clasista en 1a perspectiva de la tregua. Todos estos elementos nos permiten comprender por qué Perón se apoya en Rucci, en López Rega, en Osinde, en Gelbard, que son sus más fieles colaboradores en la tarea de "Reconstrucción Nacional", es decir de la reconstrucción del capitalismo explotador en Argentina. No podemos entonces obviamente esperar de Perón la Revolución Social, ni podemos tampoco esperar su neutralidad entre los revolucionarios y los capitalistas.”
“Por el contrario, de los hechos expuestos surge con claridad meridiana que el verdadero jefe de la contrarrevolución, el verdadero jefe del actual autogolpe contrarrevolucionario, y el verdadero jefe de la política represiva, que es la línea inmediata más probable del nuevo gobierno, es precisamente el General Juan Domingo Perón.”
“Y no porque él sea un traidor sino porque es un consecuente defensor de su clase, la burguesía, a la que permanece completamente fiel a pesar de no haber sido comprendido un tiempo por gran parte de sus hermanos de clase, por sectores de los capitalistas nacionales y extranjeros. Cuando la burguesía podía y necesitaba hacer concesiones a las masas, Perón materializó generosamente esas concesiones. Hoy, que la burguesía se encuentra en una profunda
crisis, necesita reprimir duramente al pueblo y Perón materializa y materializará sin vacilaciones esa represión. …”
“Y sabe también que debe unirse estrechamente a sus compañeros de clase, más aún en los momentos de lucha… los amenazantes anuncios de Lastiri y Perón que dan vía libre a los organismos represivos y paramilitares, son claros indicios de un significativo incremento de la represión. Los organismos de seguridad se reúnen públicamente para planificar la lucha contra la "subversión", es decir contra los revolucionarios, tal como se hacía en tiempos cercanos… Las organizaciones armadas FAR y montoneros y parte de la Tendencia Peronista Revolucionaria han cometido un grave error muy notable y perjudicial para el campo popular, especialmente a partir del 25 de mayo: confiar ciegamente en Perón y basar toda su política en esa confianza.”
“Hoy que se ve claramente que ese error puede ser subsanado por el “peronismo progresista y revolucionario” y retomar una línea independiente del peronismo burgués y burocrático que encabeza Perón, una orientación independiente y combatiente que los aproxime y una a sus verdaderos compañeros, a sus verdaderos aliados, las organizaciones armadas no peronistas y el resto del campo popular. … Perón trata de comprometer y atar a toda la posible oposición con una argumentación legalista que le proporcione razones a su política represiva.
Lo dice con toda claridad en su mensaje a los gobernadores: "No admitimos la guerrilla porque yo conozco perfectamente el origen de esa guerrilla. Los partidos Comunistas que en otros países se ha visto que han ido a su destrucción dentro de la ley han querido salirse de la ley para defenderse mejor. Eso no es posible. No es posible dentro de un país donde la ley ha de imponerse, porque la única manera de no ser esclavos es siendo esclavos de la ley" (...) "Cuidado con sacar los pies del plato, porque entonces tendremos el derecho de darles con todo". (Las definiciones del peronismo .Las tareas de los revolucionarios - agosto de 1973)
Tales manifestaciones nos permiten ratificar que este guerrillero, integrante de la más alta jerarquía de denominado Ejército Revolucionario del Pueblo, estimaba que Perón estaba equivocado y que poco menos actuaba con cinismo e hipocresía. Imputó directamente a Perón, dar vía libre a los organismos represivos y paramilitares.

lunes, febrero 25, 2008

Capítulo 196 - Las Investigaciones de las Presuntas Violaciones a los DD.HH. Deben Examinar y Valorar Integralmente las Imputaciones Aideológicamente

(continuación)

Los jueces, cuando se encargan de valorar el escenario donde sucedieron los eventos que juzgan, los elementos de convicción adquiridos en el decurso de la investigación que desarrollan, por lo general hacen abstracción de ciertos elementos probatorios que permitirían juzgar con mayor precisión las conductas asumidas por los imputados, aunque solo sea con el propósito de proceder a individualizar eventualmente, las penas a dictar.
La realidad, no señalada nunca por los jueces, en las causas relacionadas con la presunta violación a los derechos humanos, es que los integrantes del denominado Ejército Revolucionario del Pueblo, no eran peronistas y fueron acusados por el propio Perón, de usar la camiseta de tal signo. Y en cuanto a los Montoneros, el mismo general se dirigió a ellos en forma admonitoria, dándoles a entender que si no estaban de acuerdo a lo resuelto por los organismos institucionales del Partido, debían optar por elegir otro que se adecue a sus pretensiones marxistas.
Lo que dejo reseñado, en somera síntesis, nunca debe ser dejado de lado, al instruirse las causas criminales ya que recién entonces se podrá entender con una mayor precisión, como el lobo se disfrazó de oveja para tratar de destruir, mediante inusual violencia, al Estado Argentino. Que éste haya oído como pretensos damnificados a integrantes de las agrupaciones subversivas, no implica que por esta circunstancia, su accionar terrorista y subversivo deba ser dejado de lado y perdonado por el país. Los argentinos de bien no deben olvidar jamás que los que atentaron, en su oportunidad, contra el Estado Argentino, maguer el paso de los años, siguen siendo sediciosos, por mas que se vistan o intenten hacerlo, de “población civil” disfrazándose de “víctimas” y de esta forma pretendiendo usar a la administración de justicia y de tal suerte ampararse en los Tratados Internacionales, que protegen a los derechos humanos. Teleológicamente hablando, creemos con fundamento, que no puede dejarse de lado ni ignorarse, la realidad de las actividades de uno y otro bando, durante la guerra civil, guerra no querida, sucia, atípica, artera, clandestina, irregular pero guerra al fin, que asoló a nuestro país.
Sólo valorando en forma equitativa lo que surge de tales investigaciones, y haciendo abstracción ideológica, el magistrado podrá convencerse o no de la veracidad de las imputaciones que se lanzan como “al boleo” y con un fin político, a veces.
Los integrantes del denominado Ejército Revolucionario del Pueblo, no eran peronistas, no compartían las ideas de Juan Domingo Perón y menos su doctrina. Ello no empece para que, como estrategia sutil, y acomodándose a las circunstancias, escogieran “la ruta a Damasco” doctrinaria, erigiéndose cual San Pablo, mediante una suerte de “conversión” en la que nadie creía, logrando ser más papistas que el propio Papa.
A poco que recordemos esa época, veremos que el ERP adoptó hacia los verdaderos peronistas, una actitud ambigua y traicionera, esperando para dar la puñalada trapera a sus “amigos” y compinches.


sábado, febrero 23, 2008

Capítulo 195 - Donde Se Observa como funcionó el "Entrismo" en el Peronismo, Por Parte de Organizaciones Armadas Radicalizadas de Izquierda.

(continuación



Por cierto que no es nuestra tarea ingresar a los meandros del procedimiento judicial, en tal aspecto, pero no podemos menos que citar algunas circunstancias que estimamos de importancia suma, para que el ciudadano común pueda juzgar con mayor precisión qué sucedía en esa época aciaga.
Cuando el general Juan Domingo Perón regresó a la Argentina, se encontró con que en el país siguieron actuando los grupos guerrilleros terroristas, cuyas actividades persiguió penalmente el gobierno de facto que cesó el 25 de mayo de 1973 y las que “piadosamente” olvidó, el gobierno constitucional de Héctor J. Cámpora mediante la amnistía del caso, sancionada con prisa por el Poder Legislativo, a instancias del titular del Poder Ejecutivo. No olvidemos que la amnistía abarcó a integrantes de las FFAA y los grupos subversivos, sin importar demasiado que los beneficiados hubieran sido imputados o no, por delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra, lo que al parecer en esa época no constituía incumplimiento por parte de la Argentina, de los tratados internacionales a los que se obligó. O dicha obligación fue considerada secundaria o nominal. Posiblemente, para esa época, la doctrina internacional, no permitía imputar a organizaciones armadas distintas de las tradicionales Fuerzas Armadas o a paramilitares, violaciones a los derechos interacionales. En la actualidad no rige esta anacrónica doctrina.
Entre estos grupos guerrilleros, debemos distinguir a los de mayor entidad, los Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo. El primer grupo, fue tolerado más tiempo, dado que muchos de sus integrantes eran tropa propia del Partido Peronista. En cambio el segundo grupo estaba constituído por elementos marxistas-trotskistas-leninistas de cuño nihilista-gramsciano, por lo que no se hicieron acreedores de tan privilegiado “trato”.
Es imposible ser justos en nuestras apreciaciones de los eventos sucedidos para esa época, si dejamos de lado una figura, que atrajo como nadie el apoyo de sus conciudadanos. Me refiero al estadista el general Juan Domingo Perón. Esta figura política, combatida con razón o sin ella, por parte de sus conciudadanos, fundó un Movimiento que lleva su nombre y el que fue imbuido de una doctrina que denominó Perón como “Justicialismo”.
A nuestros fines, nos importa recordar que esta doctrina señalaba que los peronistas no apoyaban ni al Imperialismo norteamericano ni al marxismo internacional, porque ocupaban la denominada por ellos “Tercera Posición”. Algo que pretendía ser una postura de equidistancia de ambas doctrinas políticas a las que no adscribía en modo alguno. Advertidos de ello, los radicalizados sectores partidarios fanáticos del marxismo internacional, al no poder vencer en las urnas al peronismo que casi siempre fue mayoría, acudieron a la doctrina del “entrismo” es decir se disfrazaron de peronistas para desde el interior del partido Peronista escalar posiciones y llevar de esta forma agua para su molino. Este disfraz fue utilizado en forma inteligente y sagaz. Que duda cabe. Al punto que, con el pretexto de ayudar a que “regrese el general”, aplicaron una simple añagaza, con lo que lograron fundar grupos armados, que atacando a la autoridad constituida, en realidad sembraban, en terreno fértil su semilla de odio y maldad.

Capítulo 194 - La Administración de Justicia en el Juzgamiento a los Violadores de DD.HH. Debe Guardar Una Profunda Asepsia Ideológica

(continuación)


El desarrollo de la subversión se encauza normalmente a través de varias “fases o etapas” cuya diferenciación -sólo formal- evidencia el grado de evolución del proceso, pero ello no implica que necesariamente habrán de desarrollarse en su totalidad y tampoco, en algunas circunstancias, en el orden o secuencia con que se menciona. Tampoco tienen un final y un principio definido, sino que en general estas se van superponiendo según sea el adelanto que se vaya logrando. (Extraído de la web “Década del 70.com”)
La organización guerrillera, Ejército Revolucionario del Pueblo, al promediar 1974 contaba con alrededor de 3.000 hombres en pie de guerra, en todo el país, con apoyo externo, es decir ayuda material de potencias extranjeras, pero al parecer sin ningún objeto, ya que se encargaban de la acción violenta sanguinaria y exterminadora, los “particulares” anteriormente citados.
No veo que ésto se trate precisamente de un accionar que se calificaría, según la Fiscalía General, como hechos fugaces y aislados de ciudadanos particulares, que un día se despertaron con el capricho de asesinar, extorsionar, secuestrar, colocar bombas y otros menesteres que sería largo enunciar.
El error en que incurren habitualmente quienes se ocupan de este tema, error doloso o no, es tratar de entender los gravísimos episodios sucedidos en la denominada Década del 70, dejando a un lado ciertos elementos cuya ausencia no permite comprender lo acontecedido, en toda su dimensión. La integralidad se ve afectada por una actitud, a veces interesada, que oculta ciertos episodios o destaca otros sin la menor importancia. Con lo que, en definitiva lo que logramos, es que el panorama histórico sea mirado con un solo ojo: generalmente el izquierdo.
El interés de ciertos grupos radicalizados, de victimizarse mediante la distorsión de la realidad de lo acontecido, no permite arribar a la verdad. Prueba de ello es que se insiste en que los peronistas fueron perseguidos por las fuerzas armadas, en razón de su ideología. Todos sabemos que grupos de izquierda, radicalizados extremistas, que pretendían adoctrinar mediante el uso sanguinario de sus armas, mediante el denominado “entrismo” se mimetizaron en el movimiento peronista, a fin de coparlo.
Las sentencias judiciales que analizan lo ocurrido, ya que es necesario hacerlo puesto que es la tarea del juez reconstruir científicamente el pasado que evalúa, no examinan los eventos sucedidos, con la rigurosidad y precisión que se exigen fin de no incurrir en injusticias. Alguien se interrogará: ¿Y que relación tiene con la responsabilidad criminal de los imputados? Creemos que tiene una necesaria relación, una conexidad que de dejarse de lado, podrá hacer incurrir al juez en un error garrafal.

domingo, febrero 17, 2008

Capítulo 193 - Nuestra Justicia Involuciona y Ahora no Reconoce que Existió una Guerra Civil



(continuación)



Destacamos a consideración de nuestros de nuestros lectores que la organización criminal guerrillera Montoneros en su “Manual de Táctica Urbana” expresa: “...Nuestra estrategia consiste en la toma del poder por el pueblo a través de la lucha armada; este motivo presupone previamente: a) La eliminación de las organizaciones políticas, económicas y administrativas del régimen; b) El aniquilamiento físico de sus fuerzas de represión

Regis Debray, detenido en su momento en Bolivia durante el intento del Che Guevara, asesor del Presidente Mitterand y amigo personal de Fidel Castro sostuvo cínicamente: Toda la línea política marxista debe dar respuesta a esta pregunta concreta: ¿Cómo derribar el poder del estado capitalista? y ¿Cómo romper su columna vertebral que es el ejército? La revolución cubana ofrece a los de Latinoamérica, una respuesta que hay que estudiar en los debates de su historia, formando a través de la guerra de guerrillas, una fuerza móvil estratégica que sirva de base al ejército popular, del que saldrá el futuro ejército socialista. (Ernesto Sábato, “La convulsión social política de nuestro tiempo” -1969- en Argentina Económica, N 703 del 26/08/86, Pág. 1).

Las palabras de este activista insurreccional, de indudable prestigio mundial en lo suyo, indudablemente no deben haber llegado a los sordos oídos del Ministerio Público Fiscal de la Argentina, por cuanto su titular insiste en que los guerrilleros actuaban “por cuenta propia”. Expresamente, hace caso omiso de las confesas intenciones de derribar por la fuerza de las armas, al estado capitalista.

Ignora olímpicamente, que lo que se estaba haciendo era, ni más ni menos, que concretar la fuerza móvil estratégica, a través de la guerra de guerrillas, para que sirva de base “al ejército popular, del que saldrá el futuro ejército socialista”. Y tal ignorancia lo lleva a expedir instrucciones en el sentido de que no se reconozca, bajo ninguna circunstancia de que se había entablado una verdadera guerra civil, donde precisamente los contendientes, ambos bandos en lucha feroz, no se tiraban flores precisamente.

sábado, febrero 16, 2008

Capítulo 192 - La Guerrilla No Cesó en sus Ataques Durante el Gobierno Constitucional


(continuación)
Aun así, no alcanzamos a comprender como estos asesinos “jóvenes idealistas”, diletantes del terror, psicópatas que se dedicaban a eliminar a empresarios, militares, profesionales, estudiantes, profesores, etc.pudieron haber actuado sin una infraestructura y logística que los apoyara, asegurando el éxito de su cometido. Y como luego de perpetrado el crimen, las organizaciones guerrilleras, las que al parecer nada hacían, daban a conocer a la población tales crímenes, adjudicándoselos.
Pasadas décadas de los eventos citados, se dieron a conocer numerosas obras literarias referidas a la guerrilla subversiva, muchas de ellas de autoría de elementos subversivos, que actuaron en ella, reconociéndose en ellas la actuación de las bandas subversivas y las funestas consecuencias de tal accionar. Tal circunstancia, resta seriedad a la pretensión del ministerio público, de considerar a los crímenes de estas bandas, como delitos comunes, individuales, cometidos por sus miembros, por las suyas y sin apoyo alguno de sus cómplices. Con lo que se logra no solamente aplicar a sus autores normas penales que injustamente los benefician sino que de esta forma se desampara a la sociedad toda, lo que no es misión del ministerio público de ningún país, por cuanto su misión es amparar a la sociedad toda, y lograr que quien haya cometido un delito sea sancionado, sin distinción de ideologías políticas.
No alcanzamos a comprender este vano intento de desdibujar la historia real, reemplazándola por una suerte de ciencia ficción jurídico-política, ya que no podemos evitar memorar que en Tucumán, durante la década del 70, las fuerzas policiales y de seguridad fueron desbordadas en su capacidad para reprimir y proteger los bienes públicos y privados. Recuerdo que al principio, hasta el propio presidente Juan D. Perón, restó entidad a tales eventos opinando, sin saber puntualmente o aparentando hacerlo, que se trataba de episodios de índole policial que podrían ser combatidos con la actuación de tal fuerza.
En la causa criminal seguida a los excomandantes en jefe de nuestras Fuerzas Armadas, se cita un informe dado a conocer el 12 de junio de junio de 1974, por el periódico “El Combatiente”, órgano de difusión de las actividades de la banda terrorista Ejército Revolucionario del Pueblo, trasladando a la población, un comunicado del Ejército Revolucionario del Pueblo, dando cuenta de las intenciones de ellos de liquidar a nuestras Fuerzas Armadas, para lo cual procederían como los vietcongs vietnamitas. Refiere: “Al iniciarse el gobierno peronista, nuestro partido, previendo con acierto el fracaso de esta nueva experiencia burguesa, no cesa en la actividad militar”.

jueves, febrero 14, 2008

Capítulo 191 - La Justicia llegó a la Conclusión de que Existió una Guerra Revolucionaria en la Argentina

(continuación)

Insistir en la anacrónica e ideologizada postura de que los delitos cometidos por los integrantes de las bandas subversivas, fueron concretados por sus miembros en forma “particular” es poco serio, por cuanto todos hemos vivido esas aciagas épocas de sangre y exterminio. Muchos estuvimos a merced del sanguinario accionar de estos “jóvenes idealistas” de armas llevar. Recuerdo que nos era imposible distinguir al amigo, ya que los subversivos se habían mimetizado de tal forma en nuestra sociedad, no preparada para combatirlos como se merecían, que les fue fácil a ellos concretar su sanguinario proceder.
Compartimos la postura de la Justicia Argentina, en la causa criminal seguida a los Comandantes integrantes de las juntas militares, la que arribó a la conclusión de que la Argentina fue víctima de una guerra revolucionaria. Se intenta pasar por alto esta grave circunstancia. Al pasarla por alto, los integrantes de las bandas terroristas, es decir los ilegales, intentan pasar como trasvestidos al papel de inocentes “víctimas”.
A su vez, este intento, al parecer exitoso por sus resultados, es en vano ya que la soberbia armada dejó sus impresiones dactilares en sus publicaciones.
El PRT-ERP en 1975, en su publicación "Estrella Roja" dice: "Nadie puede ya dudarlo. La guerra revolucionaria se ha generalizado en la Argentina. Todo el país está en guerra y se trata de una guerra total y en todos los dominios".

jueves, febrero 07, 2008

Capítulo 190 - Laxitud y Lenidad en las Causas Seguidas a los Subversivos

(continuación)

De tales conclusiones, emanadas de un órgano jurisdiccional del Poder Judicial de la Nación nada menos, podemos extraer que nuestra sociedad y el Estado argentino, fueron agredidos en la década del 70, por el accionar criminal de bandas subversivas, agresión que significó un verdadero peligro concreto para la estabilidad de las instituciones del país.

En la actualidad se sostiene, sin fundamento válido alguno, que alrededor de 1975 durante el gobierno constitucional, la subversión ya prácticamente había sido vencida. Tales afirmaciones carecen de asidero alguno y son mendaces, ya que no responden a lo históricamente sucedido. Si hubiera sido así, el Estado Argentino, por medio de sus legítimas autoridades, no se hubiera visto obligado a dictar normas excepcionales, que tendían a erradicar al terrorismo subversivo. Recordemos el decreto secreto 261 de 1975 y que, precisamente a aquel fin, apuntaban los decretos PEN 261/75 y los 2770/71 y 72 del 4-11-1975 creadores del Consejo de Seguridad interna, el Consejo de Defensa y ordenando la autoridad civil la intervención a nuestras Fuerzas Armadas, en la campaña contra la subversión, en todo el país.

No podemos pasar por alto la circunstancia probada de que en 1972, 1973 y 1974 se concretaron 541 asesinatos llevados a cabo por los guerrilleros terroristas, según los partes de las organizaciones respectivas, los que fueron arrimados a la causa y forman parte de ella. A estos asesinatos, concretados según opinión de la Procuración General de la Nación, en forma “particular”, ya que siempre según esta oficina del gobierno, cada guerrillero actuó por las suyas, sin coordinación con organismo alguno, las organizaciones terroristas, las bandas subversivas, las denominaron en sus “partes de guerra”, cínicamente “ejecuciones”.
No alcanzamos a comprender como, quienes sustentan la postura de que solamente pueden cometer delitos de lesa humanidad quienes se sirven del aparato de un Estado, sean funcionarios de éste o no, nos vengan a señalar correlativamente, que los delitos que pudieron haber cometido personas particulares hace treinta años están prescriptos, es decir, legalmente venció el plazo para investigarlos. Es evidente que no han leído o tomado en cuenta los Considerandos de la sentencia recaída en la causa nº 13, o sea la que se siguió a los excomandantes en jefe, pasando por alto que la sentencia emanada de la Cámara Federal, fue confirmada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.


domingo, febrero 03, 2008

Capítulo 189 - Si la Cámara Federal se Hubiera Expedido en la Actualidad Sin Duda Habría Incursionado Sobre los Protocolos Adicionales

(continuación)

Empero nada dijo aquel Tribunal sobre la supuesta comisión de delitos internacionales, que se les pudiera imputar a esos procesados. Conociéndolos a quienes eran sus integrantes para esa época, no tengo la mínima duda que si así no lo hicieron es que ellos consideraron que, al menos en esa época, no era oportuno, adecuado y ajustado a Derecho adoptar una medida como ésa. Recordemos que, entre otras razones, la Cámara sostuvo taxativamente que “está fuera de discusión que a partir de la década de 1970, el terrorismo se agudizó en forma gravísima, lo que se manifestó a través de los métodos empleados por los insurgentes; por su cantidad; por su estructura militar; por su capacidad ofensiva; por su poder de fuego; por los recursos económicos con que contaban proveniente de la comisión de robos, secuestros extorsivos y variada gama de delitos económicos; por su infraestructura operativa y de comunicaciones; la organización celular que adoptaron como modo de lograr la impunidad; por el uso de la sorpresa en los atentados irracionalmente indiscriminados; la capacidad para interceptar medios masivos de comunicación; tomar dependencias policiales y asaltar unidades militares. En suma, se tiene por acreditado que la subversión terrorista puso una condición sin la cual los hechos que hoy son objeto de juzgamiento posiblemente no se hubieran producido.”

Además de pronunciar tal aserto, fruto del examen ilustrado de los elementos de juicio adquiridos en el curso de la causa, señaló la Cámara, algo que ha quedado en el olvido, que ilustra acabadamente la gravedad de la situación institucional, ante el azote del terrorismo subversivo de esa época. Nos dice este tribunal que “admite que esos episodios constituyeron una agresión contra la sociedad argentina y el Estado, emprendida sin derecho, y que éste debía reaccionar para evitar que su crecimiento pusiera en peligro la estabilidad de las instituciones asentadas en una filosofía cuya síntesis, imposible de mejorar, se halla expuesta en la Constitución Nacional.”
(La Sentencia, págs. 733/734)

viernes, febrero 01, 2008

Capítulo 188 - El Poder Judicial de la Nación Argentina Declaró que en Nuestro País Hubo Una Guerra Revolucionaria



(continuación)






Videla y Carlos Ruckauf

Se nos dice se nos insiste hasta el hartazgo, que ellos, los subversivos, defendían a la entonces vicepresidente en ejercicio del Poder Ejecutivo. La versión citada, originada en las propias filas subversivas, a todas luces es una felonía. Evidentemente destinada a engañar a los poco avisados, a los de floja memoria y sobre todo a los jóvenes que no se encontraban o eran muy niños en esa época. Estos sujetos explotan la ignorancia de ellos, puesto que al no ser testigos directos, son carne de cañón para aceptar casi sin examinarlos, los datos que se les suministran, en algunas ocasiones, en forma aviesa y tramposa demostrando el poco respeto que se les tiene.

Con el refrendo de sus Ministros: Damasco, Garrido, Emery, Corvalán Nanclares, Ruckauf y Arrighi la ocasional titular del Poder Ejecutivo de ese entonces, la legítima autoridad elegida por el voto mayoritario de la población, dictó el decreto Nº 2.452, sosteniendo que ¨ ...el país padece el flagelo de una actividad terrorista y subversiva que no es un fenómeno exclusivamente argentino... ¨; que esa actitud subversiva constitucionalmente configura el delito de sedición; que no se trata de prescripciones o discriminaciones ideológicas, toda vez que nada justifica la asociación ilícita creada para la violencia y los hechos que la produzcan o fomenten. Señalando que en tal situación se encontraba ¨...el grupo subversivo autodenominado Montoneros, sea que actúe bajo esa denominación o cualquier otra... ¨. Y ampliando esa norma, por el similar Nº 4.060/75, declaró la ilegalidad del Partido Auténtico, fachada legal que encubría el accionar de aquella organización subversiva. O sea, el Poder Ejecutivo, actuó como cualquier gobierno que legalmente defiende las instituciones. No hacerlo hubiera traicionado a la Constitución Nacional. ¿Y que hicieron los guerrilleros que “defendían” al gobierno constitucional?

Esa decisión gubernamental fue respondida el siguiente día 19 con el secuestro de los empresarios Juan y Jorge Born y el asesinato de uno de los directores de la misma empresa y del chofer que conducía el automóvil en que éstos se desplazaban y del custodio de los mismos; y con el asesinato del jefe de la Policía Federal, Comisario Alberto Villar y de su esposa, el subsiguiente 1 de noviembre.
El decreto citado en primer término, habla por sí solo, en cuanto refleja con precisión la precaria y peligrosa situación en la que se encontraba la Argentina, para esa época. La situación, a la que hace referencia, es la misma a la que alude el decreto del Dr. Alfonsín. Podemos discrepar en cuanto a la calificación de las acciones de los subversivos, pero que existió en nuestro país una Guerra Revolucionaria, existió. Y así lo reconoció la misma Cámara Federal que condenó a los integrantes de las Juntas militares