jueves, setiembre 23, 2010

Capítulo 334 - Argentina deja de lado la jurisprudencia internacional al juzgar a los imputados por violación a los DD.HH.

(continuación)
Reseña la contradicción en la que incurre la Corte Suprema cuando destaca "en oposición a su propia doctrina como tribunal y contra las opiniones publicadas de alguno de sus miembros, que si bien la imprescriptibilidad fue introducida formalmente en nuestro Derecho con posterioridad a los hechos que se estaban juzgando, existía como principio internacional desde mucho tiempo atrás y figuraba implícita en el derecho consuetudinario internacional o jus cogens. Por tanto, de acuerdo con la decisión de la Corte, no se estaba violando el principio nullum crimen, nulla poena sine lege.

Sin embargo, al toparse con su propio razonamiento, a la hora de decidir qué principios deberían emplearse frente a los miembros de grupos terroristas, la Corte argumentó que los invocados precedentes consuetudinarios del Derecho Internacional únicamente resultaban aplicables a los agentes del Estado o a quienes hubieran operado bajo el amparo de ellos. Éste es, en líneas muy generales, el centro de la discusión.”.

No nos explicó la Corte Suprema de Justicia, la etiología de tal audaz y taxativa afirmación principista. A nuestro parecer, carece de sustento jurídico
. La jurisprudencia al respecto de este Tribunal encuentra contradicción con lo que sostiene la Organización de las Naciones Unidas. Recordemos que sus resoluciones son obligatorias para los Estados miembros. La siguiente noticia es reveladora de esta extraña contradicción con la mayoría de los tribunales internacionales. En efecto, el 13 de septiembre de 2010, se publicó en la web de esa organización internacional que “la oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos en Colombia expresó hoy profunda preocupación por la falta de respeto al derecho internacional humanitario por parte de los grupos armados ilegales en ese país. En un comunicado indicó que en la primera mitad de septiembre se registró una escalada de enfrentamientos violentos entre policías, militares y grupos armados que ha causado la muerte de 56 personas y dejado más de 50 heridos.El representante de la Alta Comisionada en ese país, Christian Salazar subrayó que han recibido informes de ejecuciones de policías con tiros de gracia, incineración de heridos, y uso de armas prohibidas por el derecho internacional. Salazar dijo que la Oficina de la ONU ha emprendido una investigación sobre estos casos que de confirmarse podrían constituir crímenes de guerra. Agregó que algunas de estas acciones habrían sido cometidas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP).
La Oficina recordó a los grupos armados ilegales que el respeto de las normas humanitarias es obligatorio, y que su violación puede constituir crímenes imprescriptibles, sin posibilidad de amnistía, indulto o perdón.”.


Insistimos, nuestra Corte Suprema afirma que “ ( …) los invocados precedentes consuetudinarios del Derecho Internacional únicamente resultaban aplicables a los agentes del Estado o a quienes hubieran operado bajo el amparo de ellos (...)".

La oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los los derechos humanos en Colombia, no comparte tal punto de vista. Nuestro Mas Alto tribunal aplica una doctrina aislada internacionalmente ya que en el plano internacional no se opina de esa forma. Lejos de nosotros interpretar que exista una mala intención en algunos de sus integrantes, que postulan tamaña arbitrariedad. Pero, lamentablemente, debemos concluir que no existen elementos de juicio que permitan avalar tal conclusión. Los antecedentes jurisprudenciales, en ciertos casos, es indudable que han sido manipulados por ciertos elementos interesados en exonerar de responsabilidad penal a subversivos autores de hechos de sangre.
La titular de esa oficina señaló: " (...) Estas acciones constituyen infracciones a los principios de proporcionalidad y de protección de heridos y personas fuera de combate, así como de la prohibición de usar determinados métodos y materiales de combate, que, entre otras cosas, causen daños superfluos o sufrimientos innecesarios.
Estas infracciones podrían constituir crímenes de guerra. La Oficina recuerda a los grupos guerrilleros que el respeto de las normas humanitarias en el desarrollo de hostilidades no es de libre elección, sino de obligado cumplimiento, y que sus infracciones pueden constituir crímenes imprescriptibles, no susceptibles de amnistía, indulto o perdón.

Al insistir en la necesidad de buscar una paz sostenible, por medio del diálogo y la negociación, la Oficina llama a todas las partes del conflicto a aceptar y a acatar en su integridad el Derecho Internacional Humanitario. La Oficina exige a los miembros de los grupos armados ilegales la liberación inmediata y sin condiciones de todas las personas secuestradas, incluidas las retenidas por razón del conflicto, la liberación de todos los niños, las niñas y los adolescentes que han reclutado en sus filas y el cese de su utilización, y que pongan fin a la producción y uso de minas antipersonales.". (http://www.hchr.org.co/publico/comunicados/2010/comunicados2010.php3?cod=31&cat=81).
Recordemos una vez mas, que los grupos de irregulares, de terroristas subversivos, no registran dependencia con ningún Estado, al menos dependencia conocida. La ONU no los trata como "población civil" agredida por los actores de un conflicto armado no internacional, sino que les otorga un trato de beligerantes.
La opinión de la Oficina de la Alta Comisionada para los derechos humanos en Colombia, es la opinión de la organización de las Naciones Unidas. La postura de la Argentina es una postura aislada, que no tiene antecedentes y que es acompañada solamente por los que son los compañeros de ruta de los ideólogos de la subversión. En el supuesto hipotético, de que quienes estén equivocados sean la Oficina de la Alta Comisionada, la misma ONU y los Tribunales Internacionales creados por el Consejo de Seguridad de ese Organismo y la misma Corte Penal Internacional, tendríamos que concluir que la razón está de parte sólo de nuestros magistrados. Y como los tribunales y organizaciones internacionales, no acompañan tal singular tesitura, tendríamos que calificar a las sentencias de esos tribunales como injustas. Entendemos que, adoptar esa postura es una necedad. No podemos cometer el pecado de soberbia y señalar que todos están equivocados y que nosotros somos dueños de la verdad.

Capítulo 333 - Actitudes de la justicia argentina que rozan la arbitrariedad.




(continuación)Pero, habida cuenta tal singular temperamento que adopta nuestra justicia, hemos podido observar que a pesar de considerar los fallos de los tribunales internacionales, como una de las fuentes principales de jurisprudencia en los casos que le son sometidos, nuestra Corte Suprema extrañamente, selecciona in malam parte tales casos ya que imita, copia solamente las resoluciones de esos tribunales, que permitan agravar la situación de los imputados, cuando ellos revisten la calidad de miembros de las fuerzas armadas o de seguridad. Cuando se trata del sometimiento a la justicia de los subversivos, no se acude al expediente de aplicar la jurisprudencia internacional a ellos, puesto que se considera que debieron ser juzgados por el derecho interno de la Argentina. Los delitos que le son imputados, según esta extraña postura, sin sustento legal ni jurisprudencial alguno, nunca pueden ser calificados como delitos internacionales ya que son delitos penales ordinarios.

La singular postura de la Corte Suprema de Justicia, en cuanto taxativamente hace a un lado la interpretación que de las normas internacionales, efectúan afamados tribunales especializados en este tema, revela que no ha tomado en cuenta nuestro mas Alto Tribunal, que no es posible efectuar una calificación de acciones, que se encuentren subordinadas legalmente a normas internacionales, como si se tratara de "derecho de cabotaje". Recordemos, por ejemplo, que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, de antiguo ha reconocido autoridad a la jurisprudencia surgida de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, "como guía para la interpretación de los preceptos convencionales (Fallos 315:1492 y 318:514).

Este doble estandard axiológico, en el juzgamiento de los imputados miembros de esas fuerzas, en un caso, y de los subversivos, en otro caso lleva a soluciones de suma iniquidad, injustas y arbitrarias. No somos nosotros los que hemos descubierto la pólvora, al respecto. Un brillante, sagaz e inteligente jurista el doctor Carlos A. Manfroni, en un excelente trabajo que ha titulado "El Doble Estandard de la Corte en Materia de Derechos Humanos", que hemos podido ubicar por suerte en Internet, nos ayudará a ilustrarnos al respecto. Desde ya le pedimos las disculpas del caso por abusar de la mención que haremos acerca de sus conclusiones. Pero realmente bien vale la pena contribuir a divulgar el trabajo de su autoría, ya que en manos de profesionales idóneos sin duda será una singular constribución a la individualización de la eventual sanción penal, o a una eventual absolución. Nos ofrece un brillante y sesudo estudio, donde se ocupa especialmente de destacar ejemplos de esta duplicidad en la valorización de las conductas, según quien sea el imputado.

Comienza por señalarnos Manfroni que "el recorrido doctrinario desde un minimalismo que –en ciertas ocasiones- ha llegado a impugnar expresamente el sentido de la existencia misma de la pena, hasta la invocación de la costumbre como fuente de tipificación penal y, ya de regreso y al amparo de su propia ambigüedad, la adjudicación de ciertos elementos inexistentes en la citada costumbre, pero cuya introducción resulta funcional a la impunidad de grupos terroristas. El resultado ha sido, contra lo que ellos mismos tanto proclamaron, el arrasamiento de toda certidumbre y garantía en el ejercicio del poder punitivo del Estado”.

jueves, setiembre 16, 2010

Capítulo 332 - La mentira marxista en el plano jurídico y el uso inmoral de la Justicia argentina

(continuación)
Dijimos anteriormente que, la falsedad que persistía, era uno de los principales atributos de los ideólogos de la subversión castro-marxista actuante en nuestro país. No podemos dejar de señalar que el proceder de ellos, su metodología, podría merecer la calificación de sobresaliente, si no fuera que entramos en un terreno fangoso que no permite llegar a tales extremos, so pena de alabar a tales asesinos. Lo que no constituye nuestro objeto, por cierto. Pretendemos demostrar la hipocresía en que incurren. Tanto cuando decidieron entablar esa guerra sucia, trapisondera, sorda y maquiavélica, como cuando finalizada ella, trasvestidos de vulgares ciudadanos, los vemos ejerciendo sus profesiones. Si son abogados, han llegado a fiscales, jueces, camaristas, utilizan llas instituciones como herramienta de destrucción de una persona o eventualmente a las O.N.G. Desvirtuando sus fines generosos, si son políticos han trepado lamentablemente a jerárquicos puestos gubernamentales, donde se deciden plantear la guerra -para ellos sigue existiendo la contienda aunque planteada en otro terreno – en otro plano: el jurídico. Acudiendo al gramscianismo en su totalidad, corregido y aumentado, para su aplicación entre nosotros. Desde allí hacen todo lo necesario como para poder exhibir a sus anteriores enemigos, como trofeos de caza, ocupando inmundos lugares en edificios que ellos denominan cárceles. Edificios que han sustituído, en este caso, a las conocidas "Cárceles del pueblo". Utilizadas por ellos en la guerra sucia, con el fin de albergar a civiles y militares privados ilegítimamente de su libertad personal. Curiosamente llega al centenar quienes fallecieron en circunstancias mas que dudosas, mientras ocupaban esos lugares. Una forma harto elíptica, un eufemismo que señala la aplicación de hecho de la pena de muerte, en la Argentina. Es ingresar allí, como ingresar a la antesala de la muerte. Quien es detenido, imputado por violación de los derechos humanos, es una víctima mas de la venganza judicial. O sea estamos ante la utilización, como arma ideológica, de la institución judicial, en la Argentina. Herramienta que les permite, por ahora, saborear las mieles del triunfo, a costa de la violación de los derechos humanos de sus "enemigos".

La aplicación desvirtuada, que se hace de los principios del derecho internacional humanitario, permite arbitrariamente, no sólo privar de la libertad a los "enemigos" en esta guerra que subsiste, sino hacerles sufrir todo tipo de humillaciones, durante la etapa de encierro. O sea se permite que sean víctimas de actos que, internacionalmente hablando, se considera tortura. Y la sociedad, ante tal actitud, no reacciona. Pasmosa y patológica su singular pasividad. No le interesa.

Se nos dice, como ya lo hemos comentado, que los otrora subversivos no pueden ser sometidos a la Justicia, por cuanto los delitos que oportunamente le han sido imputados, dado el tiempo transcurrido, han prescripto. Cuando se ha pretendido calificar ciertos comportamientos graves, configurativos de delitos de lesa humanidad o de crimen de guerra, las víctimas o los damnificados encontraron una valla. Un muro contra el que se estrellaron, ya que alegó la justicia que se trataba de delitos comunes y por lo tanto podían haber sido indultados, como que los fueron, y podían ser declarados prescriptos, lo que ha sucedido dado el lapso transcurrido. Hemos citado anteriormente, casos en los que la Corte Penal Internacional, ha resuelto que este singular y trasnochado criterio de valorar lo actuado por los asesinos subversivos, no se ajusta a lo que surge de la normativa internacional aplicada por ese tribunal. El propio Fiscal de la C.P.I. el doctor Luis Moreno Ocampo ha rubricado solicitudes de procesamiento, de sometimiento a la ley internacional, de imputados civiles, sin ninguna o nula relación con un Estado, pero que integraban grupos de guerrilleros y a los que se les imputó haber cometido delitos de lesa humanidad o crímenes de guerra.

lunes, setiembre 13, 2010

Capítulo 331 - El comunismo intentó justificar sus tropelías contra la democracia


Se interroga el distinguido historiador español D. Pío. Moa: "¿Por qué han tenido tanto éxito esas mitificaciones propagandísticas? Ante todo porque corroboran otro mito más fundamental, generador de todos los demás: que la guerra civil consistió en la lucha entre la democracia y el fascismo, entre el progreso y la reacción, entre la libertad y el oscurantismo. De ahí que los crímenes del Frente Popular tiendan a disculparse o minimizarse como simples excesos ocasionales, mientras que al bando contrario pueden achacársele sin remordimiento todos los crímenes, reales o inventados.
Actitud que se ha repetido, en la Argentina, a pesar de los años transcurridos. En nuestro país es conocida la calificación que repite hasta el hartazgo, el oficialismo, cuando al referirse a los sanguinarios subversivos, los cataloga como "jóvenes idealistas". Esta denominación no engaña al menos avisado. Nadie, absolutamente nadie creé a pie juntillas, las mentiras tendientes a disculparlos o a minimisar sus excesos y su conducta vesánica. Es absurdo pretender que la sociedad se trague la afirmación de que, poco menos, iban al combate con comunión previa y rezando el Rosario.
Las maniobras ropagandísticas de esa época, antes, durante y después de la Guerra Civil, tiene como efecto actual la justificación de las tropelías contra la democracia surgida de la transición –es decir, del franquismo–. Y sin embargo es ese mito generador el más endeble de todos. Surge el interrogante sobre qué motiva la persistente referencia a lo sucedido durante la Guerra Civil de España. Muy sencillo, los episodios que recrudecieron al inicio de la década del 30 en España, no son mas que eslabones que posiblemente, aislados, no nos permite apreciar en toda su dimensión un fenómeno que estaba ocurriendo en el Mundo para esa época. En efecto, quien aprecie a la distancia del tiempo, que lo ocurrido en ese país, no tiene absolutamente nada que ver, con lo que durante la década del 70 ocurrió en Latinoamérica en general y en Argentina en particular, puede ser tildado justificadamente de ignorante o de ingénuo.
Una visión objetiva de los eventos sucedidos allí en ese particular escenario, nos permite establecer que se ha intentado por parte del comunismo, derribar a todo gobierno que no responda a los intereses de la central de Moscú. La circunstancia de que España no haya caído en manos de los comunistas, se debe al triunfo mal o bien, del generalísimo Francisco Franco. Con todos sus defectos y con todas sus virtudes.
No creo que esté demás recordar a los lectores que los sucesos habidos allí, en territorio español, estuvieron interesadamente rodeados de un halo romántico, que ocultaba la verdad de lo acontecido. Nos dijeron en nuestra niñez que la lucha se libraba entre las fuerzas de la democracia y las del totalitarismo.
Como es de práctica en ellos, los comunistas han tratado por todos los medios, de ocultar que se habían cometido delitos de lesa humanidad en el territorio bajo jurisdicción del gobierno de la II República. Se acudió a lo podríamos denominar ajuricidad en la forma de presentar los hechos, de manera tal que en forma automática, una vez enterada la opinión pública de su versión, de la " historia oficial", automáticamente se inclinará por defender a los que considera defensores de la democracia. A su vez simétricamente la sociedad sentirá repulsa por quienes se alzaron contra sus gobernantes. En la Argentina y en los otros países, donde los partidarios de esta sanguinaria ideología, conspiraron para hacerse del Poder, apelaron a este subterfugio con el propósito de lograr la adhesión de otros sectores mas tibios. Es así que se exponen ante la opinión pública, como defensores de la democracia y, sutilmente, emplean también un término que han consagrado, "Derechos Humanos". Estos grupos sin sentimiento humanitario alguno, apelan cínicamente a los mas nobles sentimientos de la sociedad. Con éxito, debemos reconocerlo. Inocultablemente, no pueden simular lo que en el fondo intentan en la sociedad. A tal fin, tienen presente las palabras de Antonio Gramsci quien expresó oportunamente que "cualquier movimiento revolucionario si quiere serlo realmente, tiene que ser precedido por una profunda reforma intelectual y moral, por una transformación radical de la conciencia de las gentes. La hegemonía es una reforma de la conciencia de los agentes sociales." Por lo tanto, la reforma social se constituye para Gramsci en el proceso de emancipación política, moral y cultural de las clases subalternas.
No se hace mención, por lo general se oculta, que en España, los socialistas se declararon en pie de guerra, contra el democrático gobierno de España, surgido de las elecciones libres realizadas en 1933. Observando idéntica conducta, y en alianza con los comunistas y los anarquistas, en octubre de 1934, es decir al año siguiente de ellas, se produce un alzamiento intentando derribar al legítimo gobierno de la democracia. Nadie conoce esta rebelión, sofocada por cierto por el gobierno de esa época. Curiosamente, debemos señalar que uno de los principales jefes militares, de la fuerzas leales a la II República destinadas a aplastar a los sublevados en armas contra el gobierno, fué el general Francisco Franco, quien fuera mas tarde dictador de España. Nadie condena ni condenó a quienes instigaron el golpe de Estado referido. Ningún organismo internacional condenó a estos grupos. Ni para esa época ni luego a lo largo de los años. Los partidos citados, durante el conflicto permanecieron unidos, a pesar de que eran inconciliables entre sí. Al punto que se produjeron dos conflictos, lo que llaman "dos pequeñas guerras" entre los socialistas, los comunistas y los anarquistas. Los eventos armados citados, produjeron detenciones ilegítimas, torturas y asesinatos, en mayo de 1937 en Barcelona y en marzo de 1939 en Madrid, casi a la finalización de la guerra civil. Ya el bando de los denominados republicanos, lo eran sólo de nombre, ya que quienes lo integraban, no se llamaban así ni usaban tal denominación. Era lo que podríamos llamar ahora una suerte de rejuntado de diversas facciones, anárquicas entre sí. Si remotamente algo unía sus fuerzas, aunque parezca mentira, era su admiración por el dictador José Stalin, considerado un defensor de la "democracia". Nada se dice que Franco decidió permanecer independiente a las presiones que recibía, tanto por parte de los aliados como de las potencias europeas del Eje. Lo que se puso de relieve en la conocida crisis de Munich, en septiembre de 1938, ya que en esa ocasión declaró su intención de hacer lo necesario para que España permaneciera neutral en un eventual conflicto entre la democracias y los partidarios nazifascistas. La decisión del generalísimo, causó indignación tanto en Berlín como en Roma.
En cambio, la autoridad de José Stalin sobre los integrantes del Frente Popular fue dable apreciarla conforme lo sucedido en esa época. El conocido como "Lenín Español" o sea Largo Caballero, los catalanes y los anarquistas fueron barridos del mismo, por orden de Moscú. Quien en cambio quedó en el poder fue el líder socialista Negrín, ligado al comunista moscovita, por el envío de las reservas de oro del Estado español, a Rusia. Se reveló en estudios reralizados, que el partido comunista de España obró como agente del dictador José Stalin, lo que reconoció en toda oportunidad y sintiéndose orgulloso de haber procedido de esa forma.
La versión que se conoció a lo largo de los años, pasa por alto, entre otras, las circunstancias citadas anteriormente. Acreditándose, sin duda, a los comunistas la posibilidad de la persistencia de tal falsedad.Constituyendo ella uno de los logros propagandísticos mas notables del siglo XX.
Como señala Pío Moa la democracia no fue un valor en juego en la Guerra Civil " ( ...) pues las convulsiones republicanas habían hecho perder la fe en ella a casi todo el mundo. Los nacionales tampoco lucharon por la democracia, sino por la idea más básica de la unidad de España y la religión frente a los exterminadores de esta. Fue una contienda entre la tendencia autoritaria y unitaria de los nacionales, y la totalitaria y disgregadora de los que entonces se llamaban a sí mismos "rojos" o –con plena falsedad– "republicanos". (Art.de Pío Moa de Libertad Digital)

sábado, setiembre 11, 2010

Capítulo 330 - Puntos débiles de la Justicia Internacional


La aplicación de la teoría de la autoría mediata construida por la dogmática alemana exige que la organización funcione como una totalidad al margen del Ordenamiento jurídico, ya que si actúa ligada a los principios propios de un Estado de Derecho, sometido a la ley, “la orden de ejecutar acciones punibles no sirve para fundamentar el dominio porque las leyes tienen el rango mayor y por norma excluyen la ejecución de órdenes antijurídicas y, con ello, el poder de la voluntad del inspirador”.La Justicia Internacional, tiene sus puntos débiles, lo que no ayuda a su eficacia y conspira contra los fines que se tuvieron en consideración al crearla.
Hemos observado que finalizada la Segunda Guerra Mundial, se denunciaron en distintos ámbitos territoriales, la comisión de delitos de lesa humanidad, imputados no sólo a los ejércitos del Eje, sino a fuerzas integrantes de los Aliados. Con excepción de la constitución de diversos tribunales militares, que se ocuparon de juzgar a los imputados de esos delitos internacionales integrantes de las fuerzas militares del Eje, con respecto a los delitos atribuidos a otros imputados ajenos a ese bando, al pertenecer a las fuerzas de los vencedores, como es lógico, nada pasó. Primer paso a una controversia que se fue abriendo con el correr de los años. Se alega que, en la aplicación de esta Justicia, brilla por sus fueros la absoluta carencia de una justicia integral. El tiempo, en lugar de ir remediando sus falencias perfeccionándola, la va deformando en su praxis judicial. De allí a reflexionar que la justicia que se ocupa solamente de los enemigos, e ignora los mismos eventos criminosos concretados por los amigos, no es justicia, media un solo paso. Examinando ciertos eventos, y acudiendo incluso a los denominados "Principios de Nuremberg" hemos podido constatar que aun queda un largo trecho por recorrer. Y no se debe a la carencia de técnica de los juristas que se han ocupado de la implementación de los organos jurisdiccionales, sino de un defecto que como todo defecto no corregido volitivamente, es humano. Con todas las imperfecciones que encierra esta calidad. Recordemos que, con el correr de los años, se advirtió la comisión de delitos de esta naturaleza, al descubrirse fosas, en distintos lugares donde hubo contienda bélica durante ese lapso, pero las masacres no fueron nunca investigadas, eludiéndose de distintas formas, intencionalmente, o por inercia llevar a cabo tal cometido inquisitivo. Tratándose de violación a los derechos humanos, calificadas como delitos internacionales, esta omisión es imperdonable. Otro tanto se podría decir en cuanto al incumplimiento de algunos países, en ciertos casos, de sus obligaciones convencionales relacionadas con el cumplimiento irrestricto, de normas destinadas a lograr la sanción penal de los imputados por delitos internacionales. Pero éste es otro capítulo, que trataremos oportunamente. Es de imaginar la sorpresa de los jueces españoles, al ver que no sólo en España la historia es tergiversada, al punto que la tarea de los historiadores, suelen practicarla quienes no lo son. Los resultados no son alentadores. No sólo los jueces se habrán sorprendido. Cuando se reciben distintas actuaciones judiciales, como las que ha enviado desgraciadamente nuestro país, realmente pienso que hemos pasado por una vergüenza internacional. Está fresco todavía en mis recuerdos lo relacionado con la tramitación de rogativas internacionales, que no podían ser viabilizadas por el Estado español, por las gravísimas carencias de ella. Como anécdota, no puedo olvidarme que hasta se ofreció el Estado español a "enseñar" como se debe tramitar seriamente una rogatoria, un exhorto o una súplica como quiera llamarse al pedido. el caso de la extradición que la Argentina solicitó de Isabelita, donde en forma harto delicada, se nos dice que considerar que ella habría cometido delitos de lesa humanidad, como los imputados, por las razones que abona el expediente judicial cabe presumir, con acierto, que se trata de una falacia destinada a perjudicar a la encartada. No lo dice abiertamente, pero lo deja traslucir perfectamente. Sin lugar a dudas. Como dijimos antes, existen circunstancias que ningún juez español puede ni se atreve a dejar de lado, salvo que intente prevaricar.
Recordemos que España ha sufrido una guerra civil que costó un millón de víctimas. En tales condiciones, en la actualidad, antes de opinar con respecto a lo ocurrido, se piensa dos veces. No se piensa a la ligera. Lo que es fruto de los padecimientos sufridos en el lapso que media entre la abdicación del Rey Alfonso XIII, los atentados terroristas, incendios de iglesias, asesinatos de sacerdotes, profesionales, militares y ciudadanos simples, ocurridos desde el principio de la década del treinta, el alzamiento de Asturias en 1934, la iniciación de la Guerra Civil años mas tarde y durante la dictadura de Franco. Episodios que marcaron límites difíciles de olvidar. Sin embargo, aun así, vemos que los partidarios de los extremismos, aun siguen empecinados en su postura ideológica, pensando que el fin justifica los medios. No podemos pasar por alto, la sorpresa de algunos juece españoles, al advertir sin retaceos, en algunos casos, que se les presentan actuaciones calificadas irreverentemente como violación a los derechos humanos, cuando en realidad encubren una aparente maniobra que nada tiene de moral. Quien vive en España, aunque no lo quiera, involuntariamente es presa del pasado. Pero ello se mantiene una actitud mas que prudente, en cuanto al juzgamiento de lo que sucedió en la Madre Patria en el lapso que media entre la II República, la Guerra Civil y la dictadura franquista. No es fácil para ellos dejar de lado el derecho nterno, como hacemos nosotros, y aplicar sin mas normas internacionales, interpretadas a piaccere. Como para muestra basta un botón, acudamos a las manifestaciones del escritor español Antonio Muñoz Molina, quien en declaraciones publicadas en Libertad Digital del 3 de agosto de 2010, nos dio acabadas muestras de equidistancia y de mesura cuando señaló que "no se puede volver atrás y usar el pasado como lo hace Zapatero". "Parece que aquí no se hace otra cosa que hablar de Guerra Civil y de toros, claro. Y así no se afrontan los problemas reales de un país que tiene un 20 por ciento de paro y un 30 por ciento de fracaso escolar", lamentó Muñoz Molina en una entrevista que publica hoy el diario italiano Corriere della Sera. Según el escritor, "no se puede hablar de Guerra Civil" como si los españoles "estuviésemos divididos como entonces", ya que ha transcurrido "demasiado tiempo" y ello no corresponde, afirma, "ni a los políticos, ni a los jueces, sino a los historiadores". ( …) "La España de 1936 era rural y analfabeta y estaba aislada económicamente. La de hoy no tiene nada que ver con la de entonces. Es una obviedad que no podemos olvidar. Si nos referimos continuamente al pasado no entendemos el presente", alertó el autor de "La noche de los tiempos", su última novela, con la que viajó a los últimos meses de la Segunda República, la Guerra Civil y el exilio. ( …) El escritor afirmó que "hoy en día, los políticos e intelectuales se niegan a aceptar su propia historia al completo y no quieren ver los errores cometidos por su propio bando". Y sostiene que en España hay una paradoja: "Se habla obsesivamente del pasado, pero no se conoce casi nada, sólo versiones partidistas"."Aunque los historiadores hayan hecho bien su trabajo", reflexiona, "aún hoy no se es capaz de tener una visión de conjunto".¿Por qué han tenido tanto éxito esas mitificaciones propagandísticas? Ante todo porque corroboran otro mito más fundamental, generador de todos los demás: que la guerra civil consistió en la lucha entre la democracia y el fascismo, entre el progreso y la reacción, entre la libertad y el oscurantismo. De ahí que los crímenes del Frente Popular tiendan a disculparse o minimizarse como simples excesos ocasionales, mientras que al bando contrario pueden achacársele sin remordimiento todos los crímenes, reales o inventados. Ello tiene como efecto actual la justificación de las tropelías contra la democracia surgida de la transición –es decir, del franquismo–. Y sin embargo es ese mito generador el más endeble de todos.
El bando supuestamente demócrata se componía de comunistas, anarquistas, socialistas, republicanos de izquierda, nacionalistas catalanes y separatistas vascos. ¿Podemos creerlos defensores de la libertad, etcétera? Pocos sostendrán hoy en serio que el anarquismo o el stalinismo fueran demócratas, pero mucha gente tiene la errónea impresión de que los socialistas y los republicanos de izquierda sí lo eran. En cuanto a los republicanos, advirtamos de entrada que apenas tuvieron peso en el Frente Popular de la guerra: eran partidos pequeños, mal organizados, intrigantes y mal avenidos entre sí, y, como indicó su líder principal, Azaña, la mayoría de sus jefes salió del país en cuanto empezaron los tiros. Por todo ello, no podían dar carácter al Frente Popular. Pero además nunca fueron demócratas ni admitían alternancia en el poder. Una clave de la guerra civil fue que esos republicanos rechazaron la victoria electoral de la derecha moderada en 1933, respondieron a ella con intentos golpistas y terminaron aliados con las izquierdas más extremistas y violentas, y supeditados a ellas.
Mucho peor fue el caso del PSOE. Este partido había colaborado con la dictadura de Primo de Rivera, y por eso había llegado a la república como el partido más numeroso, disciplinado y mejor organizado de la izquierda. Su política desde 1933 era prácticamente bolchevique, y su jefe, Largo Caballero, recibió el mote elogioso de el Lenin Español. Largo y otros líderes, en especial Prieto, marginaron a los socialistas moderados de Besteiro y organizaron la insurrección armada, concibiéndola como guerra civil, para imponer su propia dictadura. Lo intentaron en octubre de 1934, causando 1.400 muertos, y fueron derrotados. No por ello cambiaron de actitud, y en 1936 volvieron a crear un proceso revolucionario. El PSOE fue el núcleo decisivo de las izquierdas españolas hasta que los comunistas lo desplazaron, en el curso de la guerra. Era un partido marxista, no democrático, y el principal causante del hundimiento de la república y de la democracia.