Acto en la AMIA, con integrantes del PEN.
(continuación)
No debemos hacer a un lado que, lamentablemente,
hemos sido blanco de uno de los atentados más graves
de esta región del mundo.
Posiblemente el más grande de toda Latinoamérica. Y hemos sufrido todos, ya que
no fue dirigido a un determinado núcleo de la población, las consecuencias de
tal aberrante accionar. ¿Y cómo hemos reaccionado ante la comisión del delito de lesa
humanidad? ¿Cómo hemos reaccionado ante la secuela de
terror y muerte que nos ha damnificado? Cuando
nos referimos a la AMIA nos referimos a la “Mutual Israelita”, como si
este acto de terrorismo, este grave acto de terrorismo no hubiera sido dirigido
a los habitantes de nuestro país, a los argentinos. ¿Qué se hizo a fin de investigar quien o quienes fueron los autores del atentado terrorista?
Hasta mediados de
la década del 2.000 (sic), se produjeron tantas irregularidades en el proceso penal,
instruido con el fin de individualizar al o a los autores del acto de terrorismo
en perjuicio de la AMIA, que hasta Irán en la década
del 90, elevó sus quejas al organismo destacando las arbitrariedades públicas y notorias ocurridas durante la sustanciación del mismo, con lo que logró que se suspendiera la vigencia de las circulares rojas emanadas de Interpol. Tal suspensión,
en aquella década fue finalmente dejada sin
efecto, contra los pedidos de Irán y la Justicia clasificó prima facie, el acto terrorista
investigado, como delito de lesa humanidad. Algunos comentarios que
circularon para ese entonces daba cuenta que ése era el remedio al que se había
acudido, a fin de evitar que la acción penal
prescribiera. La solución a la que se apeló se nos ocurre que se encuentra teñida con una suerte de
inmoralidad, ya que se perjudicaba a los
imputados, en aras de la realización de una injusticia. O sea el fin, en ese caso,
justificó los medios. Tal fue el apotegma que se usó, en la primera etapa de la
investigación. Vemos entonces
que la epidemia de inmoralidad, de absoluta falta de ética nos legó su
metástasis.
Los actos llevados a cabo, con el pretexto
de investigar lo sucedido con la AMIA, deberían avergonzarnos como argentinos. Emprendimos el camino equivocado, en aras de un afán
de justicia que encubría el afán de concretar venganzas de otra índole, contra
personajes políticos bonaerenses de triste fama. Algunos fueron instrumentos dóciles o
ambiciosos de esas venganzas, otros aceptaron en forma
villana tal metodología. El cinismo y la
hipocresía campearon por sus fueros.
Volviendo a las
circulares rojas, señaló el fiscal Nisman, al ser entrevistado por Radio 10 AM,
que celebraba la actitud de Interpol "En todo momento, la actitud del gobierno de Irán ha sido totalmente de no colaboración y
obstrucción, no veo porque ahora
vayan a colaborar", dijo aunque admitió que "pueden suceder cosas
en política exterior". Por su parte, el fiscal Nisman dijo a radio 10 que la decisión de Interpol
"le da la razón a la Argentina, diciendo
que la investigación era seria y fundada,
y que había que darle crédito, cosa que no había ocurrido en el pasado". Nisman
señaló que "uno de los argumentos de Irán era que la justicia argentina no
era confiable y yo respondí que la justicia había dado una gran muestra de
transparencia, porque
cuando un juez había actuado incorrectamente (en
alusión a Galeano) fue la propia justicia la que lo apartó de su cargo,
lo destituyó y está siendo juzgado". Finalmente, el fiscal
precisó que Interpol
"tiene facultades para apresarlos en
cualquier lugar del mundo", aunque estimó
que "la sede de Interpol en Teherán no
los va a detener, sino que hay que esperar que
salgan del país".