jueves, agosto 27, 2009

Capítulo 259 - Durante El Gobierno de Alfonsín Los Guerrilleros Atacaron El Tercer Regimiento de Infantería De La Tablada

(continuación)

Reseñaron los denunciantes, ante el organismo interamericano de defensa de los Derechos Humanos, que el 23 de enero de 1989 “un grupo de 42 militantes del MTP (Movimiento Todos por la Patria” tomó la decisión de ocupar por asalto el cuartel militar del Tercer Regimiento de Infantería Mecanizada de la Tablada, provincia de Buenos Aires, República Argentina.” Fundamentan puerilmente tal actitud, ya que ellos revelaron que esta decisión se basó en que contaban en su poder con informaciones que revelaban que se iba a producir “un supuesto e inminente Golpe de Estado que estarían gestando militares capa-pintadas y -según su interpretación- encontraban su justificación en el artículo 21 de la Constitución Nacional, que establece la obligación de los ciudadanos a armarse en defensa de la Nación”.

Su actitud querulante, la maestría con la que se conducían, a sus anchas en el terreno que ellos eligieron revelaba que estaban en condiciones de desenvolverse en él. Era evidente que lo que para otros era un vallado, para estos señores era una facilidad, puesto que son maestros en ingresar en los espacios vacíos o sensibles de la democracia. Recordemos que, con anterioridad, hemos citado atentados cometidos por fuerzas subversivas, contra cuarteles militares, durante los gobiernos constitucionales del general Juan D. Perón y de María Estela M. de Perón.


En esas ocasiones, adoptaron los atacantes idéntica postura defensista de su artero accionar, ya que apelaron al mismo pretexto. Al parecer, se creían unos iluminados, encargados por un Ser Supremo, de velar por la vitalidad de una las instituciones mas caras a la salud institucional del pueblo argentino.

Los acontecimientos producidos como consecuencia del ataque e intento de copamiento del Regimiento 3 de Infantería “Gral. Belgrano” en La Tablada, conforman el último proceso revolucionario llevado a cabo por las Agrupaciones Subversivas que desataron la Guerra Revolucionaria en el país y han constituido, como surgirá de la lectura de este trabajo, un intento de llevar adelante, amparado por estructuras políticas reconocidas oficialmente, la posibilidad de volver a instaurar en la República los episodios de violencia, con la finalidad de repetir nuevamente los tristes acontecimientos de la Década del 70. Estos conceptos no son utópicos ni constituyen una fantasía, son reales porque así lo demuestran, los documentos capturados al enemigo luego de su aniquilamiento por las FF.AA. en la recuperación del cuartel, la recopilación de antecedentes oficiales donde se destaca la ineptitud para prevenir una acción de esta naturaleza y llevar adelante la investigación anterior y posterior a los hechos, como así también surge de las declaraciones de la máxima autoridad que comandó y dirigió el operativo. Me refiero al delincuente terrorista Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, quien lo hizo a través del “Movimiento Todos Por La Patria” (M T P), actuando como una organización de fachada del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-ERP).
La organización política “Movimiento Todos Por La Patria”, aparece directamente comprometida con la estructura de superficie del grupo armado que realizó el ataque al Regimiento 3 de Infantería, el 23 de enero de 1989, siendo presidente de la Nación el doctor Raúl R. Alfonsín. Los atacantes no hesitaron en atacar una base militar, durante un gobierno elegido por el pueblo. Muchos de sus integrantes, en especial los dirigentes Francisco Provenzano, Jorge Baños, Roberto Fellicietti y el sacerdote Antonio Puigianet intervinieron en el operativo militar, lo cual confirma por su filiación, una estrecha vinculación con elementos subversivos de la ultra izquierda.

miércoles, agosto 19, 2009

Capítulo 258 - Los Subversivos Utilizaron la Perfidia, Expresamente Prohibida En Las Convenios de Ginebra De 1949 y Sus Protocolos Adicionales

(continuación)


Pasados los años, nos encontramos ante una situación similar, pero insólitamente los mismos que aun en la actualidad, se resisten a calificar como conflicto armado no internacional, a la lucha entablada entre las bandas subversivas y las fuerzas militares que les hicieron frente en la década del 70, y como consecuencia de ello a calificar como beligerantes a las Fuerzas Armadas de nuestro país y a los subversivos que combatieron mediante la guerrilla y el terrorismo, son los que pretenden y apoyan que se califique como tal a las FARC en Colombia. No nos explican porque en ese país, serían beligerantes y en la Argentina, no. Las condiciones son exactamente las mismas. Un Estado constitucional que se defiende y guerrilleros que lo atacan mediante el uso de las armas, con el fin de derribarlo o de secesionar el país. Dos entuertos iguales y dos soluciones distintas. Por cierto que la clave de este punto de vista tan asimétrico se encuentra en la ideología que sustenta quien califica.

Es indudable que la calificación unilateral de “estado de guerra”, que haga una de las partes en conflicto, no es vinculatoria. Una banda subversiva, compuesta por un grupúsculo de delirantes, no constituye por cierto un bando faccioso. Se necesita indudablemente algo más. Creemos que es una cuestión fáctica. La aplicación de las normas que deben regir en un conflicto armado no internacional, en principio no es voluntaria, es ajena a la buena o mala voluntad de las partes en lucha. Dependerá de las circunstancias. La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, se ha pronunciado al respecto, en un dictamen ilustrativo. Tal pronunciamiento, creemos que constituye una suerte de leading case, no muy conocido posiblemente, pero que a los fines de la calificación citada, nos será muy útil tenerlo en cuenta.

El bando otrora vencido, en el accionar represor, pasados los años ha encontrado lo que para ellos es una suerte de “Santo Grial”. En efecto, con un altísimo vuelo intelectual y utilizando pensamientos diabólicos y perversos, han logrado que el mundo todo, se convenza de que en la Argentina, en la década del 70 existió un accionar sanguinario por parte de los militares de la Argentina, mientras que los perseguidos fueron víctimas inocentes de esa represión sin ton ni son. Los subversivos supieron hilvanar una traje a medida, que tardaron años en estrenar. Hicieron uso del famoso dicho árabe de que la venganza es un plato que se come frío.

Son conocidas por todos, las maniobras leguleyas que se llevaron a cabo, por parte de los integrantes de las bandas subversivas, con el deliberado propósito de hacer ver al exterior que ellos eran la “población civil” víctimas de las monstruosidades del represor. Tan acertados estuvieron, y tan entusiastamente defendieron ese punto de vista, que incluso los habitantes de la Argentina, debimos preguntarnos, ante la impresionante presentación de estos episodios, por parte del Estado Nacional, si la lucha contra la guerrilla era una lucha que libraron las Fuerzas Armadas de la Nación, no contra una banda de forajidos, sino contra la población en general. Si seguían con tales actitudes, iban camino a lograr que hasta nosotros nos convenciéramos sobre el idealismo de estos “jóvenes combatientes”. Diversos episodios, anteriores a los eventos citados y posteriores a los mismos, ciertas circunstancias que ocioso es relatar, nos impidieron caer en la trampa, en la maléfica trampa. Entre aquellos, que permitieron aclarar este punto, podemos citar el intento de copamiento del cuartel militar de La Tablada y las consecuencias del proceder clásico de estos personajes. Cuando se ven perdidos, acuden plañideramente ante los organismos internacionales, defensores de los derechos humanos, como a un hermano mayor, a fin de lograr mediante sus argucias jurídicas, lo que no pudieron con su sanguinario proceder.

Antes de extraer conclusiones al respecto, tengamos en cuenta que, en ocasión de presentar su denuncia ante la C.I.D.H., ellos tuvieron que modificar sus remanidos argumentos ya que no pudieron alegar que su lucha era contra un sanguinario gobierno dictatorial, puesto que el episodio citado -asalto al cuartel militar de La Tablada- ocurrió durante la vigencia de un gobierno constitucional. Estaban acostumbrados a adoptar tal actitud. Ellos eran siempre las “víctimas”, y así se condujeron durante el gobierno del general Juan D. Perón, que también era legítimo y constitucional, al punto que era público y notorio que hicieron conocer a quien quisiera oírlo, que no habían depuesto las armas. Prosiguiendo enconadamente su demencial lucha armada.