Para muestra bastan las siguientes manifestaciones de ese gran político argentino que fue Perón, que permitirán fuera de toda duda, separar la paja del trigo. Permitirán llegar a la conclusión, indudable, de que los grupos armados subversivos, que actuaron en la década del 70, conspiraban contra el gobierno del pueblo. Se habían separado del sentimiento del pueblo. Pueblo que cuando hubo que votar, eligió gobierno con más del 60% de los votos. Dirigiéndose a la multitud que lo aclamaba, dijo el general Perón, refiriéndose a los elementos subversivos armados que atacaban las instituciones de su gobierno: “… Pero hay pequeñas sectas, perfectamente identificadas, con las que hasta el momento fuimos tolerantes, que se empeñan en obstruir nuestro proceso; son los que están saboteando nuestra independencia y nuestra independiente política exterior; son quienes intentan socavar las bases del acuerdo social, forjado para lanzar la Reconstrucción Nacional. Son esos mismos que quieren que volvamos a apagar los motores. Son también los que, malintencionadamente, interpretaron mis mensajes o simularon hacerlo para interferir luego la unidad para la reconstrucción con una supuesta y complacencia para con los enemigos de este proceso. (Desde los balcones de la casa de gobierno junio 12 de 1974).
Unos días antes, el 24 de mayo de 1974, Juan Domingo Perón habló ante el Congreso Nacional Justicialista reunido en el Teatro Nacional Cervantes. Perón murió poco después, el 1º de julio. En esa oportunidad Perón se refirió a la importancia de la organización por sobre los liderazgos individuales. También condenó la violencia que consumía a la sociedad y en la que Montoneros tenía una responsabilidad apreciable. Es importante contrastar el discurso de Perón y el de Néstor Kirchner hoy día. Señalaba entonces el presidente Juan Domingo Perón (…) Decía, compañeros, que, indudablemente, a todos los que se dicen peronistas y desvarían ideológica o doctrinariamente, deberemos recomendarles que lean "La comunidad organizada", "La doctrina peronista", y "Conducción Política". (…) “Existen en el país un sinnúmero de ideologías y doctrinas diferentes. El que no esté de acuerdo con la doctrina peronista, nadie lo obliga a que se quede con nosotros: que se vaya. (…) De ahí que en los movimientos institucionales como el nuestro es necesario dejar que entren también algunos microbios, porque éstos generan sus propios anticuerpos y crean las autodefensas de la organización.” “En la defensa de nuestras organizaciones rige el mismo principio. Si a una persona, por cualquier causa, le aplican antibióticos, llega un momento en que estos antibióticos no le surten ningún efecto”. “En esto, no demos antibióticos; dejemos que esos gérmenes patógenos generen los anticuerpos, que suelen entrar en nuestras organizaciones. Pero tengamos la precaución de no dejar avanzar mucho las infecciones; porque, indudablemente, cuando esas infecciones llegan a cierto grado no se dominan ni aun con la penicilina.
Unos días antes, el 24 de mayo de 1974, Juan Domingo Perón habló ante el Congreso Nacional Justicialista reunido en el Teatro Nacional Cervantes. Perón murió poco después, el 1º de julio. En esa oportunidad Perón se refirió a la importancia de la organización por sobre los liderazgos individuales. También condenó la violencia que consumía a la sociedad y en la que Montoneros tenía una responsabilidad apreciable. Es importante contrastar el discurso de Perón y el de Néstor Kirchner hoy día. Señalaba entonces el presidente Juan Domingo Perón (…) Decía, compañeros, que, indudablemente, a todos los que se dicen peronistas y desvarían ideológica o doctrinariamente, deberemos recomendarles que lean "La comunidad organizada", "La doctrina peronista", y "Conducción Política". (…) “Existen en el país un sinnúmero de ideologías y doctrinas diferentes. El que no esté de acuerdo con la doctrina peronista, nadie lo obliga a que se quede con nosotros: que se vaya. (…) De ahí que en los movimientos institucionales como el nuestro es necesario dejar que entren también algunos microbios, porque éstos generan sus propios anticuerpos y crean las autodefensas de la organización.” “En la defensa de nuestras organizaciones rige el mismo principio. Si a una persona, por cualquier causa, le aplican antibióticos, llega un momento en que estos antibióticos no le surten ningún efecto”. “En esto, no demos antibióticos; dejemos que esos gérmenes patógenos generen los anticuerpos, que suelen entrar en nuestras organizaciones. Pero tengamos la precaución de no dejar avanzar mucho las infecciones; porque, indudablemente, cuando esas infecciones llegan a cierto grado no se dominan ni aun con la penicilina.