Teniente General Juan Domingo Perón
(continuación)
“Mientras tanto, la familia del Coronel Gay, fue llevada al cuartel al sector de la herrería, donde un vehículo debía de recogerlos. Esto no sucedió por el fracaso del ataque y por haber sido descubiertos y bloqueados por personal que se desplazaba en un vehículo a oruga aproximadamente a las 03.30 hs. del 20 de enero. Mientras todo ello ocurría, un grupo de oficiales, que se encontraba en el casino y que combatía en ese lugar, vio entrar por el sector oeste un grupo de camiones, seguramente con la intención de recoger armamento y material. Frente a esta situación, dichos oficiales logran burlar el cerco y salir del cuartel en busca de apoyo. No obstante dos de ellos, uno médico, vuelven a ingresar, dirigiéndose a las subunidades y este último, al sector de enfermería. Mientras tanto se logra poner en marcha un vehículo a oruga, transporte de personal M 113, que con personal que había ingresado al cuartel y seguido a pie por una unidad de apoyo del Arsenal Naval Azopardo (distante 35 Km.) que concurrió a la zona – aproximadamente 20 hombres -, logró producir un rechazo de los atacantes, que ya se encontraban en plena huida. El mencionado vehículo de combate, se dirigió hacia el fondo del cuartel donde existían evidencia sobre la presencia de terroristas, descubriendo en el sector de la herrería a dos terroristas que mantenían como rehén a la familia del coronel Gay, a un civil, a dos suboficiales heridos, o otros suboficiales y tres soldados.
“Mientras tanto, la familia del Coronel Gay, fue llevada al cuartel al sector de la herrería, donde un vehículo debía de recogerlos. Esto no sucedió por el fracaso del ataque y por haber sido descubiertos y bloqueados por personal que se desplazaba en un vehículo a oruga aproximadamente a las 03.30 hs. del 20 de enero. Mientras todo ello ocurría, un grupo de oficiales, que se encontraba en el casino y que combatía en ese lugar, vio entrar por el sector oeste un grupo de camiones, seguramente con la intención de recoger armamento y material. Frente a esta situación, dichos oficiales logran burlar el cerco y salir del cuartel en busca de apoyo. No obstante dos de ellos, uno médico, vuelven a ingresar, dirigiéndose a las subunidades y este último, al sector de enfermería. Mientras tanto se logra poner en marcha un vehículo a oruga, transporte de personal M 113, que con personal que había ingresado al cuartel y seguido a pie por una unidad de apoyo del Arsenal Naval Azopardo (distante 35 Km.) que concurrió a la zona – aproximadamente 20 hombres -, logró producir un rechazo de los atacantes, que ya se encontraban en plena huida. El mencionado vehículo de combate, se dirigió hacia el fondo del cuartel donde existían evidencia sobre la presencia de terroristas, descubriendo en el sector de la herrería a dos terroristas que mantenían como rehén a la familia del coronel Gay, a un civil, a dos suboficiales heridos, o otros suboficiales y tres soldados.
Se produce el cerco con el apoyo de la Sección Naval del Arsenal
Azopardo, cubriendo el sector ante la posibilidad de que efectivos atacantes
intentaran recuperar a los efectivos cercados. Mientras ello ocurría el
vehículo de combate M 113 se dirigía a la casa del Coronel Gay ante el
conocimiento de que el citado jefe había sido ultimado en las proximidades del
puente sobre el arroyo Azul, donde efectivamente fue encontrado. El ataque fue
paulatinamente rechazado en todos los sectores, logrando reducir el Puesto
Herrería, teniendo éxito en el asalto a la casa del Coronel Gay. Las salas de
armas, al igual que todos los depósitos, parque, etc., donde había material de
guerra permanecieron intactos. Luego de combatir durante toda la noche y
rechazado el ataque enemigo, se completó el rastrillaje del cuartel encontrando
dispersos en distintos sectores una gran cantidad de armamento portátil,
hachas, pinzas para cortar cadenas, etc., abandonados por los terroristas en su
huida.”
“Quedaba
solamente por reducir el sector de la herrería donde permanecían dos
terroristas que tenían como rehenes a la esposa del Coronel Gay a sus hijos, a
un civil amigo, a dos suboficiales y a varios heridos. Los heridos fueron liberados
como también los soldados. Por una orden superior se procedió a accionar sobre
los delincuentes, ante la negativa de entregarse, habiendo solicitado estos previamente
la presencia de diputados senadores, periodistas y del juez federal. En esta acción uno de los terroristas fue muerto – Guillermo Altera - y el
otro herido – Santiago Juan Carrara-. Este último
al caer alcanzó a girar lo que le posibilitó disparar su fusil FAL sobre la esposa del Coronel,
quien estaba sentada en el piso con la cabeza de
su hija apoyada sobre su falda, produciendo
la muerte inmediata de la señora. Patricia
Gay, entonces con 14 años, cuenta cómo ocurrieron los hechos. Nunca se recuperó
de ese cuadro de dolor. Se suicida el 5 de
octubre de 1993.
Con este hecho,
finalizaron las acciones en la defensa del cuartel en la noche del 19/20 de
enero de 1974. A partir de allí se iniciaron las operaciones militares y de
seguridad tendientes a descubrir y capturar a sus autores.”. Finalmente,
hemos advertido la gran similitud que existe entre los dos ataques, el
concretado al cuartel de Azul y, años más tarde la acción insurgente, contra el
cuartel militar de La Tablada. Cita el autor del trabajo recopilado en la web
referida que: “Las fuerzas irregulares montaron su ataque dividiendo sus
efectivos en dos escalones: Un escalón asalto que penetró al cuartel y un
escalón de apoyo que permaneciendo fuera de las instalaciones militares y que
tenía por misión bloquear la zona ante la posible concurrencia de apoyos y
refuerzos, facilitar el repliegue y disponer de los medios necesarios para el
retiro del material robado. Cada uno de los
escalones contaba con un efectivo aproximado de 120 hombres.
El escalón
asalto estaba organizado en diferentes grupos de acción, los que debían cumplir
con las siguientes misiones: “Grupo Puesto Tanque de Agua". Denominado así
por ser el lugar donde, según la información disponible, se trasladaba la
jefatura de la guardia todas las noches. También este grupo tenía la
responsabilidad del control del área de la herrería. "Grupo Centro de
Comunicaciones Fijo" con responsabilidad de cortar todas las
comunicaciones internas y externas del cuartel. "Grupo Casino de
Oficiales" para rodear el edificio, impidiendo la salida de los oficiales
presentes hacia sus respectivas subunidades. "Grupo Sala de Armas"
con la misión de concurrir a las diferentes subunidades – Comando, Escuadrones
y Baterías - para copar las salas de armas e inmovilizar a los efectivos
existentes. "Grupo Secuestro" Tenía como misión atacar la casa del
jefe, tomar a éste y matarlo o tomarlo como rehén junto con su familia. “Grupo
Evacuación Sanitaria". Ocuparía distintos sectores a los efectos de
cumplir la misión de recuperar heridos o muertos para su posterior evacuación. Todos estos grupos atacaron
vistiendo uniformes militares de combate,
con cascos idénticos a los usados por el personal regular, portando fusiles FAL y FAP,
Amet. Mag, lanzacohetes, lanzagranadas para fusil, granadas de mano, pistolas
c.11.25 y 9 mm y escopetas 12.70.” Demás está señalar una a una las
similitudes asombrosas entre los ataques a las unidades militares. Revela una
comunidad de metodología y que no se trata de hechos aislados.
A la noche, sofocado el ataque
el presidente de ese entonces, el general Juan D. Perón
se dirigió a la ciudadanía en estos términos: “Me
dirijo a todos los argentinos frente al bochornoso hecho que acaba de ocurrir
en la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Azul, en el Regimiento de
Tiradores Blindados C-10, donde una partida de
asaltantes terroristas realizara un golpe de
mano, mediante el cual asesinaron al jefe de la
unidad, coronel don Camilo Gay, y a su señora esposa, y luego de matar alevosamente a soldados y herir a un
oficial y suboficial, huyeron llevando como
rehén al teniente coronel Ibarzábal. Hechos de esta naturaleza evidencian
elocuentemente el grado de peligrosidad y
audacia de los grupos terroristas que vienen
operando en la provincia de Buenos Aires ante la
evidente desaprensión de sus autoridades. El Gobierno del Pueblo,
respetuoso de la Constitución y la ley, hasta hoy ha venido observando una
conducta retenida frente a esos desbordes guerrilleros que nada puede
justificar en la situación que vive la Republica. Tampoco desde nuestro
movimiento hemos querido producir un enfrentamiento, desde que anhelamos la paz
y propendemos a la unión y solidaridad de todos los argentinos, hoy ocupados en
la reconstrucción y liberación nacional. Pero todo tiene su límite.
Tolerar por más
tiempo hechos como el ocurrido en Azul,
donde se ataca una institución nacional con los más aleves procedimientos, está demostrando palmariamente que estamos en presencia de verdaderos enemigos de la patria, organizados para luchar en fuerza contra el Estado, al que a la vez infiltran con
aviesos fines insurreccionales. Nuestro Ejército,
como el resto de las Fuerzas Armadas, que han demostrado su acatamiento a la
Constitución y a la ley en
provecho de una institucionalización, no merecen sino el agradecimiento del pueblo argentino que, frente a lo ocurrido, deba
sentirse herido en lo más profundo de sus
sentimientos patrióticos.
Ya no se trata sólo de
grupos de delincuentes, sino de una organización
que, actuando con objetivos y dirección foráneos, ataca al Estado y a sus Instituciones como
medio de quebrantar la unidad del pueblo argentino y provocar un caos que impida la reconstrucción y la liberación en que estamos
empeñados. Es la delincuencia
asociada a un grupo de mercenarios que
actúan mediante la simulación de móviles políticos tan inconfesables como inexplicables.
En
consecuencia, ni el Gobierno, que ha recibido un mandato popular claro y
plebiscitario, ni el pueblo argentino, que ha demostrado con creces su deseo de
pacificación y liberación, pueden permanecer inermes ante estos ataques
abiertos a su decisión soberana, ni tolerar el abierto desafío a la autoridad,
que pone en peligro la seguridad de la ciudadanía, cada día expuesta a la
acción criminal de esta banda de asaltantes. No es por
casualidad que
estas acciones se produzcan en determinadas jurisdicciones. Es indudable que ellos obedecen
a una impunidad en la que la desaprensión e incapacidad lo hacen posible, o lo que sería aún peor, si
mediara, como se sospecha, una tolerancia
culposa.
En consecuencia, el Gobierno Nacional, en cumplimiento de
su deber indeclinable, tomará de hoy en más las medidas pertinentes para atacar
al mal en sus raíces, echando mano a todo el poder de su autoridad y
movilizando todos los medios necesarios. (…).
El aniquilar cuanto antes este
terrorismo criminal es una tarea que compete a
todos los que anhelamos una patria justa, libre y soberana, lo que nos obliga perentoriamente a movilizarnos en su
defensa y empeñarnos decididamente en la lucha a que dé lugar. Sin ello, ni la reconstrucción nacional ni la
liberación serán posibles. Yo he aceptado el gobierno como un sacrificio
patriótico porque he pensado que podría ser útil a la República. Si un día
llegara a persuadirme de que el pueblo argentino no me acompaña en ese
sacrificio, no permanecería un solo día en el gobierno. Entre las pruebas que
he de imponer al pueblo es esta lucha. Será pues la actitud de todos la que
impondrá mi futura conducta. Ha parado la hora de gritar Perón; ha llegado la
hora de defenderlo”.