El Comunista Salvador Allende presidió la Tricontinental en La Habana, el 3 de enero de 1966.
(continuación)
Si bien estamos citando diversos fallos, emanados de distintos países, relacionados con la comisión de eventos aberrantes que podrían ser calificados como delitos internacionales de lesa humanidad, no debemos dejar de observar, de que todo ésto no se trata de hechos ocurridos, como al pasar. Un sesudo estudio de la etiología de tales eventos nos permite llegar a la inexorable conclusión, que no han sido obra de la casualidad o del azar. Lamentablemente los juicios penales ulteriores, basados en hechos aberrantes como se ha expresado, nos permiten inferir que ha habido una “mano” invisible que movía los distintos actores de estos trágicos episodios. Por tal circunstancia, consideramos necesario repetir una vez más, para poder valorar todo lo sucedido, que bajo el mando legítimo de una ideología política, apelando a los derechos constitucionales de cada país de Latinoamérica, se utilizaron los derechos fundamentales garantizados por cada Carta Magna, con el deliberado propósito de conculcar la libertad garantizada en cada nación y destruir sus instituciones. A tal fin es necesario resaltar y no perder de vista algo que, siendo público y notorio, no es mencionado a menudo, por razones de alta política.
Recordemos que el 3 de enero de 1966 se realizaba en la Habana, por impulso del Partido Comunista de la URSS, la “Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina” denominada comúnmente “La Tricontinental” que fuera presidida por el marxista-comunista Salvador Allende – luego presidente de Chile- donde concurrieron 483 representantes de 82 países (27 latinoamericanos). El delegado “oficial” de nuestro país fue John William Cooke. La mención de tal conspicuo dirigente en tal conferencia, quien sosteniendo su peronismo, apoyaba al gobierno del tirano Fidel Castro; trae a nuestra memoria la actuación del mismo. Pregonando de su parte un peronismo "revolucionario", a fin de intentar que el Líder apoyara al dictador caribeño, lo que no logró, dada la Tercera posición del fundador del Movimiento. Como en otros casos similares, la infiltración en el peronismo institucional, no dio los frutos esperados.
En el discurso de clausura el 15 de enero, Fidel Castro dijo, entre otras cosas: “En muchas naciones de América latina se dan las condiciones para la lucha armada revolucionaria… nosotros creemos que en este continente o en casi todos los pueblos, la lucha asumirá las formas más violentas. Y cuando se sabe éso, lo único correcto es prepararse para cuando esa lucha llegue. ¡A prepararse!”
Es necesario remarcar que, al margen de la coordinación y el conocimiento de los objetivos que se iban logrando en América, quedó en evidencia que la decisión soviética fue actuar a través de Cuba para expandir los movimientos revolucionarios “anti imperialistas” en el “patio trasero” de EE.UU.
Pasados 19 meses del evento internacional anteriormente citado, delegados o representantes de distintos países latinoamericanos, realizaron en la ciudad de La Habana entre el 31 de julio y el 10 de agosto de 1967 una asamblea o reunión de delegados de distintos partidos comunistas de sus países de origen. La etiología de esta reunión ideológica había sido la decisión de los 27 países que concurrieron a La Tricontinental el año anterior, para diferenciarse entre los distintos proyectos, tener identidad propia, mayor fuerza y mejor capacidad de coordinación para llevar adelante la lucha armada en el continente americano. La OLAS produjo varios documentos y en su “Declaración General” entre otros conceptos dijo: “El primer objetivo de la revolución popular en el continente, es la toma del Poder mediante la destrucción del aparato burocrático-militar del Estado y su reemplazo por el pueblo armado para cambiar el régimen social y económico existente.
Dicho objetivo-agrega enseguida-sólo es alcanzable a través de la lucha armada. Más adelante sostiene que la guerra de guerrillas como genuina expresión de la lucha armada popular es el método más eficaz y la forma más adecuada para librar y desarrollar la guerra revolucionaria en la mayoría de nuestros países y consiguientemente, en escala continental…
En su parte resolutiva, la Declaración Final tenía 20 puntos en forma de proclama. Resumimos algunos de ellos que son demostrativos de su contenido: 1ro - Constituye un derecho y un deber de los pueblos de América Latina hacer la revolución… 2do - La lucha revolucionaria es la línea fundamental de la revolución en América Latina…3ro - Todas las demás formas de lucha, deben servir y no retrasar el desarrollo fundamental que es la lucha armada… La declaración finalizaba diciendo: nuestra lucha constituye un aporte decisivo a la lucha histórica de la humanidad por librarse de la esclavitud y de la explotación. ¡El deber de todo revolucionario es hacer la revolución! El cierre del día 10 de agosto lo hizo Fidel Castro. Entre nuestros representantes podemos mencionar al abogado John W Cooke que ya vivía en la Habana y era uno de los responsables de organizar el proceso revolucionario en nuestro país, a Juan García Elorrio que publicara la revista “Cristianismo y Revolución” de mucha llegada a los jóvenes “tercermundistas”, Joe Baxter, Norma Arrostito, Fernando Abal Medina, Roberto Quieto, Jorge y Arturo Lewinger, y algunos otros provenientes del socialismo y del trotskismo. Muchos de los nombrados murieron luego en la lucha armada que propiciaron e iniciaron, tiñendo de sangre la República.”.
Hemos tenido ocasión de acceder a distintas sentencias judiciales, donde se hace mención a los sucesos ocurridos durante la época de la Década del 70. Nos llamó la atención que en distintas causa penales referidas a la comisión de delitos de lesa humanidad, en todo el territorio nacional, al tratar los “Hechos” no se haga mención, siquiera al pasar, de los antecedentes que motivaron la lucha armada o sea el conflicto no internacional que padeció nuestro país. Para quien no conociera los antecedentes, da la impresión que, en la emergencia, en forma súbita los integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad enloquecieron y se dedicaron a “cazar” civiles.
Oportunamente hicimos referencia a la opinión de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, cuando tuvo que explayarse sobre los hechos ocurridos en el Cuartel Militar La Tablada, estando vigente a la época del ataque insurrecto, el gobierno constitucional del Dr. Raúl Alfonsín. Los defensores de los acusados por subversión, de los que atacaron el cuartel militar, siempre se han opuesto a que sus pupilos fueran tratados como insurrectos.
Para ellos los atacantes debían ser tratados como simples civiles. La diferencia entre los civiles y los que pueden ser objetivos militares ya la hemos puesto de relieve precedentemente. Al tratar oportunamente, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, el leading case Abella, tantas veces mencionado en el presente ensayo, dió pie a que los distintos ataques a Cuarteles Militares, concretados en la década del 70, por parte de integrantes de organizaciones subversivas puedan ser tratados de igual forma. Entendemos que, para una mejor comprensión de los eventos ocurridos, no podemos dejar de lado como una suerte de leading case, los antecedentes originados en la causa caratulada “Abella y otros vs. Argentina, caso 11.137, Informe 55/97, CIDH, OEA/Ser/L/V/II.97” (Nov.18, 1997).
La Comisión caracterizó el ataque al cuartel militar, de la siguiente forma: “154. La Comisión, después de haber evaluado los hechos de manera cuidadosa, considera que los actos violentos que ocurrieron en el cuartel de la Tablada los días 23 y 24 de enero de 1989, no pueden ser correctamente caracterizados como una situación de disturbios internos. Lo que allí ocurrió no equivale a demostraciones violentas en gran escala, estudiantes que arrojan piedras a policías, bandidos que toman rehenes para obtener rescate, o el asesinato de funcionarios del gobierno por razones políticas, todas ellas formas de violencia interna que no reúnen las características de conflictos armados.”
Creemos que el mismo criterio podría ser aplicado, por ejemplo, a quienes atacaron al Cuartel del Regimiento 10 de Caballería Blindada y al Grupo de Artillería Blindado 1, sito en Azul, Pcia. de Buenos Aires el 19 de enero de 1974, durante el gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón. La fundamentación esgrimida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el caso Abella, puede ser aplicada perfectamente a los distintos ataques de los subversivos, contra las instalaciones de los cuarteles militares, que se llevaron a cabo en la denominada Década del 70. Observemos que, en general, la táctica y la estrategia fueron similares en casi todos los ataques llevados a cabo por los sanguinarios guerrilleros subversivos, contra las instalaciones militares de la Argentina. Sin duda alguna, podemos encontrar similitudes entre ambos asaltos a los cuarteles militares, por parte de los insurrectos, lo que indudablemente nos llevará a concluir, como se ha citado por parte de la CIDH: “Lo que allí ocurrió no equivale a demostraciones violentas en gran escala, estudiantes que arrojan piedras a policías, bandidos que toman rehenes para obtener rescate, o el asesinato de funcionarios del gobierno por razones políticas, todas ellas formas de violencia interna que no reúnen las características de conflictos armados.”
Surge de http://www.buscandohistoria.com.ar/Contemporanea/Argentina/azul.htm que “A las 22.30 hs. del sábado 19 de enero, la Compañía "Héroes de Trelew"- reforzada- del Ejército Revolucionario del Pueblo - ERP-, realizó una incursión en la ciudad de Azul (Provincia de Buenos Aires) y atacó la guarnición del ejército contrarrevolucionario establecido en esa ciudad, compuesto por el Regimiento 10 de Caballería Blindada y el Grupo de Artillería Blindado 1,. Luego de tomada la guardia central y el puesto Nº 3, se generó una resistencia en dos centros secundarios de la guardia (tanque y herrería), que hizo posible la intervención del resto del personal del cuartel e imposibilitó su total copamiento. Entablado el combate, la Compañía Héroes de Trelew, redobló sus esfuerzos y mantuvo la ofensiva durante una hora hasta que se comprobó la imposibilidad de doblegar la resistencia atrincherada de fuerzas superiores.”. Adjunta copia del denominado “Parte de Guerra n° 1 del ERP: “El Ejército Revolucionario del Pueblo reafirma una vez más su decisión de continuar sin desmayos la verdadera lucha por la liberación nacional y social de nuestra Patria de nuestro pueblo, por destruir el injusto sistema de explotación y opresión que sufren los trabajadores argentinos y una de cuyas principales fuerzas son sus Fuerzas Armadas contrarrevolucionarias. ¡Ninguna tregua al ejército opresor! ¡Ninguna tregua a las empresas explotadoras!”.
“La revista “Estrella Roja” del 28 de enero de 1974 le dedicó un suplemento especial a esta operación, en cuya tapa aparece la fotografía del Tcnl. Ibarzábal, Jefe Del Grupo de Artillería Blindado 1 en una “cárcel del pueblo” y en la publicación siguiente del 11 de febrero en su página 3 se establece la condecoración con que el “buró político del P.R.T.”, honró con la orden de “Héroes de Trelew” a 28 guerrilleros de los que atacaron el cuartel de la Guarnición Militar de Azul. He querido encabezar el presente trabajo con la trascripción del Parte de Guerra difundido por la banda terrorista del ERP, para dejar sentado, desde el principio de su lectura, la esencia ideológica y la raíz de violencia que han demostrado y generado en el desarrollo de todos sus actos esta delincuencia terrorista. Estos hechos, que han enlutado al país por más de una década y que nos han dejado una profunda y larga secuela de resentimientos en toda nuestra sociedad, aún hoy, a pesar de haber pasado un cuarto de siglo, siguen siendo todavía factor de discriminación y discordia entre los Argentinos.” (Sic).
En honor a la brevedad, resaltemos que la web citada nos señala lo siguiente: “Siendo la hora 23.30 del 19 de enero de 1974, se inician los primeros disparos en el sector oeste del cuartel, donde resulta asesinado el centinela de guardia, soldado Daniel González y es herido de gravedad el Tte. 1º Carullo, Oficial de Servicio. Inmediatamente después, ráfagas de ametralladora, granadas de mano y de fusil, se empiezan a escuchar en distintos sectores del cuartel. Este tiroteo alertó a los oficiales que se encontraban en el Barrio Militar ubicado calle por medio frente al cuartel. Mientras estos fueron adoptando medidas de acción, los atacantes ya habían penetrado y alcanzaban la parte posterior de las subunidades del sector este y oeste del cuartel y Casino de Oficiales, donde se produjeron los primeros combates, buscando alcanzar las salas de armas de las baterías y escuadrones. Simultáneamente llevaron su acción al sector del tanque de agua – guardia- encontrando en varios lugares una fuerte resistencia, lo que le ocasionó importantes bajas. Es de hacer notar, que estos ataques fueron rechazados, volviendo a la acción en varias oportunidades, no pudiendo alcanzar los objetivos perseguidos, de llegar hasta las salas de armas.
Mientras estos episodios se desarrollaban, el Jefe del Grupo de Artillería Blindado 1, Tcnl. Jorge Roberto Ibarzábal, que habitaba una casa frente al cuartel, y que había ingresado al mismo ante los primeros disparos, se dirigió a la casa del jefe de la guarnición, que a su vez era el Jefe del Regimiento de Caballería, Cnl. Camilo Arturo Gay, que se alojaba en una casa, ubicada detrás del cuartel, separada de este por el arroyo Azul. Una vez allí ambos se dirigieron al cuartel, dejando el coronel a su familia en su residencia. Durante la marcha de ambos jefes al cuartel, a unos 100 metros antes de cruzar el puente sobre el arroyo Azul, encontrándose escasamente armados, son interceptados por un grupo de terroristas desde el sector del puente, siendo muerto el Coronel Gay y tomado como rehén el Tcnl. Ibarzábal, ante la amenaza de asesinato de la familia del coronel, la que, luego de rodear la casa, fue también tomada como rehén. El Tcnl. Ibarzábal es introducido en un vehículo y secuestrado alejándolo de las acciones en desarrollo, siendo asesinado diez meses después, el 19 de noviembre de 1974, estando en cautiverio y ante la inminente posibilidad de su liberación por parte de la fuerzas legales.”
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