lunes, noviembre 24, 2008

Capítulo 233-Antecedentes Que Demuestran Que La Guerra Revolucionaria No Apareció en Forma Súbita en la Argentina


Hicimos referencia en el Capítulo 230, a la “Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina” conocida vulgarmente como “La Tricontinental”, celebrada en la ciudad de La Habana, Cuba. Esta conferencia, fue presidida por “el mártir de la democracia” en América latina, el chileno Salvador Allende. No fue ésa una reunión de las tantas a que nos tiene acostumbrados el régimen comunista, ya que concurrieron 483 representantes de 82 países, de los cuales 27 eran latinoamericanos. En la ocasión el dictador Fidel Castro, exhortó a sus camaradas a apelar a la lucha armada revolucionaria. Así como lo escribo: exhortó a apelar a la lucha armada revolucionaria.

Nadie, y menos el Poder Judicial de la Nación, se encuentra en condiciones de exigir pruebas, difíciles de conseguir para el ciudadano común, por otra parte, que ilustren en forma directa los entretelones de la aplicacción que se hizo en este Continente, de la denominada Guerra Revolucionaria, aunque sí podemos probar acabadamente que Fidel Castro llamó a la subversión en los países latinoamericanos y contribuyó por todos los medios posibles, logísticos y financieros, a conseguir los fines que pregonaba: derribar a los gobiernos sin importar si eran constitucionales o no. Pretender, poco menos, que se presenten a la Justicia actas notariales, de la actividad subversiva castrista y marxista, es algo parecido a exigir de un ciudadano que pruebe que es honesto y virtuoso. Pasados los años, no fue desmentido que Castro instigó a derribar gobiernos de distintos países, sin excluir a los “amigos” de Cuba. En esa ocasión llamó a la juventud a convertirse en luchadores en aras de un ideal utópico.

Una vez más, negamos terminantemente que estos “luchadores” hayan sido “jóvenes idealistas”, tal como el oficialismo y quienes lo apoyan difunden, con el malsano propósito de embaucar a la ciudadanía. Salvo que sea un eufemismo y que el “idealismo” para ellos sea el goce de asesinar a sangre fría, secuestrar, extorsionar y poner bombas, con su secuela de muertos y baldados, siendo las víctimas de tales atrocidades, sus propios conciudadanos.

Al declarar clausurada la conferencia de los guerrilleros, pronunció un discurso “el camarada” Fidel Castro, quien afirmó, muy suelto de cuerpo:” En muchas naciones de América latina se dan las condiciones para la lucha armada revolucionaria…..nosotros creemos que en este continente o en casi todos los pueblos, la lucha asumirá las formas mas violentas. Y cuando se sabe eso, lo único correcto es prepararse para cuando esa lucha llegue. ¡A prepararse!”.

Por lo general, se ignoran o no se dan a conocer suficientemente, los elementos convictivos que permiten tener una visión integral del inicio de la lucha en su forma mas violenta. Cuando décadas mas tarde, la novela es escrita de distinta forma, utilizan como filtros ideológicos pretextos románticos que nadie, en sus cabales, puede dejar de apoyar entusiastamente. Se pregona, hasta el hartazgo que ellos llamaban a luchar por la “liberación”. No sabemos cómo y de qué nos iban a liberar, pero lo que sí sabemos, era que se jactaban que los medios que utilizaban eran todos legítimos, apelando a la vigencia de la democracia plena, claro que la entendida por ellos. Tales medios eran “legítimos” mientras fueran utilizados por ellos. Pero, si llegaban a ser utilizados por el “enemigo”, insólitamente se convertían en medios en aberrantes, indignos y violadores de los derechos humanos de nuestros “héroes guerrilleros”.

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