Nuestros ideólogos radicalizados de la extrema izquierda autóctona, se la pasan pregonando, como siempre hacen ellos, sus deseos no de venganza o represión mediante el Poder Judicial, sino sus “sanas” intenciones de llegar a la pacificación de los espíritus y a la unidad toda del pueblo argentino. Pero pasan por alto que ni una palabra se les ha oído cuando la metodología que critican acerbamente se empleó antaño, en países sitos detrás de la Cortina de Hierro, y hogaño cuando se hace referencia al Paraíso de Cuba.
En esta explosión de pacifismo y bondad, no hesitan en exigir exclusivamente para ellos, cual barrio cerrado, las instalaciones de la ESMA. Lugar siniestro por cierto, por sus antecedentes inhumanos y brutales, que evidentemente encuentran aparentemente repulsión sólo en la masa ideológica que, harto sugestivamente, ni se conmueve con similares procederes en países amigos. Allí piensan levantar un museo llamado “De la Memoria”, donde nos recordarán a todos, los eventos ocurridos en la sangrienta Década del Setenta.
Pero cuando se ingrese al museo, las cosas se verán tipo pirata, con un solo ojo. Ya se encargaron de decirnos que la versión militar de estos sucesos, la versión que dio oportunamente el atacado Estado Argentino, no será exhibida al público. Es decir que lo que piensa la gran mayoría del pueblo argentino, será olímpicamente ignorado. No se exhibirán los antecedentes sino las consecuencias, lo que a todas luces dificultará sacar conclusiones que no sean las inducidas por los exhibidores. Pienso que la versión que veremos será la que usualmente acostumbran a darnos la mayoría de los medios interesados. Y posiblemente sea la que honestamente, creen ellos mismos como ajustada a lo sucedido, ya que son ellos mismos quienes la inventaron.
Hasta el Jefe de la Armada, pasando al parecer por alto el respeto a la sangre derramada por sus camaradas, quienes combatieron al enemigo subversivo, no piensa que esas víctimas civiles o militares, tienen también madres que exigen equidad y justicia en el trato a ellos, con la diferencia que no salen a la calle a llorar a sus muertos y se quedan en sus hogares al no querer politizar su dolor ni lucrar con él.
Nos endilga en su discurso su deseo de que “Quiera Dios que efectivamente la cesión de este inmueble ayude al mejor entendimiento social, al pleno imperio de la justicia y los derechos humanos, al progreso del país y al bienestar de todos sus habitantes. Que por su fruto se obtenga la tan ansiada reconciliación que debe emerger necesariamente entre el Estado, sus instituciones y su pueblo”.
¿Acaso piensa el jefe naval que los habitantes de nuestro país se van a entender mejor con esta forzada cesión? ¿Qué tiene que ver crear un museo, con la visión parcial y parcializada de los hechos, con la plena justicia…. para ellos, para los subversivos solamente, y la vigencia de los derechos humanos… para ellos?
Si alguien entiende que con la inauguración de un Museo de la Memoria Incompleta, permite valorizar lo ocurrido en el pasado pasando por alto lo ocurrido con los subversivos y su accionar, Dios nos libre. El Jefe de la Armada, en nombre de las Fuerzas Armadas, debió invitar a lo sediciosos que se levantaron en armas en la Década del 70, a reconocer leal y sinceramente sus errores tal como ellos lo hicieron. No encuentro explicación racional que un gobierno de signo peronista pase por alto los ataques armados y sangrientos concretados por fuerzas irregulares, fuerzas que recibieron ayuda en el exterior, con infraestructura cubana, compuestas no sólo por argentinos, contra blancos civiles y militares, tanto durante los gobiernos constitucionales del general Juan D. Perón como de la señora María E. Martínez de Perón. Recordemos que este verdadero Terrorismo de Estado era concretado no sólo por argentinos traidores a su Patria y a su Pabellón sino por extranjeros que los ayudaban y Cuba que los financiaba.