lunes, abril 02, 2007

Capítulo 97 - Los Jueces Caen en la Emboscada Judicial de los Guerrilleros

(continuación)
Llevados por la soberbia, los guerrilleros han contraatacado, y digo los guerrilleros ya que considero que ellos no han dejado nunca de serlo, no han dado muestra alguna de arrepentimiento por los crímenes cometidos y, al contrario, se ufanan, se vanaglorian de la sangre que derramaron, de los inocentes que sufrieron sus tropelías e incluso llegan a repetir que si era necesario “para la salvación de la Patria”, repetirían los crímenes, pero se sirven de las leyes, curiosamente, quienes las han infringido sin el menor arrepentimiento posterior. Sutilmente tejen una red que en lugar de tela de araña se nutre de una serie de falacias.
Ocultan que ha existido, en efecto, una parcial ocupación de una parte ínfima, pero parte al fin, del territorio argentino. Como les conviene a sus fines tratan de disimular que ha existido una verdadera guerra. Guerra civil o no, pero guerra en el más amplio sentido de la palabra. Y no podría explicarse la solución jurídica si nos olvidamos que, como se ha sostenido en casos análogos, “en un conflicto armado, en el que se aplican el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, pero en el cual las obligaciones de los Estados en materia de derechos humanos podrían tener que ser interpretadas a la luz del derecho internacional humanitario como “lex specialis aplicable”, no es fácil dirimir la cuestión que se plantea y juzgarla así como así, según la fría interpretación de la legislación convencional, no sería ni justo ni conveniente ya que los jueces no pueden estar imbuidos de la necesaria actitud espiritual que corresponde a un conflicto bélico.
Rescato a alguien que, siendo un guerrillero, sí dio muestras de honrado arrepentimiento, hago referencia al filósofo existencialista cordobés, de ideología marxista Oscar del Barco, irónicamente uno de los ideólogos fundadores de los primitivos movimientos revolucionarios. Actuó en las décadas del 60 y 70 integrando, con otros intelectuales de izquierda, grupos revolucionarios que se encargaron de nutrir intelectualmente a los combatientes irregulares que lucharon en nuestro país.

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