jueves, junio 05, 2014

Capítulo 712 - El general Juan Domingo Perón atribuyó la responsabilidad del derrocamiento del Dr. Salvador Allende, no a los militares sino a los guerrilleros.







 (continuación)
Y si es indiscutible que Perón accedió al poder con más de seis millones de votos, lo es también que quienes decían representar a la gran masa del pueblo, se representaban a ellos mismos y a sus siniestros fines. Caen entonces, en forma estrepitosa, las afirmaciones de los comunicados dados a publicidad por estos bandoleros, ya que en ellos se autotitulan como representantes de todos los argentinos, lo que a todas luces es una farsa. Una sangrienta farsa. Con las afirmaciones de Perón, resulta ingenuo que alguien piense que las organizaciones subversivas, que actuaron en la década del 70, tuvieran como fin atacar a los enemigos del pueblo y recuperar a la Argentina para su líder. Esta circunstancia creo que no ha sido suficientemente investigada, en ninguna sede jurisdiccional. Insistimos en la necesidad de indagar al respecto, ya que entonces podríamos sacar en conclusión, que los conflictos armados no internacionales, que tuvieron lugar en la Argentina, durante las presidencias constitucionales de Cámpora, Perón y Martínez de Perón y los que tuvieron lugar antes de la asunción del primero, constituyeron una guerra civil, con todas las consecuencias jurídicas que derivan de tal calificación.

Sigamos a Perón, quien prosiguió expresando en la ocasión citada: “Conozco perfectamente lo que está ocurriendo en el país. Los que crean lo contrario se equivocan. Estamos viviendo las consecuencias de una posguerra civil que, aunque desarrollada embozadamente no por eso ha dejado de existir. A ello se le suma las perversas intenciones de los factores ocultos que, desde la sombra, trabajan sin cesar tras designios no por inconfesables menos reales. Nadie puede pretender que todo esto cese de la noche a la mañana pero todos tenemos el deber ineludible de enfrentar activamente a esos enemigos, si no querernos perecer en el infortunio de nuestra desaprensión o incapacidad culposa.” (…) . Poniendo de relieve, una vez más, su estatura política, en esa ocasión sostuvo en forma visionaria que: “Los que ingenuamente  piensan que pueden copar a nuestro Movimiento o tomar el poder que el Pueblo ha reconquistado,  se equivocan. Ninguna simulación o encubrimiento, por ingeniosos que sean, podrán engañar a un Pueblo que ha sufrido lo que el nuestro y que está animado por una firme voluntad de vencer.”

Nadie que obre de buena fe, puede sostener con sinceridad, que las organizaciones armadas subversivas, los terroristas, que secuestraron, que atacaron cuarteles, que asesinaron, incendiaron y pusieron bombas de alto poder sin importarles si eran víctimas civiles o militares, no cometieron delitos de lesa humanidad. No existía ninguna base lógica como para justificar el accionar de estos delincuentes. Lo reconoce ese testigo privilegiado que fue el teniente general Juan Domingo Perón. Destacamos su reconocimiento de que el Movimiento Peronista podía ser copado por elementos marxistas radicalizados. Pasados los años se perfeccionó tal accionar, al punto que en la actualidad alguien puede dudar si al Movimiento Justicialista, lo fundó Perón o Stalin. Destacó Perón,  persistentemente el peligro que avizoraba: “Por eso, deseo advertir a los que tratan de infiltrarse en los estamentos populares o estatales, que por ese camino van mal. Así, aconsejo a todos ellos tomar el único camino genuinamente nacional: cumplir con nuestro deber de argentinos sin dobleces ni designios inconfesables. Nadie puede ya escapar a la tremenda experiencia que los años y el, dolor y los sacrificios han grabado a fuego en nuestras almas y para siempre”.

De los discursos del general Perón, podemos extraer conclusiones, como ya afirmamos, a la tarea de revisar el desenvolvimiento histórico de los sucesos de la década del 70 y, en especial, podremos desenmascarar a los pretendidos  “civiles” que fungen en el papel de  “víctimas” de la  “represión estatal. Relacionado con estos temas, relata el periodista Carlos Miguel Acuña: “Buena parte de las dirigencias partidarias argentinas censuró el golpe que colocó al general Augusto Pinochet en la presidencia de la República de Chile y con el correr del tiempo esa actitud pasó a convertirse en un lugar común del léxico político.
                         
Sin embargo, para Perón lo ocurrido detrás de la cordillera tuvo un sentido distinto. No se trataba de un enfrentamiento entre los partidarios de la democracia y una dictadura militar. Sin pelos en la lengua y cuando acababa de ser ungido por tercera vez presidente de la Nación, fue entrevistado por el Giornale d’ Italia, al que respondió ante una pregunta específica: “Nosotros somos decididamente antimarxistas. Lo sucedido a Allende demuestra que Allende cayó víctima de su sectarismo, de su política tendiente al exceso.”  

                       
“Estoy seguro de que domaremos a la guerrilla. Chile nos ha enseñado muchas cosas. O los guerrilleros dejan de perturbar la vida del país o los obligaremos a hacerlo con los medios de que disponemos, los cuales, créanme, no son pocos. Las vicisitudes chilenas cerraron la única válvula de seguridad de que disponían los guerrilleros argentinos (…) A Cuba le advierto que no haga el juego que hizo en Chile porque en (la) Argentina podría desencadenarse una acción bastante violenta (…) Si la guerrilla insiste, sucederá lo que en Santiago,donde la responsabilidad no fue de los militares sino de los guerrilleros”.  

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