(continuación)
El diario
“Avanzada Socialista” perteneciente al partido Socialista de los Trabajadores,
del 4 de junio de 1974, al relatar un ataque perpetrado por la Triple A, contra
un local partidario, sito en General Pacheco señaló: “La noche del 29 de
mayo de 1974, en el quinto aniversario del Cordobazo, el local del Partido
Socialista de los Trabajadores en Gral. Pacheco fue
asaltado por una banda de la Triple A como parte de una ofensiva
terrorista contra nuestro partido que incluyo el
asesinato del obrero Inocencio Fernández, cuatro voladuras de
locales, los tres atentados contra mi vida y la
“Masacre de Pacheco”, todo acontecido en el mismo mes.”. Refiere que violentando
la puerta de acceso y saltando desde los techos y terrazas, ingresó un grupo de
15 personas, provistas de armas largas, a los golpes e insultos. Obligaron a 6
personas que allí se encontraban, a ingresar a los autos, en los que habían
sido trasladados. Tres mujeres fueron liberadas por sus captores, mientras que
los restantes secuestrados permanecían en los baúles. El 30 de mayo de 1974, a
la mañana, en la localidad de Pilar, aparecieron sus cadáveres, acribillados a
balazos.”
Sigue relatando la citada web que “El día
del entierro de los camaradas, Ortega Peña electrizó al país diciendo “que estos asesinatos tienen un responsable, con nombre y
apellido, y ese es el General Perón”. Fue
la primera vez que un Diputado Nacional, elegido por el Frente Justicialista
que llevó a Perón como Presidente lo hacía responsable por la creciente ola de violencia de la derecha contra activistas sindicales,
militantes de la izquierda Peronista y los marxistas. Esas palabras le valieron la condena a muerte que ejecuto
Almirón sesenta días después. (www.izquierda.info.modules.com).”.
El siguiente mensaje del general Juan Domingo Perón, pronunciado 2
de agosto de 1973 desde la Quinta de Olivos, dirigido a la ciudadanía
Argentina, posiblemente nos permitirá despejar dudas y podremos valorar, con
una mayor exactitud la
actividad de los infiltrados que, lamentablemente el Movimiento Nacional Justicialista
admitió
tanto por acción como por omisión. Podríamos aplicarlo a la
actual situación y de esa forma podríamos valorar el peso de sus palabras y la
exactitud de sus predicciones. A no dudarlo, este mensaje no fue nunca oído por
tales infiltrados. Nos animamos a arriesgar que no conocen, siquiera la doctrina
peronista, la
doctrina que frecuentemente mencionan y citan, creyendo que de tal forma son
más populares. Para la época en que Perón lanzó este mensaje, uno de los
numerosos que ha dejado para la posteridad, marcó a fuego a los infiltrados. Evidentemente
no engañaban al anciano caudillo, quienes simulaban corear la Marcha Peronista,
moviendo sólo sus labios… No impidió empero que, los profetas del odio, con su
actividad, sabotearan al Movimiento Justicialista, y que llegaran incluso al empleo de la fuerza de las armas, con el fin de derribar al gobierno
constitucional de esa época y, si se podía, quitar la vida al
propio Líder de tal Movimiento atentando
si era necesario contra su persona.
A los que décadas más tarde, lo mal interpretan a Perón, aun
diciéndose “peronistas” y hasta se atreven
a atacarlo con el propósito no confesado, de concretar sus fines inmorales
podríamos decirles, que ellos ignoran todo lo relacionado con la política
argentina. Ni aun
apelando a un nuevo López Rega, verán triunfar sus ideas marxistas. Así
se los señalaba Perón, lo que les causa desagrado ya que no ocultan que se han
dado cuenta que no pueden vencer a las ideas de una Nación. La mayoría de los argentinos aborrece al comunismo, al marxismo y a
toda otra idea que signifique la esclavitud del hombre por el Estado o por el propio hombre. Su
doctrina foránea, la de los hipócritas “infiltrados” sirve posiblemente en el
exterior, no acá. Señala así el general Juan D. Perón: “Nosotros
somos un país politizado, pero sin cultura política. Y todas las cosas que nos están ocurriendo, aun dentro de nuestro propio
Movimiento, obedecen, precisamente, a esa falta de cultura política. Nuestra
función dentro del Movimiento no es ya, solamente, de adoctrinamiento -en lo
que hemos trabajado mucho, y eso ha traído la politización-, sino de ir
cultivando las formas que lleven nuestro Movimiento al más alto grado de
cultura política, lo que será un bien inmenso para el país, no sólo por lo que
representa para el Movimiento Justicialista, sino porque inducirá a las demás
fuerzas políticas a que también adquieran ese grado de cultura política.”
“La política, hoy, ya no son dos trincheras
en cada una de las cuales está uno armado para pelear con el otro. Este
mundo moderno ha creado necesidades, y los pueblos no se pueden dar el lujo ya de politiquear.
Esos tiempos han pasado; vienen épocas de democracias integradas en las que
todos luchan con un objetivo común, manteniendo su individualidad, sus ideas,
sus doctrinas y sus ideologías, pero todos trabajando para un fin común. Ya nadie puede tratar de hacer una oposición sistemática y
negativa, porque los países no pueden ya aguantar una actitud política
semejante; uno ve cómo en el mundo entero esto ya está entrando.” (…)
“Hay que
recordar, señores, que mientras los movimientos gregarios mueren con su
inventor, los movimientos institucionales siguen viviendo aun cuando
desaparezcan todos los que lo han erigido. Porque
el hombre no vence al tiempo; la organización es lo único que puede vencerlo. Yo ya estoy viejo, y el hecho de que
se acerque mi final nos debe hacer pensar en que es necesario que este
Movimiento se institucionalice para que pueda continuar en el tiempo y en el
espacio, aun prescindiendo de mí. Y desde este momento debe comenzar a
prescindir de mí, para que sea manejado por los peronistas que los propios
peronistas designen.” (…)
“Yo he estado en Europa en
la época de la reconstrucción, y he visto en cada uno de los países que he
podido visitar y conversar con la gente, el esfuerzo que ha realizado y el gran espíritu de unidad con que unos y
otros, tanto los conservadores como los comunistas, se han puesto a trabajar
todos para reconstruir su país. A ninguno se le ha
ocurrido hacer un tipo de política opositora y cerrada. Es decir, se
ha llegado por obra de las circunstancias a formar una democracia integrada en
la que cada uno es parte de un gran organismo que trabaja con un solo objetivo:
reconstruir el país. Nosotros salimos de una
guerra civil, desembozada o no, pero guerra
civil, en la que se ha destruido en el país
todo lo que pudo destruirse, comenzando por
destruir al argentino, que es la más
terrible de todas las destrucciones que pudieran haberse realizado (…)
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