Instigadores de la subversión apátrida en Latinoamérica
(continuación)
“El
6 de noviembre de 1985, día del asalto, la única Sala de la Corte que debía sesionar, como en efecto lo hizo era la Constitucional. El tema a debatir era la constitucionalidad de la ley aprobatoria del
tratado de extradición, y para el efecto había
sendas ponencias presentadas ese día por los Magistrados Manuel Gaona Cruz,
Carlos Medellín Forero y Alfonso Patiño Roselli. Tanto
en la proclama del M 19, como en la demanda
armada, al producirse la toma uno de los puntos
principales que se mencionan es el tratado de
extradición con los Estados Unidos.
Al ocupar violentamente el Palacio, Luis Otero y otros comandantes del operativo acceden prioritariamente al
cuarto piso donde se hallaban los Magistrados de la Sala Constitucional y empiezan a llamar en alta voz a cada uno de los
integrantes de la misma, en sus comunicaciones se refieren a ellos y al
Presidente de la Corte como los “rehenes
fundamentales” y efectivamente
perpetran su secuestro. Aún después del
Holocausto el narcoterrorismo no
cesó en su ataque contra Magistrados de la Corte Suprema, continuaron las amenazas, al año siguiente asesinaron al Magistrado de la
Sala Penal Hernando Baquero Borda y finalmente lograron su propósito de inconstitucionalidad de la ley
aprobatoria del tratado de extradición. Todo indica que hubo conexión del M 19
con el cartel de Medellín en el asalto del Palacio de Justicia.”
“El
“comando Iván Marino Ospina” estaba dividido en dos pelotones, y al segundo le correspondía el asalto a los pisos
3 y 4, con las escuadras uno y dos, compuesta cada una por diez guerrilleros. “El segundo pelotón irá al asalto y control del
tercero y cuarto pisos -decía el documento hallado en la casa con el número
8-42 de la calle 6 sur- su misión es tomar los rehenes fundamentales que están
allí. Para ello aniquilará (sic) las fuerzas
enemigas y concentrará a los primeros y segundos en las respectivas salas de sesiones”. La escuadra uno, encargada del asalto al cuarto
piso, subió por las escaleras del flanco sur con el comandante Luis Otero al frente y allí
se encontró con Alfonso Jacquín y otros seis guerrilleros que, con distintos pretextos, habían entrado por la
puerta principal en las horas de la
mañana, vestidos de civil. Los escoltas de
Magistrados y Consejeros de Estado, desde distintas oficinas, respondieron al fuego de los guerrilleros, hasta agotar sus municiones. Entretanto, Otero y
Jacquín desesperadamente trataban de ubicar
al doctor Reyes Echandía, Presidente de la Corte, y a los demás Magistrados de
ese piso, sobre todo a los de la
Sala Constitucional.” (…)
“Al momento de irrumpir el M 19, la
Sala Constitucional estaba sesionando, escuchando la lectura de la ponencia del doctor Gaona Cruz sobre una de las demandas contra el tratado de
extradición con los Estados Unidos de América. Por consiguiente allí estaban los Magistrados: Alfonso Patiño Roselli,
Presidente de la Sala, Manuel Gaona Cruz, Carlos Medellín Forero y Ricardo
Medina Moyano, así como el secretario Ricardo Correal Murillo. De la Sala Penal
se hallaban en sus despachos, de sur a norte, los Magistrados Fabio Calderón
Botero, Alfonso Reyes Echandía, Pedro Elías Serrano Abadía y Darío Velásquez
Gaviria, y de la Sala Laboral los Magistrados Fanny González Franco, José
Eduardo Gnecco Correa y Nemesio Camacho Rodríguez. En ese momento también se
encontraban en el sector de la Sala Penal los Magistrados Auxiliares Emiro
Sandoval Huertas y Julio Cesar Andrade, así como siete auxiliares judiciales:
María Janeth Rozo Rojas, Isabel Méndez de Herrera, María T. Muñoz de Jiménez,
María Cristina Herrera Obando, Beatriz Moscoso de Cediel, Libia Rincón Mora y
Nurys Soto de Piñeres. De los despachos de los Magistrados de la Sala
Constitucional estaban las secretarias Lyda Mondol de Palacios, Ruth Zuluaga de
Correa y Rosalía Romero de Díaz. De la Sala Laboral se encontraban en ese piso
el Magistrado Auxiliar Jorge Alberto Correa Echeverri y los secretarios de los
despachos Hermógenes Cortés Nomelín, Cecilia Concha Arboleda y Ana Lucía
Bermúdez de Sánchez. Aproximadamente a la una de la tarde ya se tenía control
del cuarto piso; el júbilo fue
mayúsculo entre los guerrilleros cuando encontraron al Presidente de la Corte, y con vivas al M 19 y al comando Iván Marino
Ospina lo llevaron a la
oficina del doctor Pedro Elías Serrano Abadía, junto con otros siete
Magistrados y otras personas, para completar 30
rehenes en este piso. Para ese momento la fuerza pública ya había penetrado por la carrera
octava con los tanques y por la puerta principal se hacía lo mismo, por lo que en los primeros pisos había un
impresionante cruce de disparos y estallido de cañones y granadas.”. Rogamos se nos dispense lo
extenso de la mención que hacemos en cuanto a la individualización de
integrantes del poder judicial sedicentes víctimas de los terroristas, pero
creemos que es necesario dar tal paso.
“Lo mismo se hacía desde los helicópteros
y edificios que rodeaban el Palacio, sobre todo desde los de la calle 12, como el del entonces Banco
Comercial Antioqueño, lugar en que se habían
apostado policiales y soldados disparando sin
piedad hacia las oficinas donde se refugiaban debajo de los escritorios los
Magistrados y empleados de los pisos tercero y cuarto, expuestos a los proyectiles oficiales que
penetraban fácilmente porque el Palacio
era una urna de cristal, con divisiones en vidrio y madera. Inicialmente el doctor Medina Moyano escapó a esta concentración porque se había
refugiado en su oficina junto con el doctor Gaona Cruz, Héctor Darío Corrrea,
Ricardo Correal y un vendedor visitante.
Cuando cayendo la tarde el humo y el calor del incendio, así como los proyectiles de los edificios vecinos
les hicieron ver que irremediablemente iban a morir, éstos sacaron al pasillo un trapo blanco asegurado en un paragüero y con la
garantía de un guerrillero de que les respetarían la vida fueron llevados a los
baños ubicados en los descansos de las escaleras. En la oficina quedó solamente el doctor Medina
Moyano y el vendedor visitante, quienes se resistieron a salir y luego pasaron
al fatídico grupo de rehenes que dominaba Otero. Acosado por el fuego, en las primeras horas
de la noche el Magistrado Nemesio Camacho también salió de su oficina en el
cuarto piso, ayudado por su
secretaria y por la del doctor Manuel Enrique Daza. Los tres también fueron
llevados a los baños de las escaleras. De
esta manera, sólo seis personas de las que ocupaban el cuarto piso quedaron por
fuera del grupo de rehenes que capturó Otero.”
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