sábado, octubre 09, 2010

Capítulo 335 - Los otrora vencidos, mediante la mentira pretenden vencer en los juicios de la verdad.



(continuación)

Advertimos que la sagacidad marxista-comunista, para desvirtuar la realidad, es digna de los delincuentes de guante blanco. El empeño que ponen, en el maléfico empeño de desdibujar la realidad, es digno de una mejor causa. Sobran ejemplos de tales distorsiones. No es una novedad que el marxismo internacional, acuda a tales instrumentos, olvidando que ellos fueron los primeros en citar a Goebbels, a quien atribuyen la frase:"Miente, miente que algo quedará". Esta gente hace de la mentira, de la falsedad, un engaño constante. Se sirven de sus mentiras, al punto que, en ocasiones, ni se acuerdan que han falseado los eventos, y tropiezan con sus contradicciones. Cualquier medio es lícito para lograr la retaliación pecuniaria o personal que persiguen.


Mediante el acceso al poder sobre el pensamiento, que da la docencia, utilizando anudados "concursos" académicos y universitarios, han logrado imponer su ideología, a través del progresismo y de la teoría del abolicionismo penal. En el caso de las causas instruídas con el fin de esclarecer los eventos que ellos califican como violaciones a los derechos humanos, han inventado instituciones, o sencillamente han malinterpretado la función de ellas, al punto que al desinformar a la ciudadanía, en la actualidad es dificultoso establecer cual es la verdad de lo realmente acontecido.


Ejemplos de lo afirmado, sobran por doquier. En el caso de lo que ellos califican como "víctimas", vemos que esta "etiqueta" ha demostrado su utilidad, habida cuenta que se ha transformado para estos privilegiados, en el sinónimo de lucro indebido. No hesitaron, en algunos casos, en acudir a la estafa procesal, con el fin de lograr las "reparaciones" solicitadas. Recordemos que abundan los casos de resarcimientos efectivizados a familiares de "desaparecidos" que posteriormente aparecieron vivitos y coleando. En ocasión de inaugurar sus funciones la Corte Penal Internacional, se hizo una referencia a la calidad de víctimas de los delitos internacionales que ellos eran los encargados de perseguir, y se clarificó qué requisitos debe reunir la víctima de un evento penal internacional.


Se ha señalado que luego de un detallado estudio sobre el concepto de víctima, su evolución dentro del sistema penal, su acogida y suficiencias y falencias que tiene la Corte Penal Internacional, en el tema de protección e importancia de las víctimas dentro de su proceso, se puede llegar a la conclusión de que con la aparición de la normatividad en Roma, para la creación de este nuevo e innovador Tribunal, se avanzó en materia procesal penal, pues se buscó alcanzar un mayor nivel de justicia al tratar de hacer un balance entre los derechos del acusado y de las víctimas al igual que se generó una oportunidad histórica para que la comunidad internacional garantice a las víctimas de las mas grandes violaciones a los derechos humanos, justicia y reparación.

Pero, repetimos una vez mas, para la Argentina, al parecer, esta justicia y reparación tienen un cierto tufillo marxista. Nadie, salvo que no esté en su sano juicio, podrá afirmar que en la Argentina el Estado ha reconocido a las víctimas de la sanguinaria actividad desarrollada por la guerrilla subversiva. Las autoridades estatales, exhiben un insolente e injusto desdén por las víctimas de estos delincuentes. Al referirse a éstos como a "jóvenes idealistas" simétricamente, quienes fueron asesinados, quienes quedaron tullidos o baldados por su ilícito accionar, se convierten en ocasionales "escollos" a eliminar, una suerte de "daño colateral" justificado por los altos y patrióticos propósitos de los terroristas. La semántica guerrillera repercute en la Justicia, al punto que quienes intervinieron en la actividad bélica, en el bando de los subversivos, han usurpado la calidad de "víctimas" y el Estado, años mas tarde, cesadas las acciones bélicas, los ha beneficiado como si se tratara de integrantes de la población civil. Tal reconocimiento, ha sectorizado a la totalidad de las víctimas. No procedemos de la misma forma que criticamos. Ha habido víctimas en ambos bandos. El Estado reconoció sólo a las víctimas del bando de los delincuentes. Ese mismo Estado que ordenó que su brazo armado, para bien o para mal, proceda a aniquilarlas, al cese del accionar bélico, reconoce como damnnificados solamente a los que otrora integraron el bando de delincuentes subversivos. Y a las víctimas del accionar de los sanguinarios delincuentes subversivos, lisa y llanamente las borra del mapa. Ni las recuerda. No existe siquiera un homenaje. No son rememorados quienes, cumpliendo con su obligación, lucharon en la selva tucumana o en el éjido urbano, contra el enemigo invisible.


El Estado, con su accionar ex post facto, contribuye a la confusión, que intencionalmente se trata de crear hasta en los establecimientos educativos. Quien intenta exhibir la realidad, es tratado peyorativamente de "defensor de los militares", como si las tropas militares integraran grupos enemigos de la Patria. Como si nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad, en lugar de instituciones de la Argentina democrática, obedientes al mando de las autoridades constitucionales, hubieran sido tropas de ocupación. Y el adversario bélico, quien cumpliendo ordenes desde el exterior del país, inició las acciones subversivas mediante el terrorismo, es elevado poco menos que a los altares de la Patria. Esta postura, sin embargo, peca por omisión, ya que debe imputarse entonces a los otrora funcionarios que ordenaron el ataque a la guerrilla apátrida, la participación necesaria, penalmente hablando, en los eventos internacionales que se imputan a miembros de las fuerzas armadas y de seguridad. Por consiguiente, para ellos, no rigen ni las leyes de amnistía, ni los indultos ni el instituto de la prescripción de la acción penal. Incongruentemente, no ha sido así.


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