(continuación)
Con frecuencia, y oportunamente, los rebeldes acogerán favorablemente la designación de sus ataques como un conflicto armado, ya que ello constituye una curiosa suerte de reconocimiento internacional para ellos, y la aplicabilidad del artículo 3 común refuerza el papel especial del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Sin embargo en el caso de los guerrilleros argentinos, actuantes en la década del 70, al principio ostentaban su calidad de guerrilleros y a sus tropas las designaban como “ejército”. Recuerdo que el Estado argentino, en una época calificaba a los integrantes de las fuerzas subversivas, a las bandas de asesinos tantas veces citadas, como a una banda de delincuentes. El propio Perón, al principio, solía afirmar que se trataba de meros actos delictivos que la policía podía enfrentar eficazmente. Ello, nos consta, no ocurrió. La policía no pudo enfrentar a estas bandas sediciosas lo que obligó a que el gobierno peronista ordenara la intervención de las Fuerzas Armadas, con las secuelas que todos los argentinos conocemos.
En cuanto a los sanguinarios subversivos, ellos mismos se complacían en auto titular su accionar como hechos de guerra. De la publicación del denominado Ejército Revolucionario del Pueblo, titulada “Estrella Roja” nº 22 del 12 de julio de 1973, o sea durante la época de un gobierno constitucional, se desprende que esta organización guerrillera se expresaba en forma belicosa señalando: “La única liberación verdadera es la Revolución Socialista. La única América Latina que puede enfrentar al amo yanqui (sic) es América Latina de los obreros, campesinos o indios, no la América Latina de los patrones latinoamericanos. Y la única manera de enfrentarlo es con la Guerra Revolucionaria del Pueblo. A 20 años del asalto al Cuartel Moncada, decimos a la Cuba socialista, al gran horno revolucionario de América: Seguiremos vuestro ejemplo hermanos cubanos, lucharemos hasta el fin contra el imperialismo, haremos de América Latina una Patria Grande, sí pero una Gran patria Socialista”. En la página 14 de este ejemplar, se encuentra lo que titula “Crónica de la Guerra Revolucionaria”. Con fecha 17 de diciembre de 193, la misma publicación refiere que “La guerrilla, particularmente nuestro ERP, es y debe ser cada día más sólidamente el núcleo de acero de la resistencia popular. (…) debemos preocuparnos de mejorar la calidad y capacidad operativa de nuestras unidades. Por aumentar su preparación, su armamento y su moral de combate. (…) Cada patriota, cada argentino o habitante de nuestro suelo,… tiene en el ERP un puesto de combate para luchar y derrotar al enemigo, siguiendo el ejemplo del Che, de los heroicos vietnamitas, de la gloriosa revolución cubana, de nuestros propios héroes y mártires que nos marcaron el camino de la guerra revolucionaria, para conquistar la Patria socialista.” Con el correr de los acontecimientos, los otrora guerrilleros de cuanto “ejército de facciosos había” se fue auto adjudicando el nombre de “civiles”. Inspirados posiblemente en los “especialistas jurídicos” de la banda. De allí un paso a ser una eventual “víctima”, con todos los derechos del caso. Evidentemente, reflexionaron que desde el punto de vista jurídico, les convenía aparecer como “civiles” inocentes que nada tenían que ver con las hostilidades internas.
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