miércoles, marzo 07, 2012

Capítulo 474 - Los jóvenes idealistas comienzan a desarrollar su estrategia revolucionaria. Se cierne la tormenta sobre nuestra Patria.


                                                                                                         Teniente General Juan D. Perón.

(continuación)
Se hace  necesario traer a colación,  las conclusiones a las que arribara en su oportunidad, un brillante estudioso del tema. En una enjundiosa reseña, sintetiza lo que ocurrió en esa época en nuestro desgraciado país, donde finalmente los que ganaron perdieron y los que perdieron, dando vuelta la taba, ganaron de punta a punta. Lo que no consiguieron por medio de los asesinatos, de los secuestros, de los sangrientos atentados con poderosas bombas, lo consiguieron merced a la ingenuidad y egoísmo de sus conciudadanos. La mentira oficial intenta imponer su su relato, cual verdad revelada, aprovechando por lo general, la ignorancia de gran parte de la población argentina, respecto a las verdaderas intenciones de quienes intentaron sin éxito derribar por la fuerza de la violencia y de las armas, al gobierno constitucional legítimamente elegido por una mayoría indiscutible. A fin de desmitificar tal relato, a fin de evidenciar en qué consiste la "mentira oficial" se impone retroceder unos pocos años a efectos de poder valorar, en forma adecuada, sin pasión alguna, lo que sucedió y las funestas consecuencias de tal accionar que nos fue impuesto fuera de las fronteras de la Patria.

Repasemos lo siguiente:  “La misma propaganda terrorista ofreció en sus contradicciones e incongruencias, apreciables fisuras que permitieron entrever una verdad que fue deliberadamente silenciada. Parte de esta verdad fue oportunamente declarada por el sector trotskista de la conjura, cuando en el IX Congreso de la IV Internacional se resolvió declarar la guerra revolucionaria en la República Argentina.” (textual)  (...)  Bueno sería que aquellos que escucharon las campañas de desprestigio contra nuestro país, escucharan también con ecuanimidad, las voces espontáneas de quienes conocieron en la realidad lo que se vivió en el Sur del Continente Americano; así se enterarían de las maniobras engañosas que utilizaron los delincuentes terroristas para crear un clima adverso a nuestra Patria.” “Las poderosas energías que la nueva situación política liberó en las amplias masas revolucionarias, especialmente después del 25 de mayo del 73, halló su expresión en los múltiples conflictos fabriles y de todo tipo, a través de los cuales estas buscaron la satisfacción de sus necesidades largamente postergadas. (…)  

Esa ininterrumpida ofensiva popular desenmascaró rápidamente al gobierno peronista, precipitó el fracaso de sus planes y al demostrar el carácter reaccionario de los dirigentes, elevó considerablemente el grado de conciencia de la clase obrera y otros sectores del pueblo, facilitando la progresiva descomposición de las concepciones sobre el nacionalismo burgués que aún persistían en su seno. Todas estas circunstancias configuraron un cambio de enorme importancia en el contenido de las luchas populares.” (...)   Estas se encaminaron a partir de este momento, en la búsqueda de un abierto enfrentamiento entre las organizaciones revolucionarias y el gobierno. Todo este esquema político-militar, muy sintéticamente expresado, con un renovado y violento enfrentamiento de las luchas populares con las fuerzas de la Nación y con el apoyo de gran parte del pueblo consiente de la situación, llevó al país a la generalización de la guerra. Es en esta nueva etapa, que se requiere una ampliación considerable de las operaciones militares, en la que se inscribe la apertura del “frente rural” iniciado por la “Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez”, pasando de una acción táctica, al desarrollo de una verdadera estrategia revolucionaria “ (…) “ .

(N. de R.: adviértase que los párrafos precedentes tienen origen en las mas capas directivas de los subversivos. Se desprende de ellos un relato  interesado, ajeno a la realidad, ya que se asemeja a una épica mesiánica, que posiblemente no lograba engañar ni a sus autores. No fue un error ya que las vidas que se cobraron, no la de los guerrilleros sino de los civiles inocentes, fue un pago demasiado doloroso para la ciudadanía y la demostración de que los asesinos estaban equivocados, no los iba a resucitar. Al respecto evocamos que ninguno de los asesinos mostró, mínimamente, arrepentimiento por los delitos que cometió y por las víctimas que produjeron. Hoy se pasean desafiantes,  por sus lujosos despachos oficiales, sin que nadie les reclame absolutamente nada. Y menos el Estado Nacional, quien adoptó la actitud de resarcirlos pecuniariamente. En cuanto a la justicia nacional, ningún magistrado ha osado tener el atrevimiento de observar y valorar lo sucedidos tras el cristal del derecho internacional humanitario consuetudinario. ).

Sigue señalando la nota de marras: “La nueva etapa del desarrollo de la lucha revolucionaria indica, como la tarea más importante en el terreno militar, “la generalización de la guerra” a todo el ámbito del país, incorporando de esta forma, regiones y sectores de la población que hasta el presente no habían participado activamente, pero que sin lugar a dudas, ante el conflicto generalizado, desplegarían, como así lo hicieron, un amplio apoyo a las fuerzas irregulares. (...).  

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