(continuación)
Simplemente se
señala en el Memorándum, que una Comisión se encargará del tema, como amigables
componedores. Quien
pergeñó esta solución, es evidente que no
conoce nada de derecho internacional.
Nisman tenía
razón cuando afirmaba que, la cruda realidad señalaba, que el propósito de las autoridades estatales de Irán era salvaguardar la libertad ambulatoria de los jerarcas
iraníes imputados. Hasta nos animaríamos a señalar que la idea del
gobierno de Irán, que sólo podía receptar una contraparte demasiado ingenua,
era hacer durar la instrucción sumarial sine die, a fin de evitar consecuencias
gravosas para la libertad personal de los imputados. El sumario criminal, de
esta forma, quedaría reservado en el Juzgado interventor y, la más grave
consecuencia para los imputados, es decir la orden de captura, seguiría
subsistiendo formalmente pero, como una novedad la
vigencia sería “en suspenso”.
Una suerte de sentencia
“condicional”. No creemos que les interesara otra cosa. Ha sido demostrado,
como ya se dijo precedentemente, en idénticas actitudes asumidas por el
gobierno iraní ante la justicia de diversos países donde incursionaron sus
espías o terroristas, con la finalidad de cometer atentados, a lo largo de
situaciones similares, con soluciones parecidas.
Esta interpretación fue
indiscutidamente refrendada por las declaraciones del propio Ministro
Salehi -cofirmante del tratado en su carácter de
ministro de relaciones exterior de los persas- cuando, según informó la
agencia de noticias IRNA, manifestó que: "según
el acuerdo firmado por ambos países,
la Interpol (Policía
Internacional) debe eliminar las acusaciones contra las autoridades iraníes"
y criticó a Interpol por haber aseverado que las
mismas permanecían vigentes. (IRNA,
"Salehi: Irán y Argentina trabajan conjuntamente para resolver las
acusaciones sobre la AMIA", 18/03/2013; "Irán asegura que el acuerdo
con Argentina incluye retirar las "notas rojas" de Interpol", La
Nación, 18 de marzo de 2013; "Tehran insists accord with Argentina includes
Interpol lifting red notices against Iranian suspects", Mercopress,
19/03/2013). Aclaremos que el
ministro Salehi nos demuestra con ello un absoluto desconocimiento de las
normas internacionales que rigen la materia de que se trata. En efecto,
sostiene Interpol que sólo el magistrado que
decretó la captura de los procesados,
tendría que dejar sin efecto tales órdenes. Sin embargo, e insistimos
una vez más ya que es casi desconocido el tema, podría
Interpol, bajo ciertas y excepcionalísimas circunstancias “suspender” la captura, en
forma provisoria y a las resultas de que suceda determinado acontecimiento.
Como se verá no lo
hizo ni en esa forma ni en otra. La actitud de Interpol, para nosotros, fue una
suerte de caso fortuito ya que Irán, ante la circunstancia de no haber podido
lograr sus propósitos, reclamó a la Argentina. El canciller, indudablemente se
jugó en el sentido de que nunca pensó que Irán iba a lanzar su protesta, ante
la actitud de Interpol. Tampoco contaba con la salida de Noble, el funcionario
amigo de Irán. Otros hechos internacionales, contribuyeron, en poco tiempo, a
cambiar absolutamente todo, quedando nuestro Cancillería “pedaleando en el
aire”. Puso en aprietos a nuestro Canciller, quien como no le quedaba
alternativa, puso sus pies en polvorosa, en una suerte de huida judicial. Evidentemente sus explicaciones a los furiosos
iraníes, si es que las hubo, no fueron muy convincentes. Recordemos que es
imposible para la Argentina, alegar su desconocimiento de las eventuales
consecuencias, para nuestras pretensiones de mantener vigentes las circulares
rojas, la notificación que se le hacía a Interpol, aun antes que Irán haya
rubricado el Memorándum conforme a sus normas locales. En suma quedamos como una suerte de
vendedores de humo, internacionales. Pera quienes nos conocen aún más profundamente calificaron la actitud de la Cancillería argentina como una suerte de “viveza criolla”. Su actual titular,
se encerró -dolosamente o culposamente-
en un planteo en el que jugó a las escondidas con las autoridades de Interpol. Logró de dicho
organismo internacional, sendas notas, que certificaban su “buena conducta” en la
emergencia.
Como bien lo aclaró el canciller iraní,
se esperaba que aun sin entrar en vigencia,
el acuerdo sirviera para dar de baja las notificaciones rojas de
Interpol y de esa manera lograr
en los hechos que los sospechados eludan a la justicia
argentina.
En definitiva y en
base a lo expuesto, concluye Nisman que Alí Abkar Salehi había acordado con
Timerman que el cese de las notificaciones
rojas se produciría con la sola firma del
memorando de entendimiento y que sólo de esa manera se explica el
artículo séptimo -referido a la comunicación a Interpol-, al cual se le asignó un carácter operativo y,
consecuentemente, era el único que podía y
debía tener aplicación inmediata, mientras que
el resto de los puntos del acuerdo necesitan
la ratificación de ambas partes, el intercambio
de notas reversales y la vigencia del
tratado para que puedan ser cumplidos. Ahora
Cancillería está sufriendo las consecuencias de
jugar con fuego con las autoridades de un país que,
en su momento, fue calificado como “país terrorista”. Adviértase que
el canciller iraní, según Nisman, acordó con nuestro canciller “que el cese de
las notificaciones rojas se produciría con la sola firma del memorándum de
Entendimiento” o sea que, al parecer, lo referido a las circulares rojas no
exigía la previa aprobación de los Parlamentos de ambos países. Aun así, Argentina
sometió este trato a la consideración del congreso nacional, quien o aprobó.
Irán no siguió esa conducta y quedó el trámite empantanado en los meandros de
lo eventual.
El fallecido Pepe Eliaschev, señala en una nota de su autoría y que
elevara a la web: http://www.pepeeliaschev.com/exclusivo-web/las-condiciones-que-pone-iran-para-dialogar-15155, el 23 de julio de
2011, los antecedentes del Memorándum, según sus propias investigaciones. Escribió,
en exclusiva, en su carácter de cronista del diario Perfil, lo siguiente: “Irán propone “dialogar” con la Argentina, pero es una imposición evidente
y unilateral. Sus condiciones son tan enormes que la palabra pierde sentido. Sin embargo, el responsable de las relaciones
exteriores argentinas se precipitó
nuevamente al elogiar al régimen de Irán, sin
que aparentemente haya analizado
someramente de qué se trata la
mentada “propuesta”.
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