El presidente Alfonsín visita el cuartel militar La Tablada
(continuación)
Existieron autores directos, auxiliares
y autores mediatos, como el caso del propio Gorriarán Merlo,
confeso guerrillero y confeso asesino de un ex dictador. Experto
en el manejo de las armas y de la eliminación física de quienes
consideraba enemigos ideológicos. No
aporta este tribunal, ningún elemento que permita vislumbrar,
como mínimo, que se intentó investigar o esclarecer
quien o quienes estaban al mando de la operación, quien o
quienes la financiaron, etc. etc. Todo
se limitó al ejido donde estaba ubicado el cuartel militar.
Ningún funcionario judicial, consideró de importancia
investigar la etiología del ataque. Tal inanidad es, por
cierto, hasta de una ingenuidad sorprendente. Los
límites de los cuarteles actuaron cual territorio vedado a cualquier
investigación. La justicia ni menciona los resultados
habidos, relacionados con el empleo de la
distinción y de la proporcionalidad de los medios,
empleados por los distintos actores.
Se dijo que “no se actuó contra una población civil por una determinada
política previa y planificada, sino que se
actuó en el marco de un combate espontáneo para recuperar rehenes e instalaciones
militares ilegítimamente atacadas”. Tal aserto da la pauta que
el tribunal hace referencia a como actuaron los defensores del cuartel, los soldados de la Patria, los defensores de las
instituciones democráticas. Nada se dice sobre como actuaron los invasores,
los agresores, los asesinos que han cometido
delitos de lesa humanidad. Ellos actuaron tipificando tal delito. En efecto, recordemos que cuando se habla de población
civil, se extiende tal calidad a quienes se
han rendido. Y se agrava la calificación cuando ocurren ciertas
circunstancias.
No queremos pasar por
alto, que la investigación judicial que no se hizo, no requería grandes e
imposibles esfuerzos. Acudiendo a “Memorias de
Enrique Gorriarán Merlo”, libro que él
escribió, podemos conocer antecedentes de este guerrillero, quien evidentemente no había abandonado la idea de apoderarse
del Estado, por medios violentos, si se daba
el caso. Si la justicia hubiera hojeado este
libro habría podido comprobar que el autor nos señala
que “Cuando asumió el gobierno radical, Gorriarán,
por medio de las autoridades de Nicaragua,
le informó al gobierno de Alfonsín que tomaba el compromiso de no efectuar
acciones de guerrilla contra el gobierno
constitucional y a su vez, las autoridades argentinas le contestaron que no impulsarían el juicio contra él ni lo mandarían capturar.”[1] (Ver decreto 157/83 de
Alfonsín –Boletín Nro. 98 - Enrique Haroldo Gorriarán Merlo; “Memorias de
Enrique Gorriarán Merlo. De los setenta a la Tablada” ; pág. 460; Ed. Planeta,
Bs. As. 2003).
La web del Boletín 146,
nos permite esclarecer no sólo tales datos, sino otros muy útiles, para poder
adquirir elementos de convicción aptos para poder determinar, quienes fueron
los autores materiales e intelectuales y los partícipes en la toma del cuartel
de La Tablada. Advertimos que no es dificultoso estudiar detenidamente la
trayectoria de cada imputado, acudiendo a los organismos de Inteligencia de la
Argentina. Fecho, inútil es decirlo, tenemos que unir cada pieza del
rompecabezas y, si hay voluntad investigativa, no es tan dificultoso.
No señala el citado libro
“Con el triunfo
de Alfonsín en octubre de 1983, se abrieron nuevas perspectivas para los
revolucionarios”. En efecto, fue así,
ya que la situación durante ese gobierno permitió el regreso al país de numerosos guerrilleros
sin ser molestados y simultáneamente, fueron liberados los
terroristas procesados y condenados durante los gobiernos precedentes.
Nos dice el citado Boletín que “En ese contexto
favorable Gorriarán, aprovechando el
apoyo y sus sólidas relaciones con la conducción del gobierno marxista leninista
instaurado en Nicaragua, concibió entonces iniciar la acción revolucionaria nuevamente
en la Argentina desde la perspectiva de la
antigua OLA (Organización de Liberación de la Argentina), que pretendía la unidad del PRT-ERP,
Montoneros y la Organización Comunista Poder
obrero (OCPO), debido a que esta unidad no había llegado a concretarse en 1976 como tenían
previsto, por las muertes de Santucho y Urteaga.(Ver
Boletín Nro. 47). Demás está señalar que los datos proporcionados en esta web
que hemos citado, no son un misterio para ninguna persona especializada,
diríamos que prácticamente estos datos son de público y notorio.
“Decía Gorriarán en 1982
- respecto del futuro Movimiento Todos por la Patria (MTP) - “…la idea que nos motorizaba, la concepción de fondo,
consistía en darle continuidad a aquello que se
había frustrado con la no concreción de la
OLA” [ Debido al nuevo escenario político que
se abría en la Argentina, los elementos residuales de las organizaciones
terroristas subversivas de los años 70 que habían sobrevivido a la guerra
revolucionaria pensaban
en la necesidad de desarrollar una nueva
estrategia para obtener el mismo objetivo: “el poder político”, pero con procedimientos más sutiles que los de la lucha
armada. Así se fue pergeñando lo que luego se
llamó y actualmente se conoce como la
“Guerra Social” (Ver Boletines 91, 92
y 93).
Nos informe el Boletín
tantas veces citado, que “En previsión de los tiempos de democracia que se
venían Gorriarán,
desde Nicaragua, comenzó las reuniones preparatorias para plasmar la nueva forma de lucha
revolucionaria junto con Carlos (a) Quito Burgos, que provenía del “Peronismo de Base”, con Pablo Ramos de Montoneros,
con Fray Antonio Puigjané y con Ruben Dri, llegado de Méjico, estos últimos del “Movimiento
de Sacerdotes del Tercer Mundo”. Era el retorno de los derrotados, tanto en el
campo militar como en el político revolucionario y también en el religioso.
Por eso y sobre la base de las nuevas condiciones políticas y sociales se abandonó la
estrategia de la guerrilla rural y urbana con predominio de lo “militar”,
para pasar a la “guerra de masas” con predominio de lo “insurreccional”, a fin de lograr su objetivo
de asalto al poder del Estado para imponer la ideología marxista-leninista, sin descartar el uso de la
violencia armada en el momento considerado
oportuno”. Otro dato que creemos oportuno para contribuir a una
eventual investigación, y que no habría sido tomado en cuenta por los
investigadores, es que “En 1987 se realizó el VII Congreso del PRT en el cual se resolvió “luchar por la conducción de las masas, mediante el uso de la propaganda y la agitación en búsqueda de la insurrección general”. Otro proyecto
propagandístico del año 1987 fue la creación del diario “Página 12”, iniciativa
de Francisco Provenzano, integrante del ERP[3] quien presentó el proyecto
a Gorriarán y éste lo aprobó y obtuvo los aportes financieros necesarios.”
Nos revela el Boletín aludido que
“Gorriarán
plasmó una reunión ese mismo año – 1986 - en la ciudad de Managua,
capital de Nicaragua (en poder de los
Sandinistas) donde se creó el “Movimiento
Todos por la Patria” (MTP). Participaron 50 terroristas, entre los que
estaban (…), la
mayoría integrantes de organizaciones terroristas que asolaron el país en la década del 70 y muchos otros subversivos que ya activaban en los barrios,
en los gremios y en la iglesia. A ello siguió el apoyo explícito de
Raúl Séndic creador del Movimiento terrorista Tupamaros en Uruguay. Según el propio Gorriarán también estuvieron terroristas salvadoreños, nicaragüenses y guatemaltecos.