(continuación)
“Como subraya la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos,
los jueces no sólo deben satisfacer criterios objetivos de imparcialidad, sino que además debe verse que
son imparciales; la cuestión de fondo es la confianza que
deben inspirar los tribunales a las personas que recurren a ellos en
una sociedad democrática. En este contexto se comprende la importancia de la
difusión y puesta en práctica de los Principios de Bangalore sobre la conducta judicial, cuyos
autores se han basado expresamente en las dos principales tradiciones jurídicas
(el derecho consuetudinario y el derecho civil), y de los que la Comisión ha
tomado nota en su 59º período de sesiones”.
“Considerando
que la importancia que tiene para la protección de los derechos humanos una
judicatura competente independiente e imparcial, adquiere mayor énfasis por el hecho de que la
aplicación de todos los demás derechos depende
en último término de la correcta administración
de la justicia. Considerando que una judicatura competente,
independiente e imparcial es igualmente esencial si
los tribunales han de desempeñar su papel de defensores del constitucionalismo y del principio de legalidad.”
“La importancia que una
judicatura independiente e imparcial reviste para el imperio del principio de
legalidad se ha descrito de la siguiente manera: “La
razón de que la
independencia judicial tenga tanta importancia pública se debe a que una sociedad
libre solo existe en la medida en que está regida por el principio de la legalidad… el principio que obliga a gobernantes y
gobernados, administrados imparcialmente, y que concede un trato igualitario a todos quienes
procuran reparaciones o contra quienes tales reparaciones se procuran. Por muy vagamente que se la perciba y por muy confuso que sea el
pensamiento, en los corazones de todos
los hombres y mujeres existe una aspiración de legalidad. El cumplimiento de esta aspiración depende de
que los jueces apliquen la ley
de manera competente e imparcial. Con el fin de cumplir esta responsabilidad, es fundamental que los jueces
sean independientes y
se les
vea como tales. Nos hemos acostumbrado a la noción de que la independencia
judicial incluye la independencia respecto de los dictados del poder ejecutivo… Pero las
decisiones modernas son tan variadas e importantes que debe propiciarse la
independencia respecto de toda influencia que pueda tender, o que
razonablemente pueda pensarse que tienda, a una falta de imparcialidad en la adopción de decisiones” (…)
La
confianza pública en el sistema judicial y en la autoridad moral y
la integridad del poder judicial es de extrema importancia en
una sociedad democrática moderna.
La confianza pública en la independencia de los tribunales, en la integridad de sus jueces y en la imparcialidad y eficiencia de
sus procedimientos es el
sustento del sistema judicial de un país. Tal como ha señalado un juez, recordando
al constitucionalista Hamilton: “La
autoridad de los tribunales… no ha dispuesto ni de la bolsa ni de la espada… descansa en última instancia en la confianza permanente
del público en su
sanción moral. Esa sensación debe
alimentarse con la plena prescindencia del tribunal, tanto en los hechos como en apariencia, respecto de las pugnas
políticas, y con la renuencia a inmiscuirse en
el choque de las fuerzas políticas cuando se trate de fallar asuntos políticos”
Es
esencial que los jueces, tanto individualmente como de
forma colectiva, respeten y honren las funciones jurisdiccionales
como una encomienda pública y luchen para aumentar y mantener la
confianza en el sistema judicial. El presidente de un tribunal supremo
dirigió las siguientes observaciones a los jueces recién nombrados en su
jurisdicción: “El papel de un juez consiste en servir a la comunidad en la tarea decisiva de administrar justicia de acuerdo con
la ley. Las funciones que les competen les
dan esa oportunidad, lo que es un privilegio. Esas funciones les
exigen servir, lo que constituye una obligación. No hay dudas de que hubo otras
razones, personales y profesionales, para que aceptaran el nombramiento, pero el juez no tendrá
éxito y no sentirá satisfacción en su cometido sin
una constante comprensión de la importancia del
servicio que se presta a la comunidad. La libertad, la paz, el orden y la buena
administración –factores esenciales de la
sociedad que tanto valoramos– dependen en
última instancia del fiel cumplimiento de las obligaciones judiciales.
Sólo cuando la
comunidad confía en la integridad y
capacidad de la judicatura, es que la comunidad
se halla regida por el principio de la legalidad. Sabiéndolo,
ustedes deben tener un elevado concepto de la importancia de sus funciones. (Capítulo 826)
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