jueves, abril 20, 2017

Capítulo 923 - No debemos confundir al derecho internacional humanitario con el derecho penal internacional











                                                          El dictador Fidel Castro



(continuación) 
"Bajo tales lineamientos, válidas resultan ser las apreciaciones del señor Fiscal respecto a que “…sólo una prohibida aplicación retroactiva del derecho penal internacional consuetudinario permitiría afirmar que violaciones al ius in bello (derecho en la guerra) aplicable a situaciones de conflicto armado interno acontecidas en la década de 1970 pueden ser consideradas crímenes de guerra. Ello, sin perjuicio de que, como diré de seguido, no es posible afirmar que en la República Argentina haya existido un conflicto armado interno de acuerdo al derecho internacional aplicable…”.En este sentido, es importante no confundir el derecho internacional humanitario con el derecho penal internacional… No toda violación del derecho internacional humanitario es –ni ha sido históricamente- un crimen de derecho internacional…”, conclusiones que resultan ajustadas a derecho y que los recurrentes no han logrado conmover, por lo que las vías recursivas intentadas a esos fines tampoco podrán prosperar en lo que atañe a los agravios esgrimidos en punto a esta calificación. (…) (Confr. Capítulo 651)

Entendemos que ciertos antecedentes, que a renglón seguido destacaremos, sirven para una mejor comprensión de este discutido tema. El Presidente del 57º Período de Sesiones de la Comisión de Derechos Humanos sobre la situación de derechos humanos en Colombia, párr. 5-6 y 10-11 (OHCHR/STM/01/02), declaró “Considerando que el respeto de los derechos humanos y la observancia del derecho internacional humanitario cumplen un papel fundamental en el proceso para alcanzar una paz duradera, (…) Pide a los grupos guerrilleros que respeten el derecho internacional humanitario y (…) En otra ocasión, al volver a condenar los crímenes de guerra, imputados a la guerrilla colombiana, señaló la Comisión: “La Comisión condena inequívocamente todos los actos de terrorismo y todas las violaciones del derecho internacional humanitario cometidas por los grupos guerrilleros.”.

Observa con la más profunda preocupación que las actividades de la guerrilla siguen estando dirigidas contra los civiles (en particular la práctica totalmente inaceptable de la toma de rehenes con amenaza de muerte entre nacionales o extranjeros, que ni participan personalmente en el conflicto o su conducción ni tienen ninguna responsabilidad al respecto) y los ataques contra la infraestructura, incluidos los atentados con bombas contra oleoductos, que han causado numerosas muertes, gran sufrimiento entre la población civil y daños graves. Hondamente preocupada por atropellos recientes como el asesinato de tres defensores de los derechos humanos y el secuestro de todos los ocupantes de un aparato aéreo, atribuidos a grupos guerrilleros, pide a esos grupos que respeten las normas del derecho internacional humanitario, en especial absteniéndose de cometer asesinatos y de toda agresión contra la población civil, de las matanzas indiscriminadas, la toma de rehenes y el uso generalizado de minas terrestres antipersonal, y que cumplan sus propias promesas de no reclutar a niños. (…).

A lo expuesto, podemos agregar otro dato que creemos oportuno para contribuir a una eventual investigación, y que no habría sido tomado en cuenta por los investigadores, es que “En 1987 se realizó el VII Congreso del PRT en el cual se resolvió “luchar por la conducción de las masas, mediante el uso de la propaganda y la agitación en búsqueda de la insurrección general”.

Nos revela el Boletín aludido que “Gorriarán plasmó una reunión ese mismo año – 1986 - en la ciudad de Managua, capital de Nicaragua (en poder de los Sandinistas) donde se creó el “Movimiento Todos por la Patria” (MTP).

Participaron 50 terroristas, entre los que estaban (…), la mayoría integrantes de organizaciones terroristas que asolaron el país en la década del 70 y muchos otros subversivos que ya activaban en los barrios, en los gremios y en la iglesia. Demás está recordar que, entre este grupo de sanguinarios subversivos, se encontraban algunos terroristas que integraron el grupo que intentó apoderarse del Cuartel Militar de La Tablada, evento al que aludimos precedentemente. A ello siguió el apoyo explícito de Raúl Séndic creador del Movimiento terrorista Tupamaros en Uruguay. Según el propio Gorriarán también estuvieron terroristas salvadoreños, nicaragüenses y guatemaltecos.”.
No podemos dejar de traer a colación, partes pertinentes de un discurso del terrorista latinoamericano Fidel Castro, quien expresó con respecto a la actitud que debía adoptar la guerrilla, en diversos países de América Latina, a fin de lograr derribar por medio de las armas, sus “corruptos” gobiernos : “Sí deseamos expresar nuestro pensamiento, el pensamiento de nuestro Partido y de nuestro pueblo, nadie se haga ilusiones de que conquistará el poder pacíficamente en ningún país de este continente, nadie se haga ilusiones; y el que pretenda decirles a las masas semejante cosa, las estará engañando miserablemente.  (…)
“Esto no quiere decir que hay que agarrar un fusil mañana mismo, en cualquier sitio, y empezar a combatir.  Pero no se trata de eso, no se trata de eso.  De lo que se trata es de la pugna ideológica entre los que quieren hacer la revolución y los que no quieren hacerla; es la pugna entre los que quieren hacer y los que la quieren frenar.  Porque, en esencia, si se puede o existen condiciones inmediatas para tomar las armas o no, eso lo entiende cualquiera.  No habría nadie tan sectario, tan dogmático, que dijera que en todas partes hay que agarrar mañana mismo un fusil.  Y nosotros mismos no dudamos que hay algunos países para los cuales esta tarea no es una tarea inmediata, pero estamos convencidos de que es una tarea a la larga. 
Hay algunos que han dicho tesis todavía más radicales que las cubanas: que los cubanos estimamos que en tal país no hay condiciones para la lucha armada, y que no es así.  Y lo bonito es que lo han dicho en algunos casos representantes que no son de las tesis más partidarias de la lucha armada.  Nosotros no nos vamos a disgustar.  Preferimos que se equivoquen queriendo hacer la revolución, si no hay condiciones inmediatas, a que se equivoquen no queriéndola hacer nunca.  ¡Ojalá no se equivoque nadie!  Pero con nosotros nadie que quiera luchar de verdad va a tener discrepancias nunca; y los que no quieren luchar nunca van a tener discrepancias con nosotros siempre”. (…)
“La importancia de la guerrilla, el papel de vanguardia de la guerrilla...  Sobre la guerrilla mucho pudiera hablarse, pero no es posible en un acto como este.  Pero las experiencias guerrilleras en este continente han enseñado muchas cosas; entre ellas el terrible error, la absurda concepción de que desde la ciudad se puede dirigir el movimiento guerrillero.” (…)
La guerrilla está llamada a ser el núcleo fundamental del movimiento revolucionario.  No quiere decirse que la preparación del movimiento guerrillero pueda surgir sin ningún trabajo previo; no quiere decir que el movimiento guerrillero sea algo que puede prescindir de una dirección política.  ¡No!  No negamos el papel de la organización dirigente, no negamos el papel de la organización política.  La guerrilla es organizada por un movimiento político, por una organización política.
Lo que creemos incompatible con una correcta concepción de la lucha guerrillera es la pretensión de dirigir la guerrilla desde la ciudad.  Y en las condiciones de nuestro continente será muy difícil suprimir el rol de la guerrilla.”(…) 
Los que crean de verdad que el tránsito pacífico es posible en algún país de este continente, no nos explicamos a qué clase de tránsito pacifico se refieren como no sea un tránsito pacifico de acuerdo con el imperialismo.  Porque para lograr pacíficamente la victoria, si en la práctica fuera posible, teniendo en cuenta que los mecanismos de la burguesía, de las oligarquías y del imperialismo controlan todos los recursos para la lucha pacífica...  Y después escucha usted a un revolucionario que dice: Nos aplastaron, nos organizaron 200 programas de radio, tantos periódicos, tantas revistas, tanta televisión, tanto esto, tanto lo otro.  Y es como para preguntarle: ¿y qué tú esperabas?  ¿Qué iban a poner la televisión, el radio, la revista, los periódicos, la imprenta, todo en tus manos?  ¿O no te das cuenta que ese es el instrumento de las clases dominantes precisamente para aplastar a la Revolución?” (…)
El revolucionario en función de su idea y su propósito revolucionario emplea los distintos medios.  La esencia de la cuestión está en si se le va a hacer creer a las masas que el movimiento revolucionario, que el socialismo, va a llegar al poder sin lucha, que va a llegar al poder pacíficamente.  ¡Y eso es una mentira! 

Y los que afirmen en cualquier lugar de América Latina que van a llegar pacíficamente al poder estarán engañando a las masas”. (…) “
Es decir que al enfatizar el papel de la guerrilla como tarea inmediata en todos aquellos países en que existen condiciones reales, no se descarta otra forma de lucha armada revolucionaria.”
(…) “La guerrilla es la forma principal de lucha, y eso no excluye todas las demás manifestaciones de lucha armada que puedan surgir.”. (…)
(Discurso pronunciado por el comandante Fidel Castro Ruz, Primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en la clausura de la Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), celebrada en el Teatro “Chaplin”, el 10 de agosto de 1967). (http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1967/esp/f100867e.html).  
O sea que el propio líder guerrillero, reconoce la existencia de los movimientos subversivos y terroristas denominados como “ejército de liberación”, en los sucesos donde él intervino, grupos subversivos que se remontan a la década del 60 y cuya etiología la encontramos en las reuniones mantenidas en la ciudad de La Habana, Cuba a instancias del propio terrorista internacional Fidel Castro. La creación de la OLAS se debe al citado guerrillero subversivo. (Capítulo 923)

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