jueves, febrero 28, 2008

Capítulo 198 - Santucho, el ERP, La Triple A, el Somatén y Perón



(continuación)

Seame permitido recalcar una vez mas que Santucho, alta jerarquía del Ejército Revolucionario del Pueblo, estimaba que el peronismo verdadero era el “progresista y revolucionario”. Nos señala que estimaba el general Juan Domingo Perón, a quien denominaban sus partidarios como “El Lider”, “El Primer Trabajador”, que había que “neutralizar inmediatamente a los combatientes peronistas”, y aun conociendo como conocía la devoción de gran parte del pueblo argentino por Perón y el peronismo, le imputa apoyarse en Rucci, López Rega, Osinde y Gelbard. Se manifestó escéptico respecto de la aptitud de Perón para lograr concretar lo que él llama “Revolución Social”.
Mas adelante, nos señala, en un arranque de sinceridad mesiánica y de soberbia, que “el verdadero jefe de la contrarrevolución, el verdadero jefe del actual autogolpe contrarrevolucionario, y el verdadero jefe de la política represiva, que es la línea inmediata más probable del nuevo gobierno, es precisamente el General Juan Domingo Perón.”. O sea que Santucho imputa criminalmente al general Juan Domingo Perón, ser el cabecilla del “actual golpe contrarrevolucionario”, añadiendo a tales imputaciones la acusación a Perón de ser “el verdadero jefe de la política represiva”. Lejos no está la conclusión que este delincuente terrorista, estimaba que Perón fue el creador de la organización paramilitar la “Triple A”, que se encargó de eliminarlos físicamente. Creemos que los dichos de Santucho, constituyen elementos de juicio indiciarios y de suma gravedad, en cuanto a la participación del general Juan Domingo Perón en la lucha antisubversiva, mediante métodos no convencionales, que es lo que alegó Santucho.
Los magistrados que estudian el origen de la triple A, dudo que hayan evaluado que la organización Ejército Revolucionario del Pueblo es absolutamente foránea. Coincide la actitud de su cabecilla, sugestivamente, con lo resuelto en la Conferencia de La Habana, Cuba en la década del 60, cuando se resolvió la creación de ejércitos de liberación nacional. En nuestra América latina, el mismo Che Guevara confiesa que intentó hacer de la Cordillera de los Andes, una nueva Sierra Maestra.
Hasta el propio Perón nos afirma "No admitimos la guerrilla porque yo conozco perfectamente el origen de esa guerrilla”.
Los jueces, ¿habrán tomado nota de las manifestaciones de Santucho, ocasión en que hace referencias puntuales sobre actitudes, de Juan Domingo Perón, que a su entender configuran el armado de una represión ilícita?. Recordemos que nos señala Santucho: “Hoy, que la burguesía se encuentra en una profunda crisis, necesita reprimir duramente al pueblo y Perón materializa y materializará sin vacilaciones esa represión. …” los amenazantes anuncios de Lastiri y Perón que dan vía libre a los organismos represivos y paramilitares, son claros indicios de un significativo incremento de la represión. Los organismos de seguridad se reúnen públicamente para planificar la lucha contra la "subversión", es decir contra los revolucionarios, tal como se hacía en tiempos cercanos… Perón trata de comprometer y atar a toda la posible oposición con una argumentación legalista que le proporcione razones a su política represiva. Dijo Perón: “Cuidado con sacar los pies del plato, porque entonces tendremos el derecho de darles con todo"…En pocas palabras, lo acusa de actuar mediante la conocida Triple A.
Recientemente, se ordenó y efectivizó, la prosecución de la causa criminal seguida a integrantes de tales paramilitares, pero entre las personas imputadas no figura Juan Domingo Perón. No es de nuestro interés que figure o no figure, pero lo que sí es indudable es que hay que evitar que en la Argentina existan habitantes que ostentan inmunidad judicial y otros cuyo destino es lisa y llanamente una Bastilla Judicial.
Las imputaciones de Santucho, no fueron recogidas por ningún alto jerarca estatal, posiblemente debido al temor de las posibles consecuencias políticas. Sin embargo algunos son de opinión que tales imputaciones, tienen algún sustento. En efecto, a través de las propias manifestaciones del general Perón, podemos colegir de ellas que éste no acompañó nunca el accionar de estas dos agrupaciones subversivas, aunque también deberíamos añadir que no condenó en término precisos su criminal actuación, durante el proceso de la llamada Revolución Argentina.

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