lunes, julio 09, 2012

Capítulo 519 - Ejemplos de no persecución a autores de delitos de lesa humanidad






(continuación)

La noticia desarrollada precedentemente, da cuenta acabada como se desenvuelve, ante una circunstancia excepcional, un país desarrollado institucionalmente. Conforme los fallos de la Justicia argentina, nuestro país con el pretexto de que deben ser cumplidos los Tratados Internacionales, habría accedido a cualquier petición internacional. Incluso aunque violara la Constitución Nacional. El pretexto usual, el pretexto cotidiano es que se procedería de tal forma ya que de no acceder, el país podría ser sancionado. Al parecer Alemania, no tiene tal temor. Ha llegado a nuestro poder una noticia, reveladora de una actitud muy similar a la que adoptara Alemania. Esta vez quien exhibe una actitud de orgullosa soberanía es España, actitud que fue acompañada por las más altas autoridades judiciales de la Comunidad Europea. El episodio que narraremos, tiene relación con la comentada autonomía de Alemania, con relación a la C.E. En este caso se trata de la actitud de la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo quien recientemente ha cerrado la última vía judicial para las personas y organizaciones que reivindican la memoria histórica de las víctimas del franquismo. Tres sentencias del alto tribunal, máxima instancia europea en materia de derechos fundamentales y libertades públicas, hacen oídos sordos a las demandas de las víctimas,  confirman pronunciamientos anteriores de Tribunales españoles, basados todos ellos en que la sanción de la Ley de Amnistía, oportunamente dictada por las autoridades de España, impide la ulterior investigación judicial  y perpetúan el manto de silencio, 75 años después de la asonada militar del 18 de julio.

Volviendo a la táctica y estrategia seguida por los jerarcas de los grupos subversivos, en general en países de América Latina, y en particular en nuestro país, la Argentina observamos que, por circunstancias ajenas a la voluntad de ellos o por fortuna, se observa una similitud entre la conducta seguida por el bando marxista, vencido en la Guerra Civil Española y los grupos de parecido cuño, actuantes en este país. Precedentemente, hemos señalado que el citado conflicto tuvo origen en una serie de circunstancias que culminaron con la actividad bélica entre el bando de los nacionales, a la sazón los vencedores en la contienda, y lo que quedaba de los republicanos. Estos últimos, los vencidos en la guerra entre hermanos. Este bando contó con la  ayuda de países extranjeros, como también contaron con ayuda de terceros países, el bando de los nacionales. En el caso de las fuerzas armadas de la República, no lucharon solas sino que a su lado actuaron milicianos.  La mayor parte de los milicianos eran de la extrema izquierda radicalizada. Su actitud fue cambiando con el correr de los tiempos. Estimamos que se iban  acomodando a las circunstancias. Ora manteniendo un perfil bajo, ora escalando su actividad la que demostraron luego con los hechos, que se dirigía a la toma del poder. Este accionar, al principio fue ocultado al máximo. Fueron apareciendo conductas bélicas que no se ajustaban a los usos y costumbres de la guerra. Posteriores investigaciones así lo demostraron. Efectuando las comparaciones, en diversos países en situaciones parecidas,  donde se  desempeñaron fuerzas muy similares en su composición militar, vemos no sin sorpresa tal similitud en el empleo de metodología aberrante, que no podemos menos que llegar a la conclusión, no forzada, que es evidente que existía por parte de estos núcleos marxistas o filo marxistas una suerte de patrón de actuación militar que podríamos subordinar legalmente, a los tipos penales internacionales relacionados con la punición de quien viole las normas humanitarias, en los conflictos armados no internacionales.

Señala D. Pío Moa, antecedentes relacionados con actitudes reprochables a los marxistas que desempeñaron cargos oficiales, durante la II República. La comisión de delitos aberrantes, la comisión de delitos de lesa humanidad no fue un monopolio exclusivo y excluyente de las fuerzas nacionales o sea las de Francisco Franco, ya que sus enemigos, las fuerzas comunistas o rojos, se comportaron de idéntica forma. Algunos arriesgan que los republicanos superaron en tal aspecto a las fuerzas nacionales. En España, pasada la Transición, se solicitó por diversas ONG sedicentes defensoras de los derechos humanos, que se procediera a la apertura de fosas comunes de la guerra civil, ya que no se podían investigar delitos derivados de los excesos habidos durante la contienda, habida cuenta las normas de amnistía que rigen en España, amnistía que no ha sido derogada y, al contrario, fue ratificada, fue confirmada por la Justicia. Esta misma Justicia, apoyándose en una norma legal de las Cortes, se negó a acceder lisa y llanamente a lo peticionado, derivando los pedidos a las respectivas administraciones para que resolvieran el tema. Así lo dispone la ley. Igual que en la Argentina, allí se fraguaron los datos relacionados con la cantidad de asesinados en la contienda entre hermanos. En España se difundieron dudosos datos, sobre el número de víctimas, llegándose a deformar la verdad de lo acontecido. La mentira, al parecer, campeaba por sus fueros. Señala D .Pío Moa, al respecto, ciertos eventos muy parecidos a lo sucedido en la Argentina. Ciertas actitudes que revelan una actitud profesional de siembra de odio y de embustes. Nos señala el distinguido historiador español: “Dice en el blog  OJ que, como andaluz, tiene interés en las cifras que ha dado la Junta de Andalucía sobre las fosas comunes de la guerra civil, pues los números no le encajan. Es normal que no encajen porque los promotores de esas “investigaciones” subvencionadas y con claros fines políticos, constituyen un grupo corrupto, profesional de la siembra de odios y embustes. Me sorprende mucho que, después de haberse demostrado mil veces, año tras año, la catadura moral y política de esa gentuza, que no en vano se identifica a sí misma con el criminal y antidemocrático Frente Popular, se siga prestando alguna atención a sus informes y acusaciones. Todo lo que dicen debe darse por falso mientras no se demuestre lo contrario. Creo haber probado un número suficiente de sus falsedades y calumnias en diversos libros, y no puedo  pasarme la vida rebatiendo cada nuevo y desvergonzado invento suyo. Otros pueden hacerlo, en cualquier caso, pues nunca sobra dejarlos una y otra vez en evidencia.

Sobre las cifras del terror en los dos bandos, los datos más fiables hoy son los de Ángel David Martín Rubio, que he citado varias veces: da un número algo superior de muertes en el bando nacional, pero la intensidad del terror fue mayor en el Frente Popular, ya que, por la evolución de la guerra, solo pudo aplicarse en una extensión menor de territorio y población.  Ello aparte, hay que señalar tres diferencias fundamentales en el terror de un bando y otro: a) en cuanto a los odios; b) en cuanto al terror entre las propias izquierdas; c) en cuanto al sadismo empleado.  Por lo que respecta al primer punto, importantísimo, el odio fue cultivado por las izquierdas, con ese nombre y desde el principio de la república, dando lugar a una serie de brutales agresiones que terminaron por despertar en parte de la derecha un odio de respuesta. En todo momento llevó la izquierda la iniciativa en el cultivo de ese sentimiento y en las agresiones. La derecha se retrajo, en parte por influencia del catolicismo, que procuraba mitigar esas pasiones, mientras que las izquierdas, en especial socialistas, veían en ellas un arma revolucionaria. El segundo punto lo he comentado muchas veces, por lo revelador: las peleas entre las izquierdas por el poder y el botín derivaron en dos pequeñas guerras civiles entre ellas y en cientos o miles de asesinatos, además de torturas, detenciones ilegales, etc. En cuanto a la crueldad y el sadismo, también se manifestó en el Frente Popular con una intensidad sin paralelo en el bando nacional. Estoy leyendo Los catalanes en la guerra de España, de José María Fontana, reeditado por Ediciones Grafite hace cinco años, un libro muy, muy recomendable para recuperar la historia. Extraigo de él algunos párrafos indicativos:  “El simple hecho de ser religioso o sacerdote, o mero seminarista, equivalía a llevar implícita la sentencia de muerte, hallándose cualquiera facultado para ejecutarla, sin previa incoación de causa ni formalidad alguna (…) 

El clero sufrió la más sañuda persecución, llegándose incluso, con frecuencia, a los más espeluznantes martirios”. “Se dieron bastantes casos de personas quemadas vivas. En Tarragona pereció así el médico Vives. Un dirigente rojo llamado Recasens, con otros varios, lo sacó de casa en pijama y lo llevó a poca distancia de la ciudad; cerca de la carretera lo roció con gasolina y le prendió fuego, contemplando divertido la horrenda agonía de la víctima, que lanzaba gritos espeluznantes. Antes del año moría el asesino, cosido a balazos por sus ex amigos rojos. Josefa Nicolau Fabra era vendedora en el mercado de Tortosa, y fue detenida como represalia por haberse escapado su marido de la cárcel instalada en el colegio de San Luis. Cuando ya había sido detenido de nuevo su marido, Emilio Lucía Izquierdo, y después de azotado lo habían asesinado, la sacaron de prisión y, a unos dos kilómetros de Tortosa, en la carretera de Barcelona, fue quemada viva.  Ramón Segura Piñol, de Ulldemolins, fue asesinado atado a un pino después de un largo y horrible martirio. A Juan Valle, de Guiamets, lo mataron e Gavá después de sacarle los ojos, herirle en las extremidades y colgarle boca abajo. Páginas y más páginas podrían llenarse con la escueta relación de monstruosidades parecidas (…) Ojos reventados como horrendos mejillones. Carnes achicharradas. Gritos de horror y desesperación (…) Caras espeluznantes en la agonía…”. 

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