viernes, julio 20, 2012

Capítulo 523 - Arrasando con el liberalismo y hacia la justicia marxista popular.



(continuación)

2El 25 de agosto de 1936 el Ministro de Justicia de la República, Manuel Blasco Garzón firmó el Decreto por el que se crearon los Tribunales Populares. Órganos provinciales que conocerían «de los delitos de rebelión y sedición y de los cometidos contra la seguridad exterior del Estado, desde el día 17 de julio del corriente año». Tenían un carácter de excepción y su ámbito temporal era retroactivo, una auténtica aberración jurídica. (N de R: esta disposición tiene un cierto tufillo de origen marxista. Al leer tal antecedente no podemos menos que recordar la aplicación que hacen nuestros tribunales del jus cogens. O sea piedra libre para poder aplicar al reo una ley anterior, desconocida y más gravosa para el mismo. Lo que se llama “garantismo puro”.) 

"Pero esa aberración jurídica era máxima al establecerse el origen de los catorce «jueces populares» o «jueces de hecho» (frente a tres funcionarios judiciales o «jueces de derecho»): «Los catorce Jurados serán designados por los comités provinciales de los partidos que integran el Frente Popular y organizaciones sindicales obreras que se hallan defendiendo la República». Es decir, de facto, desaparecía el Poder Judicial tal como era conocido en España desde 1870, y se implantaba una Justicia política y parcial contraria a la Constitución de 1931. Este hubiera sido el panorama judicial en la «democrática» Republica Española si ésta hubiera vencido la Guerra Civil."
(N de R: ¿será lo que deparará a la Argentina la eventual y futura reforma de la liberal Constitución Nacional? Creemos que el pueblo argentino es manso, pero sobre todo es cómodo. Reacciona sólo cuando le tocan el bolsillo. Pero su reacción es tardía, precisamente por su comodidad, la que le impide prever lo que va a suceder. No le interesa. Como dirían los españoles: Se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena).

2Uno de Tribunales Populares más represivos fue el de Madrid, pero también existió uno en Extremadura, con jurisdicción sobre la «Bolsa de la Serena». Se encargaba de enjuiciar los delitos de derrotismo, alta traición y desafección al régimen republicano. Aparte de las actitudes de cada español que hubiera tenido la desgracia (o no) de quedarse en «Zona Roja» con palabras u hechos, cualquier manifestación que hubiera tenido en fecha anterior al 18 de julio de 1936 podía ser considerada suficiente para ser enjuiciado. Eso si no había sido antes paseado por los defensores de la democracia.  (N de  R: el  “paseo” consistía en  “invitar” a un ciudadano considerado enemigo político, a acompañar a la autoridad de seguridad. El destinatario de tal acción, era llevado a una checa, donde era torturado o muerto). “No hace falta consultar documentación de la Dictadura, existen bastantes procesos, porque se ha conservado los papeles de muchos de estos tribunales políticos. Para mantenerme esta tesis utilizo el proceso llevado en el Tribunal de Urgencia de Madrid contra un afiliado a la UGT (durante la Guerra Civil) llamado Cándido Hernández Mateo. Éste había enviado a Calvo Sotelo una tarjeta de visita con este texto: «Se felicita por sus triunfos parlamentarios y sus admirables defensas en pro de nuestra causa». “

2Este documento fue intervenido en la vivienda del secretario de Calvo Sotelo. No hay que olvidar que éste fue asesinado por el miembro del PSOE Luis Cuenca el 13 de julio de 1936. Nada más encontrada la tarjeta, fue detenido Cándido Hernández y fue enviado a la Prisión de Polier y acto continuo se le incoó un procedimiento en un Tribunal Popular. Tomada declaración, reconoce haber enviado la tarjeta por la defensa que Calvo Sotelo había hecho a la causa religiosa. A pesar de encontrar el apoyo de todos sus compañeros de la UGT, los cuales firmaron un documento de apoyo en que decía que era «partidario del Gobierno y condenando el movimiento faccioso» la sentencia es condenatoria. Le declara «persona notoriamente desafecta al régimen republicano» a pesar de los servicios prestados a la causa desde julio de 1936. La condena «como desafecto al régimen republicano» fue de internamiento en campo de trabajo y 20 años de privación de los derechos políticos, que se concretaba principalmente en ser eliminado del censo electoral.  Esta cuestión es esencial para conocer qué habría ocurrido en España si la «República» hubiera vencido la contienda. Incluso los que prestaban servicio a favor de esa causa, por deslices minúsculos, hubieran ido a parar a los campos de concentración o de trabajo. Y no eran campos de recreo, sino de trabajos forzados para expurgar los pecados. Con razón Julián Marías, que fue partidario de la República, con el paso de los años dijo con respecto al resultado de la Guerra Civil aquello de «los justamente vencidos y los injustamente vencedores». Por supuesto, la persecución ideológica en la «Zona Roja» durante la guerra fue más grave que en la España de Franco teniendo en cuenta esta documentación”.

Las precedentes afirmaciones, creo que ineludiblemente llevarán a nuestros lectores, a comparar la situación por la que ha pasado la Madre Patria España en la década del 30, con la que hemos pasado nosotros en la década del 70. Se preguntará el lector ¿De que nos sirve efectuar tales comparaciones? ¿Qué solución nos da el conocer los aberrantes eventos ocurrido en España y recordar lo que hemos pasado? Sencilla es la respuesta. Son tales las similitudes de los eventos aludidos, con los que hemos visto lamentablemente que se concretaron en nuestro desgraciado país, que como de la mano no podemos dejar de lado observar que la amarga experiencia la estamos pasando nuevamente, aunque de manera mas refinada y disimulada. Quienes otrora esgrimían armas de fuego de alto poder, que usaban con nefastos resultados otrora, en la actualidad se sirven de la ley, para aplicar su propia ley de destrucción institucional, dejando expedito el camino para el definitivo acceso al poder. Toda medida emanada de los organismos internacionales, al parecer, sólo sirve para que ellos la utilicen, ya que les son útiles para sus fines inconfesables. Han descubierto como aplicar la ley internacional en el país, utilizando para ello, la retorcida aplicación de los Tratados y Convenciones firmados por la Argentina, incluso los que ha sido rubricados bajo gobiernos de facto, como es el caso, entre otros,  de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, concluida en Viena el 23 de mayo de 1969, en vigor en nuestro país desde el mes de enero de 1980 (UN Doc. A/CONF.39/27, artículo 26). Otro caso de un gobierno militar que rubricó una adhesión similar fue el del  Acta de Chapultepec, el 23 de marzo de 1945, gobernando en la Argentina el régimen militar surgido de la revolución del 4 de junio de 1943. Mediante decreto del PEN  Argentina adhirió al Acta Final de la Conferencia de Chapultepec, Méjico (confr. Decreto 6945/45 ratificado ulteriormente por la ley 12.837. O sea, sin distinguir el origen de la rúbrica de los tratados o convenciones internacionales, el andamiaje cuasi marxista-leninista, se ha armado a la perfección. Consideramos que la factura no es vernácula. Quienes han ideado este tipo de actuación, quienes serían una suerte de autos intelectuales o mediatos, por una serie de “huellas ideológicas” que han dejado, nos inclinan a suponer que existe un siniestro plan, a fin de beneficiar a quienes otrora atacaron nuestro país y otros países hermanos, con distinta suerte.  Aunque es difícil individualizarlos.  Puesto que se torna dificultoso por la propia actividad que desarrollan, no es menos cierto que se advierte que necesariamente no podemos imputar a un grupo cualquiera, los planes que han demostrado se repiten, con maravillosa precisión en todo el mundo. 

Como la coincidencia es pasmosa, hasta podríamos exclamar como el presidente de los EE.UU., que constituyen un “eje del mal”.  Examinamos los eventos ocurrido en la guerra civil española y los ocurridos en nuestro país y, una vez más repetimos, no es dificultoso advertir inquietantes similitudes en la conducta de los partidarios de la izquierda radicalizada, de la izquierda combatiente y obediente a los dictados de Moscú. Es imposible que ciertos institutos adquiridos por la justicia nacional, sean copiados de países donde el marxismo tiene cierta mayoría. En la propia España, se advierte que la apelación a la misma modalidad “jurisprudencial”, en punto al desarrollo de los procesos a los imputados por violaciones de los derechos humanos, es asombrosamente parecida a la que rige en nuestro país. En un punto no se ha coincidido. Como seguramente han advertido que era mejor beneficiar a los suyos mediante la sanción de una ley de amnistía, así se hizo. Idéntica conducta, ha merecido de la justicia argentina,  distinta reacción. Todo lo demás es casi igual. No pasa desapercibido para nosotros que no se trata de una casualidad.


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