(continuación)
El propio Kirchner se encargó de responder más tarde, cuando
aseguró que "por supuesto" estará presente el año próximo en el acto,
y destacó que "la lucha contra la impunidad debe ser total, a todo minuto
y a toda hora". En esta oportunidad, los discursos del titular de la DAIA,
José Hercman, el presidente de la AMIA y los familiares, volvieron a mostrar
las diferencias que los separan a la hora de analizar el trágico atentado y sus
sucesos posteriores. Así, el primero puso énfasis en
señalar a Irán, y específicamente a la organización terrorista Hezbollah como
los autores de la explosión, y criticó duramente al ex canciller, Carlos Ruckauf,
por su pedido de disculpas al gobierno de ese país
luego de que el juez Juan José Galeano imputara el hecho a integrantes de esa
comunidad, mientras Kalul
apuntó contra los tres presidentes que precedieron a Kirchner -Carlos Menem,
Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde- por su falta de voluntad política para
facilitar la tarea de la Justicia.
El representante de los familiares, Burstein
fue, como siempre, más enfático: calificó
a Menem de "corrupto, traidor y asesino",
dijo que Miguel Angel Toma y Hugo Anzorreguy, dos ex titulares de la SIDE fueron
responsables de la muerte de sus familiares y pidió la renuncia del juez
Galeano, mientras desde
el público un grupo de mujeres le gritaba "¡No Sergio, hay que hacerle
juicio político, tiene que ir preso!" Kirchner y sus funcionarios dejaron
el lugar convencidos de haber superado con creces una prueba difícil.”. Dos
años más tarde, como Kirchner no logró absolutamente nada y la justicia
argentina menos, se rubricó por parte del entonces
presidente el decreto 812/05 el que reconoce la inutilidad de los esfuerzos
tendientes a lograr el esclarecimiento del atentado a la AMIA. Este decreto
constituyó una suerte de segunda protocolización, de lo que surge del acta del
mes de marzo del 2005, oportunamente firmada por representantes de las partes,
por ante la Comisión Interamericana de los Derechos humanos.
“Varias ONG, entre ellas el CELS, habían denunciado
al Estado argentino ante la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la
OEA)
por violación del derecho a la vida, a
la integridad física, a las garantías
judiciales y
a la tutela judicial efectiva, entre otros; todo en relación con la voladura de la AMIA.
Hasta ahí, nada raro. Hay asociaciones que hacen de estas denuncias contra el
Estado casi un leit motiv. La CIDH convocó entonces a las partes a una vista,
que tuvo lugar en marzo de 2005. Lo
llamativo fue que, en esa audiencia, en Washington, el Ejecutivo
Nacional aceptó autoincriminar a la Argentina y lo hizo el propio Presidente a través de un decreto (812/2005, publicado en el boletín oficial el 13 de julio de
ese año), en cuyos considerandos recuerda que
en aquella sesión "el Estado argentino, como consta en el acta suscripta (...), reconoció
la responsabilidad que le incumbe por las violaciones denunciadas, en cuanto existió incumplimiento de
la función de prevención por no haber
adoptado medidas idóneas y eficaces para prevenir el atentado (...)".
En
consecuencia, "el Presidente de la Nación Argentina" decretaba la
aprobación del acta firmada en Washington en la audiencia convocada por la
CIDH, "en la que se
reconoce la responsabilidad del Estado Nacional (...) en relación con el atentado perpetrado el 18 de julio de
1994 contra la sede de la Asociación Mutual Israelita (AMIA), por
incumplimiento de la función de prevención, habida cuenta del previo atentado
terrorista contra la embajada de Israel, y encubrimiento grave y deliberado de la
función de investigación adecuada del ilícito". En esa ocasión, el
Estado admitió su "responsabilidad porque existió encubrimiento de
los hechos, porque medió un grave y deliberado incumplimiento de la
función de investigación del hecho ilícito (que) produjo una
clara denegatoria de justicia". El hecho fue poco comentado en aquel momento –e
inadvertido por la opinión pública- y al parecer pocos dirigentes y analistas
midieron la gravedad de esta iniciativa kirchnerista.
Debe haber pocos casos en el mundo, si los hay, en que un
Presidente incrimine al Estado que representa. Y si cada país que sufre más de un atentado, debe
culparse a sí mismo por no haber podido evitar el segundo, las cortes
internacionales estarían saturadas. La acusación del fiscal Alberto Nisman contra Cristina
Kirchner afecta la imagen presidencial, pero
antes que nada, en razón de su investidura, la del país. Pongámonos por un instante en el lugar de un observador
externo que ve cómo Argentina no cesa
de acusarse a sí misma –en la persona de sus mandatarios-por un ataque
terrorista del que fue víctima.
Pero no afecta menos la imagen del país aquel arbitrario
decreto n° 812 P.E.N. de 2005, motivado seguramente por el rédito que, en
aquellos primeros años de mandato, sacaba Néstor Kirchner del hecho de haberse
convertido en supuesto paladín de todas las injusticias no reparadas en
la Argentina. Los
funcionarios del Gobierno proclaman
hoy con énfasis y sin medias tintas que
al fiscal Nisman "le dan
letra" los servicios de
inteligencia de Israel y Estados Unidos. Lo dijeron
voceros oficiosos, pero lo afirmó incluso el propio ministro de
Defensa, Agustín Rossi. Es
una acusación grave, pero
también autodescalificante, porque de ser
cierto revelaría algo que el kirchnerismo sabía y no dijo hasta ahora. Basar una
acusación en información provista por la Inteligencia de otro país es
insustancial porque es evidente que los datos proporcionados lo son con
una intencionalidad determinada y carecen de objetividad. Como prueba
en un juicio serían pasibles de nulidad. Ahora bien, ese
argumento es tan válido para la actual acusación del fiscal contra Cristina
Kirchner como para el expediente sobre la autoría del atentado. ¿Por qué lo que
fue bueno para una cosa no lo es para otra?
El
presidente Néstor Kirchner, que aceptó como válidas las acusaciones de Nisman
y se convirtió en su vocero llevándolas al atril de Naciones Unidas en
septiembre de 2007, no hubiera
podido alegar ignorancia. En aquellos años varios periodistas
–incluso en medios cercanos al Gobierno- publicaron estas versiones.” (http://www.infobae.com/2015/01/18/1621563-en-2005-nestor-kirchner-habia-incriminado-al-propio-estado-el-atentado-la-amia)
Mohsen Baharvand es la máxima autoridad de Irán
en la Argentina, pero su cargo es encargado de Negocios, apenas un segundo rango diplomático, lo que revela la
fragilidad de las relaciones entre Teherán y Buenos Aires. Entrevistado por el
diario Clarín, señaló que el problema es que el Poder Ejecutivo argentino dice que el Poder Judicial es
independiente y el Poder Judicial dice que no habla, porque es independiente. Entonces
hoy no hay un canal.” Por
eso proponemos que se asigne un interlocutor que pueda tomar decisiones, para
que de una buena vez se aclare todo esto.”. La entrevista fue
publicada en noviembre del 2006.
Pasado más o menos un año de la entrevista que mantuvieron en
Washington los representantes de los familiares de los damnificados en el
atentado a la AMIA y el de nuestro país, ante la Comisión Interamericana de los
Derechos Humanos dependiente de la OEA. No era la primera vez que se mencionaba
la aspiración de Irán, de solucionar el entuerto, conforme un convenio entre
Argentina e Irán. Reseñó el diplomático iraní que
consideraba importante crear “un mecanismo bilateral”.
Es decir, va avanzando sobre lo que años más
tarde se convertiría, ya con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en
el denominado “Memorándum de entendimiento
Argentina-Irán”. Expresó
el diplomático que, en ocasión del conflicto con Irak ellos tenían mecanismos
similares. Con
relación a la emisión de distintas ordenes de captura de distintos imputados en
la causa AMIA, señaló que él creé que Interpol se va a
oponer a ellas cuando sean examinadas. “Interpol exige que las personas buscadas
sean procesadas, que haya elementos de prueba, no sólo que sean acusados. Ya
anuló un pedido del ex juez Galeano y el dictamen de Nisman es igual al de
Galeano. Interpol no actúa sobre palabras. Y no se mezcla con conflictos
bilaterales.”.
Sostuvo que el gobierno argentino “influyó
sobre las capturas. Es natural que influya, porque un fiscal
no trabaja solo. Nisman trabaja con la SIDE, es
empleado del jefe de los fiscales.”. El periodista le espetó
que con la misma lógica, que el pedido de captura emanado de un
fiscal de Irán contra el ex juez Juan José Galeano y contra del fiscal Nisman “fue
influido por el gobierno iraní”. Manifestó el diplomático que “La ley en nuestro país es muy
clara. El fiscal general tiene la facultad de pedir éso cuando
alguien atenta contra la seguridad y la reputación de Irán.”
Finalizó expresando que el pedido de
captura emanado de la justicia iraní se ajusta a las leyes de ese país. “Es fiel a lo que dicen nuestras leyes. Y no
importa si ese daño se cometió en Irán o en cualquier lugar del mundo. Este
dictamen afectó la seguridad de nuestro país. Estamos en una situación muy
sensible y este dictamen hace que haya una amenaza más. (http://www.derechos.org/nizkor/arg/doc/baharvand.html)
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