(continuación)
Para los iraníes, resulta lógico que ellos exijan sanciones contra
quienes conspiran contra la seguridad de Irán y quienes atentan contra su
seguridad. No comprenden, al parecer que cualquier ciudadano de otro país,
reflexionaría en forma similar. En el caso del atentado a la AMIA, ellos unen a
tales aspiraciones, la circunstancia de que no confían en la justicia
argentina. Aclaremos que desconfían de la justicia, en general, salvo de la
justicia iraní. De allí un paso para exigir, cundo se presenta el caso, la
actuación de árbitros o de amigables componedores, a fin de evitar conflictos
judiciales donde el aleatorio resultado podría perjudicar sus intereses. El
proemio precedente, nos lleva a un artículo publicado en el diario Perfil, de
Argentina, el 11 de marzo del 201,1 firmado por el prestigioso periodista Pepe
Eliaschev, desaparecido recientemente.
Señala el autor que “El
gobierno de la presidenta Cristina
Kirchner estaría dispuesto a suspender de hecho la investigación de los dos ataques terroristas que sufrió
este país en 1992 y 1994, en los que fueron destruidas las sedes
de la embajada de Israel y de la AMIA en Buenos Aires, según
revela un documento hasta hora secreto,
recientemente entregado por el ministro de Relaciones Exteriores
de la República Islámica de Irán, Alí Akbar Salehi, al presidente Majmud Ajmadineyad. Para la diplomacia de Irán, las
investigaciones argentinas habrían quedado cerradas. El canciller iraní le asegura en su
informe al presidente Ajmadineyad que “la Argentina ya no está más interesada en resolver
aquellos dos atentados, pero que en cambio prefiere
mejorar sus relaciones económicas con
Irán”.
“El
informe secreto, al que ha accedido Perfil
porque ha comenzado a ser analizado en las cancillerías de varios países, fue
redactado luego
de la reunión que el canciller argentino, Héctor Timerman, mantuvo con su
contraparte de Siria, Walid al-Mohalem, y
con el propio presidente Bashar
al-Assad el 23 y 24 de enero último en la ciudad siria de Alepo.
Sugestivamente,
Timerman se apartó de la delegación argentina que encabezó Cristina Kirchner en Kuwait,
Qatar y Turquía, para conversar
con el dictador sirio en una ciudad convenientemente ubicada
a 400 kilómetros de la capital, Damasco. El cable de
la agencia oficial de noticias siria dijo en ese momento que
Timerman y Al-Assad abordaron el proceso de paz en Medio Oriente “paralizado
a causa de las políticas israelíes y el fracaso que ha demostrado la
administración estadounidense en presionar a Israel para
que cumpla con la legalidad internacional”.
La verdadera naturaleza de
este encuentro no habría sido informada por Timerman a la comunidad judía argentina. Al Assad visitó oficialmente Buenos Aires en
julio de 2010 y fue recibido calurosamente por la Presidenta, que en
ningún momento reconoció que Siria es un régimen dictatorial de
partido único, cuyo líder ocupa el cargo hace diez años como sucesor
sanguíneo de su padre, Hafez al-Assad, y que ahora enfrenta varias
protestas que son sangrientamente reprimidas. En la visita
de Timerman, firmó además un acuerdo de intercambio entre la
agencia Télam y la agencia oficial siria SANA. Irán mantiene desde hace largos años
una influencia política y militar dominante y muy ostensible sobre
Siria. Resulta evidente que en el encuentro en Alepo podría
haber servido para que Timerman diese
la luz verde argentina de reconciliación con Irán por medio de
los sirios.
Siria, incluso, les advirtió a los argentinos
que el canciller iraní Salehi estaría en ese país en ese mismo
momento, algo que la cancillería argentina no objetó.
Funcionarios argentinos e iraníes poco conocidos han estado conversando
de manera discreta, según pudo saber Perfil, en septiembre de
2010 y febrero de 2011. Según
las conclusiones de la inteligencia iraní, que hace suyas la cancillería de Teherán, el gobierno argentino habría renunciado
a llevar ante la justicia al actual ministro de Defensa,
Ahmad Vahidi, y otros funcionarios iraníes sospechados de complicidad en esos episodios terroristas”. Demás está decir que nuestro canciller negó enfáticamente lo
adelantado por Pepe Eliaschev, negativa en
la que estuvo acompañado, por los más inmediatos colaboradores de nuestra presidente.
Creemos que tales antecedentes, sirven para extraer conclusiones
sobre la empecinada y pertinaz postura negativa de Irán. No reconoce a la
justicia argentina. Recordemos lo afirmado precedentemente: Irán, de hecho no confía
ninguna otra justicia que no sea la propia. En el caso AMIA amenazó
con solicitar la captura del fiscal Alberto Nisman, y lo concretó. De allí la postura del diplomático
iraní, a quien le parece natural el pedido del fiscal de su país, contra quien
atenta contra la seguridad y la reputación de Irán, aunque sea un fiscal de
otro país, a la sazón investigando un
atentado en el que prima facie, se encuentran involucrados funcionarios
estatales de Irán. En
casos similares, con intervención de la justicia de Alemania,
de Francia y de Suiza, sendos casos relacionados
con pedidos de extradición y rogatorias similares, Irán adoptó la mima actitud, pretendiendo
llegar a una solución cuasi emanada de árbitros o componedores,
pero negándose a someterse a la justicia de otro país.
De la resolución judicial
disponiendo la captura de diversos imputados en la causa AMIA extraemos que, el
titular del Juzgado señaló que “en la investigación suiza del
asesinato perpetrado en ese país contra el
disidente iraní Kazem Radjavi, una rogatoria librada a la República Islámica de
Irán nunca fue contestada. Asimismo, en dicha pesquisa se dejó sentado que el
Embajador iraní en Suiza visitó al juez de la causa manifestándole
que prestaría toda la colaboración necesaria, lo cual no pasó de
dicha oferta. Inclusive,
al ser preguntado acerca de una dirección en Irán, incorporada a la
investigación, el Embajador iraní refirió
que no existía, pese a que el Embajador suizo en
Teherán afirmó lo contrario.
También la experiencia del
caso Mykonos en la República Federal de Alemania resulta
similar. Al dictar
sentencia en el marco de dicho expediente la Justicia alemana señaló que “...En una sesión en el año 1993 se
habría determinado que la República Federal de Alemania había tomado medidas
respecto al atentado en Berlín que podrían tener una influencia en las
relaciones con el Irán. Se habría decidido llevar el procedimiento judicial a
su término lo más rápido posible y politizarlo. A los efectos de lograr este
objetivo el Ministro de Inteligencia iraní,
Fallahian, en ocasión de su visita a la República Federal de Alemania, intentó
en las conversaciones que mantuvo entre el 6 y 7 de octubre de 1993 con el
Ministro de Estado en la Cancillería Federal, Schmidtbauer,
impedir la apertura del Juicio Oral, que estaba prevista para el 23 de octubre de 1993. El
testigo Schmidtbauer, que entre otros tenía competencia para la coordinación de
los Servicios Secretos alemanes, manifestó que Fallahian
habría tocado reiteradas veces el tema del inminente juicio,
habría calificado a los imputados de inocentes, se
habría quejado de que el Irán sería injustamente culpado y
habría solicitado de la parte alemana la toma de medidas para
desistir del procedimiento... Fallahian habría ofrecido hacer todo lo
necesario para esclarecer el atentado. Sin embargo, no pasó de dicha
oferta...".
Más aún, la actitud adoptada por Fallahiján fue considerada por
las autoridades alemanas como un elemento cargoso, siendo contundentes estas al
afirmar que "la autoría
del inculpado se confirma con las declaraciones del testigo, Ministro Bernd
Schmidbauer, quien relató durante el proceso, ante la Cámara de apelaciones, los
múltiples intentos de Fallahiján de ejercer presión sobre el Gobierno Federal a
fin de impedir una acción judicial en este asunto".
Finalmente, cabe mencionar que en el marco de la instrucción
realizada por las autoridades judiciales de la República de Francia
en virtud del asesinato perpetrado contra la persona del dirigente
iraní Chapour Bakhtiar, existió una rogatoria librada por el
Magistrado francés a cargo de la causa a las autoridades
iraníes, que buscaba
recoger información con respecto a los tres presuntos asesinos del citado
Bakhtiar. Según se desprende de lo actuado por la justicia francesa, dicho
exhorto no pudo ejecutarse y esa falta de comparecencia de las
autoridades iraníes privó de un enfoque exhaustivo del
expediente e impidió seguir adelante con las investigaciones, de manera que no pudo saberse quienes
habían ordenado el doble crimen -v. fs. 1848 del Legajo nro. 209.”. Tales
antecedentes sirven como elementos más que convictivos, acerca de la
verosimilitud de las manifestaciones iraníes, en cuanto a su supuesta buena voluntad para
arribar a una solución convencional del entuerto entre ese país y la Argentina.
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