lunes, abril 27, 2015

Capítulo 785 - Imputaciones de gravísimos delitos e irregularidades, a las autoridades jurisdiccionales, que tramitaron la instrucción sumarial, durante el lapso de una década, en el caso AMIA.
















(continuación)
A la decisión absolutoria se llegó luego de tres años de juicio oral y más de diez años después de ocurrido el hecho. La instrucción comenzó el 18 de julio de 1994, día en que ocurrió el atentado. El requerimiento de elevación a juicio del Ministerio Público Fiscal fue suscripto por los fiscales Eamon Mullen, José Barbaccia y Alberto Nisman a fines del año 1999 y el 26 de febrero del año 2000 el Dr. Galeano, titular del juzgado a cargo de la instrucción, dispuso la elevación a juicio pero sólo de una parte de la causa, vinculada con lo que se llamó pública y coloquialmente “la conexión local”.  El resto de la causa –sin avances significativos- continúa en la etapa de instrucción, donde no sólo se investiga la participación internacional sino la conducta de decenas de imputados vinculados con personas que fueron recientemente desvinculadas del hecho por el Tribunal Oral. Si bien en un principio había quedado a cargo del juez Galeano, luego de que la Cámara de Apelaciones lo separara de su tramitación, quedó a cargo de la investigación el juez federal Canicoba Corral quien la delegó en la Unidad Especial a cargo del fiscal Alberto Nisman.” (…)

La observación del juicio por parte del observador y de su asistente cubrió la totalidad de las audiencias llevadas a cabo durante los tres años de duración, sin embargo no se tomó contacto formal con el expediente hasta casi terminado el debate, oportunidad en la cual el Tribunal Oral ofreció la posibilidad de tomar vista del mismo, que constaba ya de aproximadamente 600 cuerpos de doscientas hojas cada uno, más los incidentes y legajos y causas conexas que acumula una cantidad equivalente de cuerpos.  El juicio revelo un amplio espectro de conductas ilegitimas, que van desde posibles irregularidades producto de simple incompetencia a incluso posibles actos criminales de encubrimiento o de otro tipo, con participación de actores políticos, jurídicos, policiales y de inteligencia. A más de diez años de ocurrido este criminal ataque terrorista continua impune”.

Reseña el observador una serie de gravísimas irregularidades, que motivaron que el Tribunal que entendía en la causa, declarara oportunamente la nulidad absoluta de actos cumplimentados, a lo largo de la investigación. (…) Destaca el citado Tribunal: “A poco de comenzada la instrucción, el Dr. Galeano solicitó la instalación de cámaras de filmación que fueron colocadas de manera oculta en su despacho y en el despacho de los secretarios del Juzgado. Con ellas filmó -sin conocimiento de las personas filmadas ni de sus abogados- una serie de entrevistas y declaraciones tanto de imputados como de testigos, sin dejar ningún tipo de constancia en la causa, por lo que el conocimiento acerca de la existencia ocurrió casi de manera casual. Según los empleados del juzgado que declararon ante el Tribunal Oral existía, aproximadamente, una decena de entrevistas filmadas –de las cuales se guardaba en el juzgado original y copia-, pero ninguno “pudo recordar” a quién se había filmado, con la excepción de las dos video cintas que reflejaban entrevistas del juez con Telleldín, que para esa altura ya eran públicas.”

Estimamos ocioso detallar todas las irregularidades, similares o de mayor gravedad a las anteriormente detalladas. Como simple muestra de este catálogo de las irregularidades en un proceso penal, existen denuncias de testigos tratados como imputados, privados ilegalmente de su libertad y esposados, a fin de infundirles temor, para que declararan en un sentido u otro.  En el legajo 48 caratulado “Ofrecimientos para obtener información” se señala: “En este punto el Tribunal ordenó investigar uno de los tantos mecanismos que se usaron a lo largo de la instrucción para obtener determinadas declaraciones de forma irregular, en la mayoría de los casos en contra del imputado Ribelli.”


“Alberto Enrique Barreda, policía retirado y padre del imputado Diego Barreda, que se encontraba detenido, relató ante el Tribunal Oral que  fue convocado por un Comisario de la Provincia, y se reunió con él y con un abogado de nombre Spicacci. Ambos lo llevaron a ver al Comisario Inspector de la Policía, Luis Vicat, quien mantenía vínculos con la SIDE. Según le manifestaron intentaban ayudarlo a mejorar la situación de su hijo en la causa. En esa reunión, Vicat –invocando apoyo del juez, del gobernador de la Provincia y de gente de DAIA- le ofreció cinco mil dólares mensuales para su hijo y trasladarlo a Miami, además de la desvinculación de la causa AMIA, si aceptaba declarar en contra de Ribelli.” Concurrieron luego al centro de detención a hacerle el ofrecimiento a Diego Barreda informándole que en caso de no aceptar la propuesta iba a ser trasladado a una unidad dependiente del servicio penitenciario federal, con el riesgo que ello implicaba para un policía. Esa versión fue, en términos generales, ratificada por el imputado Barreda, su mujer y su abogado.” (…).


Otro de los casos de irregularidades graves es el de Gustavo Semorile, un testigo de identidad reservada, quién prestó declaración en perjuicio del policía Juan José Ribelli. A lo largo del juicio se acreditó que este testigo declaró en tales condiciones, debido a la coacción que sobre él ejerció el juez Galeano. “Luis Claudio Álvarez Matus, Sandra Karina Cardeal, Walter Alejandro Castro, Manuel Enrique García, Argentino Gabriel Lasala, Marcelo Darío Casas, Eduardo Diego Toledo y José Aurelio Ferrari relataron que fueron detenidos, esposados y trasladados a la Policía, donde les extrajeron huellas dactilares, les leyeron sus derechos y permanecieron varias horas alojados en calabozos. Luego fueron trasladados al Juzgado, a los fines de prestar declaración testimonial. A estas irregularidades, algunos agregaron haber sido presionados por el Dr. Galeano u otros funcionarios a lo largo de las declaraciones, con amenazas de realizarles alguna imputación penal grave y dejarlos presos.”

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