jueves, setiembre 20, 2012

Capítulo 541 - Algo mas sobre la Guerra Revolucionaria padecida por la Argentina.


 
 
(continuación)
 
Con relación al copamiento del Regimiento X de Caballería Blindada de Azul, consideramos necesario recordar algunos detalles fundamentales de este sangriento episodio. Aunque similar a otros ataques a cuarteles militares, por parte de los elementos subversivos, consideramos que a mas de un lector le refrescará la memoria, a otros les parecerá mentira que algo así haya sucedido en nuestra Patria y a otros, que  directamente no tenían la menor idea de como actuaban estos jóvenes idealistas,  lo que narraremos les será de utilidad, a fin de que sepan valorar integralmente la audacia de quienes atacaban a las fuerzas legales, en una demostración de que se trataba de verdaderos apátridas, sin corazón, sin sentimientos y sin alma. El 20 de enero de 1974, o sea en plena era constitucional, siendo presidente de los argentinos el general Juan Domingo Perón, un grupo de activistas, de asesinos, pertenecientes a la banda de subversivos autodenominados “Ejército Revolucionario del Pueblo” atacó las instalaciones del citado cuartel militar. Uno de los tantos ataques a cuarteles militares con el fin mediato de que, como sucedió, agotada la paciencia de los destinatarios de su mensaje de sangre, fuego y muerte, optaran por sublevarse como ellos deseaban para aprovechar tal ocasión, en su beneficio. Pasados 30 años de esta aventura guerrillera, uno de los cabecillas de este grupo Luis Mattini reconocerá que el responsable militar el citado evento, fue Enrique Gorriarán Merlo, de infausta memoria y que, transcurridos los años,  se dio cuenta que el operativo emprendido por el referido, fue un rotundo fracaso. Señaló Mattini que “La toma del cuartel de Azul marcó un punto de inflexión en el prestigio militar de Gorriarán dentro de la organización: lo despromovieron del Estado Mayor y quedó en su remplazo Juan Ledesma, el comandante Pedro. Gorriarán nunca alcanzó el grado de comandante, era capitán...".
 
Ante el fallido ataque, el general Perón se dirigió a la ciudadanía calificando el hecho como un verdadero bochorno. Dijo Perón: “Me dirijo a todos los argentinos frente al bochornoso hecho que acaba de ocurrir en la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Azul, en el Regimiento de Tiradores Blindados C-10, donde una partida de asaltantes terroristas realizara un golpe de mano, mediante el cual asesinaron al jefe de la unidad, coronel don Camilo Gay, y a su señora esposa, y luego de matar alevosamente a soldados y herir a un oficial y suboficial, huyeron llevando como rehén al teniente coronel Ibarzábal. “Hechos de esta naturaleza evidencian elocuentemente el grado de peligrosidad y audacia de los grupos terroristas que vienen operando en la provincia de Buenos Aires ante la evidente desaprensión de sus autoridades. El Gobierno del Pueblo, respetuoso de la Constitución y la ley, hasta hoy ha venido observando una conducta retenida frente a esos desbordes guerrilleros que nada puede justificar en la situación que vive la Republica”.

Tampoco desde nuestro movimiento hemos querido producir un enfrentamiento, desde que anhelamos la paz y propendemos a la unión y solidaridad de todos los argentinos, hoy ocupados en la reconstrucción y liberación nacional. Pero todo tiene su límite. Tolerar por más tiempo eventos como el ocurrido en Azul, donde se ataca una institución nacional con los más aleves procedimientos, está demostrando palmariamente que estamos en presencia de verdaderos enemigos de la patria, organizados para luchar en fuerza contra el Estado, al que a la vez infiltran con aviesos fines insurreccionales. Nuestro Ejército, como el resto de las Fuerzas Armadas, que han demostrado su acatamiento a la Constitución y a la ley en provecho de una institucionalización, no merecen sino el agradecimiento del pueblo argentino que, frente a lo ocurrido, deba sentirse herido en lo mas profundo de sus sentimientos patrióticos. Ya no se trata sólo de grupos de delincuentes, sino de una organización que, actuando con objetivos y dirección foráneos, ataca al Estado y a sus Instituciones como medio de quebrantar la unidad del pueblo argentino y provocar un caos que impida la reconstrucción y la liberación en que estamos empeñados. Es la delincuencia asociada a un grupo de mercenarios que actúan mediante la simulación de móviles políticos tan inconfesables como inexplicables. En consecuencia, ni el Gobierno, que ha recibido un mandato popular claro y plebiscitario, ni el pueblo argentino, que ha demostrado con creces su deseo de pacificación y liberación, pueden permanecer inermes ante estos ataques abiertos a su decisión soberana, ni tolerar el abierto desafío a la autoridad, que pone en peligro la seguridad de la ciudadanía, cada día expuesta a la acción criminal de esta banda de asaltantes.”

 
No es por casualidad que estas acciones se produzcan en determinadas jurisdicciones. Es indudable que ellos obedecen a una impunidad en la que la desaprensión e incapacidad lo hacen posible, o lo que sería aún peor, si mediara, como se sospecha, una tolerancia culposa. En consecuencia, el Gobierno Nacional, en cumplimiento de su deber indeclinable, tomará de hoy en más las medidas pertinentes para atacar al mal en sus raíces, echando mano a todo el poder de su autoridad y movilizando todos los medios necesarios. El Movimiento Nacional Justicialista movilizará, asimismo, sus efectivos para ponerlos decididamente al servicio del orden y colaborar estrechamente con las autoridades empeñadas en mantenerlo. Pido, asimismo, a todas las fuerzas políticas y al pueblo en general, que tomen partido activo en la defensa de la República, que es la afectada en las actuales circunstancias. Ya no se trata de contiendas políticas parciales, sino de poner coto a la acción disolvente y criminal que atenta contra la existencia misma de la patria y sus instituciones, que es preciso destruir antes de que nuestra debilidad produzca males que pueden llegar a ser irreparables en el futuro. 
 
Pido igualmente a los compañeros trabajadores una participación activa en la labor defensiva de sus organizaciones, que tanto, ha costado llevarlas al clima magnifico de su actual funcionamiento. Esas organizaciones son también objeto de la mirada codiciada de estos elementos, muchas veces disfrazados de dirigentes. Cada trabajador tiene un poco de responsabilidad en esa defensa, y espero confiado, porque los conozco, que las sabrán defender como lo han hecho en todas las ocasiones. El aniquilar cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que anhelamos una patria justa, libre y soberana, lo que nos obliga perentoriamente a movilizarnos en su defensa y empeñarnos decididamente en la lucha a que dé lugar. Sin ello, ni la reconstrucción nacional ni la liberación serán posibles. Yo he aceptado el gobierno como un sacrificio patriótico porque he pensado que podría ser útil a la República.
 
Si un día llegara a persuadirme de que el pueblo argentino no me acompaña en ese sacrificio, no permanecería un solo día en el gobierno. Entre las pruebas que he de imponer al pueblo es esta lucha. Será pues la actitud de todos la que impondrá mi futura conducta. Ha parado la hora de gritar Perón; ha llegado la hora de defenderlo”. Habida cuenta el origen del precedente testimonio, atento la calidad del testigo que puso de relieve no sólo lo ocurrido sino que ha efectuado un sintético análisis de los eventos aludidos, no podemos menos que concluir que nos encontramos ante un testimonio calificado. El general Juan Domingo Perón tenía méritos más que suficientes como para poder valorar lo sucedido, ya que contaba tanto  con la idoneidad necesaria como para ser lo suficientemente objetivo, como con la experiencia suficiente y necesaria como para que califiquemos sus dichos, como originados en un técnico experimentado. Se trata en la emergencia, de un testimonio de cargo contra los sanguinarios irregulares, originado en un testigo privilegiado. Del análisis de las precedentes expresiones, llegamos a conclusiones que intencional y arbitrariamente,  permanecen ignoradas por nuestra justicia, cuando se trata de valorar los eventos insurreccionales llevados a cabo en la década del 70 en nuestro país.

No podemos pasar por alto que, los atacantes en la emergencia, pusieron de relieve su absoluta falta de respeto tanto de los derechos humanos de los atacados como de las normas relacionadas con eventos de esta naturaleza. Es incomprensible que un gobierno que se dice peronista, habida cuenta la intención de los atacantes en este evento, y en similares, todos destinados a derribar a un presidente peronista, se incline por defender a quienes lo atacaban. No tiene explicación que 30 años después, los mismos peronistas, ratifiquen lo actuado por la subversión apátrida. Una cosa es defender a quien es víctima de un delito internacional o nacional, quien sufre violación de sus derechos, aunque sea un delincuente peligrosísimo y sin piedad alguna,  y otra muy distinta es defender al delincuente y efectuar una apología del delito. Quienes atacaron, en la ocasión citada, actuaron sin obedecer las leyes de la guerra. Su accionar podría calificarse como delitos de lesa humanidad puesto que atentaron contra la conciencia de la humanidad. Los atacantes pasaron por alto que “Las conclusiones del estudio realizado por el CICR son que las normas básicas sobre la conducción de las hostilidades relativas al uso de los medios y métodos de guerra y al trato de las personas que caen en manos de una de las partes en el conflicto son plenamente aplicables en los conflictos armados no internacionales.” (Fuente: Cap. 385).

A renglón seguido, adjuntamos copia literal del comunicado de los atacantes: “Parte de Guerra”: Guarnición Militar de Azul “A las 22:30 del sábado 19 de enero, la Compañía Héroes de Trelew (reforzada) del Ejército Revolucionario del Pueblo realizó una incursión en la ciudad de Azul (Provincia de Buenos Aires) y atacó la guarnición del Ejército contrarrevolucionario establecido en esa ciudad, compuesta por el Regimiento 1º de Caballería Blindado y el Grupo 1 de Artillería Blindado.
Luego de tomada la guardia central y el puesto N° 3, se generó una resistencia en dos centros secundarios de la guardia (tanque y herrería) que hizo posible la intervención del resto del personal del cuartel e imposibilitó su total copamiento.
Entablado el combate, la Compañía Héroes de Trelew redobló sus esfuerzos y mantuvo la ofensiva durante una hora hasta que se comprobó la imposibilidad de doblegar la resistencia atrincherada de fuerzas superiores. Un grupo especial de nuestra compañía guerrillera atacó simultáneamente el sector de viviendas de los jefes enemigos con el propósito de tomarlos prisioneros. Tomó los puestos 6 y 7 e intimó la rendición del Cnl. Gay y el Tcnl. Ibarzábal, jefe y subjefe de la guarnición. Ibarzábal se resistió a balazos lo que provocó un tiroteo donde murió el Cnl. Gay y obligó a Ibarzábal a rendirse.”

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