jueves, setiembre 27, 2012

Capítulo 547 - El comunista Santiago Carrillo no fue sometido a proceso por cometer delitos de lesa humanidad.



(continuación)
Los eventos ocurridos en esa época tienen correlato con lo que ocurre en España, en la actualidad, donde en los claustros universitarios, al igual que acá, se practica política marxista, desdeñándose la que no lo es. Al punto que, hablamos de la época de Rodríguez Zapatero,  España  y su gobierno no sabían que actitud tomar, que actitud exhibir ante el crecimiento del terrorismo de la ETA.  Así lo hace notar Pío Moa, quien refiere: “A su vez este Gobierno es, como he señalado muchas veces, el mayor colaborador que la ETA ha tenido en su historia, un hecho unido al "popularismo" citado. Bajo sus condenas verborreicas al terrorismo y a la violencia, en esta gente late con fuerza una inconfesable admiración por los asesinos, sean de las chekas o de la ETA. Edurne Uriarte describía en un libro la unción servil con que los políticos del PNV escuchaban a Josu Ternera en el Charlamento vasco, y esa actitud, negada en palabras y evidente en los hechos, la comparte el Gobierno (…) .Cabe preguntarse de dónde viene esta actitud realmente enfermiza en personas que, por lo demás, tienen metido hasta el tuétano el espíritu "burgués" en su acepción más ruin: avidez de bienes y poder, oportunismo y miedo al riesgo (aunque tendencia a poner en riesgo a otros). Todo lo cual no les impide declararse de izquierdas, muy de izquierdas, también separatistas o simpatizantes con el separatismo. Hay, creo, dos razones profundas para estas conductas. Un rasgo de esos izquierdistas de salón y talonario es lo que hoy llaman "buenismo": los hombres (¡y mujeres, eh, y mujeres!), son buenos por naturaleza, pero algunos malvados o "la sociedad", tal como está, los echan a perder. Y entre los más buenos y recompensables materialmente por su bondad, están quienes así piensan y se sienten llamados a dirigir a los demás. Pero, ¡ay!, la tarea exige titanes y ellos no pasan generalmente de aprovechadillos de no muy largas luces. Y los ruines que mantienen el mal son, por desgracia, muchos, tercos y, a menudo, poderosos, y la meta no acaba de alcanzarse. Por suerte surgen aquí y allá otros buenistas más abnegados y arriesgados, terroristas y chekistas que cumplen su papel golpeando a la infame sociedad, al "sistema" o lo que sea. Estos hacen aquello que los otros no se atreven por temor a poner en peligro su buena posición. Además, el buenistaburgués de izquierdas espera, y a menudo consigue, sacar buenas rentas políticas de la sangre derramada por sus afines. Como también es fundamentalmente hipócrita, fingirá cierto escándalo y emitirá condenas a los "violentos", eso sólo cuesta un poco de saliva; pero su admiración de fondo hacia ellos y su ansia de capitalizar los crímenes trasluce indefectiblemente en sus actos. Lo estamos viendo todos los días y el secreto de la colaboración del Gobierno con la ETA o su afición a los chekistas deriva lógicamente de la concepción buenista de base que les une, de la mucha, la muchísima ideología que comparten.” 

El citado dirigente Santiago Carrillo, quien supo encabezar el Partido Comunista Español, es uno de los miles de ejemplos que podemos traer a colación, en el sentido de que existieron dirigentes, a quienes se les pudo imputar oportunamente  la comisión de delitos de lesa humanidad, y no se hizo.  Reiteramos una vez mas que, en España se sancionó una amplia ley de amnistía, que a la fecha rige plenamente, reconocido ello por el propio Tribunal Supremo español o sea el tribunal mas alto de allí. Y tal circunstancia ha impedido, que los imputados por delitos internacionales, sean molestados. Entre ellos, se encontraba el fallecido Santiago Carrillo. Acá solamente los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad han sido y son enjuiciados y los integrantes de las organizaciones subversivas, que podrían ser imputados por delitos de lesa humanidad, no han sido destinatarios de  un dictamen jurisdiccional condenatorio. La leyenda rosa de la Transición ha cubierto a Santiago Carrillo como una manta a un bebé. Hablar de su pasado anterior a 1975 ha sido hasta hace poco de mal gusto, aunque hubiese sido un mantenido de los genocidas Stalin y Ceaucescu y un admirador del norcoreano Kim il-sung, y muchos antiguos camaradas le acusasen de haber entregado a rivales suyos en el PCE a la policía franquista. Se le encargó a Carrillo, en 1933 ejercer la dirección del diario Renovación, vocero de las Juventudes Socialistas. Desde este periódico azuzó los odios que finalizaron en la guerra. Allí publicó el denominado “Decálogo del joven socialista”. Señalaba allí, entre otras cosas que “La única idea que hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro es que el socialismo sólo puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto, sea bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o inconscientemente”. Cuando el Gobierno republicano huyó a Valencia, se formó la Junta de Defensa de Madrid, en la que Carrillo desempeñó la consejería de Orden Público, como representante de las Juventudes Socialistas Unificadas. En esos meses se perpetraron las matanzas de Paracuellos del Jarama y siguieron funcionando las checas. Numerosos historiadores, como Ricardo de la Cierva, César Vidal, Ángel David Martín, Pío Moa, Paul Preston y Jorge, le han atribuido responsabilidad por acción en esos miles de asesinatos. Recordamos a nuestros lectores lo ocurrido en el caso de la masacre de Paracuellos del Jarama, donde fueron asesinados, donde fueron masacrados, entre cuatro y cinco mil prisioneros, a quienes denominaban fascistas. Uno de los que dieron las órdenes de ejecutar a los prisioneros, fue Santiago Carrillo.

Santiago Carrillo no es el único que tuvo responsabilidad en la matanza de Paracuellos del Jarama (Madrid) en otoño de 1936 (4.200 asesinados totalmente identificados) pero la investigación histórica que realiza César Vidal en Paracuellos-Katyn (Libros Libres 2005) aporta datos esclarecedores sobre la implicación directa de Carrillo en estos horribles crímenes. En el momento de la matanza, Carrillo era responsable de seguridad de la Junta de Madrid. Vidal explica que "ninguno de los que supieron, en noviembre de 1936 lo que estaba sucediendo" tuvieron dudas sobre "la responsabilidad ejecutora" de Carrillo en la matanza. Entre los textos que apuntan en esta dirección destaca el del nacionalista vasco Jesús de  Galíndez –fue asesor de la Dirección General de Prisiones cuando el también peneuvista Manuel de Irujo fue nombrado Ministro de Justicia de la Segunda República– escribió en 1945 en sus memorias del asedio de Madrid: El mismo día 6 de noviembre se decide la limpieza de esta quinta columna por las nuevas autoridades que controlaban el orden público. La trágica limpieza de noviembre fue desgraciadamente histórica; no caben paliativos a la verdad. En la noche del 6 de noviembre fueron minuciosamente revisadas las fichas de unos seiscientos presos de la cárcel Modelo y, comprobada su condición de fascistas, fueron ejecutados en el pueblecito de Paracuellos del Jarama. Dos noches después otros cuatrocientos. Total 1.020. En días sucesivos la limpieza siguió hasta el 4 de diciembre. Para mí la limpieza de noviembre es el borrón más grave de la defensa de Madrid, por ser dirigida por las autoridades encargadas del orden público. (J. de Galíndez Suárez, Los vascos en el Madrid sitiado).  La responsabilidad directa de Carrillo en estos millares de crímenes fue confirmada de manera irrefutable tras la apertura de los archivos de la antigua Unión Soviética. César Vidal recoge un documento de enorme importancia escrito a mano por Gueorgui Dimitrov, líder en ese tiempo de la Internacional Comunista al servicio de Stalin. En el texto, escrito el 30 de julio de 1937, informa de la manera en que prosigue el proyecto de toma del poder del PCE en el Gobierno del Frente Popular. La referencia a las matanzas de Carrillo aparece en relación con las críticas al ministro peneuvista de Justicia, Manuel de Irujo: Pasemos ahora a Irujo. Es un nacionalista casco, católico. Es un buen jesuita, digno discípulo de Ignacio de Loyola (...). Se dedica especialmente a acosar y perseguir a gente humilde y a los antifascistas que el año pasado trataron con brutalidad a los presos fascistas en agosto, septiembre, octubre y noviembre. Quería detener a Carrillo, secretario general de la Juventud Socialista Unificada, porque cuando los fascistas se estaban acercando a Madrid, Carrillo, que era entonces gobernador, dio la orden de fusilar a los funcionarios fascistas detenidos. En nombre de la ley, el fascista Irujo, ministro de Justicia del gobierno republicano, ha iniciado una investigación contra los comunistas, socialistas y anarquistas que trataron con brutalidad a los presos fascistas. (...) Irujo está haciendo todo lo posible e imposible para salvar a los trotskystas y sabotear los juicios que se celebran contra ellos.

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