(continuación)
A esta altura del diálogo con el general Juan
Domingo Perón, podemos advertir que tal como lo hacen en la actualidad, este
grupo de personajes conocidos por sus ideas estrafalarias, señaló en esa
oportunidad el citado legislador que lo que ellos deseaban era evitar que se criminalice
cualquier actitud que no fuera delictiva. Temían, por ejemplo, que
se criminalice la actividad gremial. El actual gobierno sancionó una ley contra
el terrorismo, y los argumentos del mismo grupo fueron exactamente los
mismos. Como si la virtud de ellos
estuviera en defender a capa y espada a la democracia. Volviendo a lo que
estamos refiriendo, entendemos que se trataba de un pretexto, a fin de
engatusarlo al viejo zorro, para que les diera la razón. No picó en ese anzuelo
el general quien observó lo siguiente: “Todo aquel que se asocie con fines
ilícitos configura el delito. Ahora, quien debe determinar si el fin es lícito
o ilícito es el juez. Para eso tenemos jueces. Por otra parte, no es el objeto mío conversar sobre estas cosas, porque
no corresponden a mí. Toda esta discusión debe
hacerse en el bloque. Y cuando el mismo decida por votación lo que
fuere, ésta debe ser palabra santa para todos las que forman parte de él; de lo contrario, se van del bloque. Esa es la solución.
(…) En
esto se debe actuar de la misma manera que actuamos en el orden político. Nadie está obligado a
permanecer en una fracción política. El que no está contento, se
va.
En este sentido, nosotros no vamos a poner el menor inconveniente. Quien esté en otra
tendencia diferente de la peronista, lo que debe hacer es irse.
En ese aspecto hemos sido muy tolerantes con todo el mundo. El que no está de acuerdo o
al que no le conviene, se va. Pero en ese caso
representa ni más ni menos que al movimiento. Lo que no es lícito, diría, es estar defendiendo otras
causas y usar la camiseta peronista. En esto hay que
proceder con la mayor seriedad porque se trata de cosas trascendentes para el
país. En este momento, con lo que acabamos de ver, en que una banda de
asaltantes que invoca cuestiones ideológicas o políticas para cometer un
crimen, ¿ahí nosotros vamos a pensar que eso lo justifica? ¡No!; un crimen es un crimen
cualquiera sea el móvil que lo provoca, y el delito es delito cualquiera sea el
pensamiento, o sentimiento, o la pasión que impulse al criminal.
Siempre que hay voluntad criminal es un delito y eso lo tiene que penar la ley,
no nosotros.” De las palabras del fundador del Movimiento Peronista, no surge
absolutamente nada que se asemeje a las ideas que descaradamente enarbolan los
sedicentes integrantes de la denominada, por ellos mismos, Juventud Peronista. No vemos que hayan
defendido a las Fuerzas Armadas, como lo hacía el general.
No vemos que hayan impresionado al mismo, como fervientes peronistas, puesto que deduce que ellos
llevaban puesta la camiseta peronista, sin serlo.
O al menos lo que ellos
entendían por “peronismo” no era tal. En la actualidad,
que han tomado por asalto al Partido Justicialista, sus palabras se tornan
reales, como si él hubiera estado profetizando la conducta de quienes
intentaban rebelarse a sus directivas. Es innegable que fue muy directo al
señalar que no es lícito defender otras causas “usando la camiseta peronista”.
Finalmente no podemos hacer a un lado que “un crimen es un crimen cualquiera
sea el móvil que lo provoca”. Por lo que se ha visto, a través de los años, estos
personajes, evidentemente no pensaban ni piensan, en forma similar que el fundador del Movimiento. Advertimos que el
general Perón, califica a los integrantes del Ejército Revolucionario del
Pueblo, quienes atacaron a sangre y fuego, al regimiento de Azul, como “una banda de asaltantes que invoca
cuestiones ideológicas o políticas, para cometer un crimen”. De sus
propias palabras sacamos la conclusión de que quienes alaban a los criminales
son tan criminales como ellos. En la actualidad los okupas del Movimiento, quienes
prostituyen la ideología peronista, los infiltrados de otrora, los
estigmatizados por el general Juan D. Perón, opinan que los atacantes de los cuarteles
militares, quienes secuestran, quienes colocan bombas y asesinan, son “jóvenes
idealistas”. Irónicamente,
quien fundó el movimiento, no opina igual. Entendemos que esta gente debe
acatar lo que señala el general Perón: a quien no le guste, a quien no le
conviene, el que no está contento como se lleva el Partido Justicialista tiene
un camino:se va.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario