“Dicho objetivo -agrega
enseguida- sólo
es alcanzable a través de la lucha armada. Mas delante sostiene que la guerra de guerrillas como genuina expresión de la lucha armada
popular es
el método más eficaz y la forma más adecuada para librar y desarrollar la guerra revolucionaria en la mayoría de nuestros
países y consiguientemente, en escala continental“. Al dar por finalizada la conferencia, se dio a
conocer una “Declaración Final” en forma de Proclama, conteniendo 20 puntos
entre los que rescatamos, a sus efectos, los siguientes: 1ro.- Constituye un derecho y un deber de los pueblos de América Latina hacer la revolución… 5to.- La lucha revolucionaria es la línea fundamental de la
revolución en América Latina… 6to.- Todas las demás formas de lucha, deben servir y no
retrasar el desarrollo fundamental que es la lucha armada…”. El cierre del día 10 de agosto lo hizo Fidel
Castro. Entre
nuestros representantes podemos mencionar al abogado John W Cooke que ya vivía en la Habana y era uno de los responsables de
organizar el proceso revolucionario en nuestro país,
a Juan García Elorrio que publicara la revista “Cristianismo y Revolución” de
mucha llegada a los jóvenes “tercermundistas”, Joe Baxter, Norma Arrostito,
Fernando Abal Medina, Roberto Quieto, Jorge y Arturo Lewinger, y algunos otros
provenientes del socialismo y del trotskismo. Muchos de los nombrados murieron
luego en la lucha armada que propiciaron e iniciaron, tiñendo de sangre la
República. (Web “Década del 70 – Guerra Revolucionaria
en la República Argentina).
“La O.L.A.S. prometía también proporcionar “(…)
santuario, comunicaciones, entrenamiento y dinero a todas las organizaciones
clandestinas que emplean la violencia, como las Brigadas Rojas, los Tupamaros, los Montoneros, el MIR chileno, los
comandos palestinos de George Habash, grupos comandos en México, los Macheteros
en Puerto Rico, la Organización para la Organización de Liberación de Palestina
(OLP), el Comando Budiá, el Frente de Liberación de Carlos Semprún y a otro
montón de organizaciones más pequeñas (…). “ Los primeros cuadros de la
organización vasca ETA fueron instruidos en la cultura del terrorismo por Cuba
ya desde 1964. Con meticuloso cuidado, Castro había usado gruesas sumas de
dinero y había ayudado a construir una enmarañada estructura de contactos en
Europa que puso a disposición de estas cofradías parroquiales terroristas.”. (http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/7405074.asp). Entendemos
que no existe absolutamente ninguna duda en cuanto a la conducta criminal de
estos grupos de asesinos. Mas cuando recordamos que los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, «reafirmaron que el terrorismo en
todas sus formas y manifestaciones constituye una de las amenazas más
graves para la paz y la seguridad y que todos los actos de terrorismo son
criminales e injustificables,
cualquiera que sea su motivación y dondequiera y por quienquiera que sean cometidos».
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