viernes, diciembre 23, 2011

Capítulo 457 - Reacción del general Perón ante los integrantes de La Tendencia



(continuación)


¿Y nos vamos a dejar matar? Lo mataron al secretario general de la Confederación General del Trabajo, están asesinando alevosamente y nosotros con los brazos cruzados, porque no tenemos ley para reprimirlos. ¿No ven que eso es angelical? El fin es la sustentación del Estado y de la Nación; está en que tengamos los medios para defendernos. Si nosotros todavía nos limitamos nuestros propios medios de defensa, estamos entregándonos a estas fuerzas, que, como he dicho, las conozco profundamente y sé cómo actúan. Ahora bien; si nosotros no tenemos en cuenta a la ley, en una semana se termina todo ésto, porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato, que es lo que hacen ellos. No actúan dentro de la ley. De esa manera, vamos a la ley de la selva y dentro de la ley de la selva, tendría que permitir que todos los argentinos portaran armas a la vista. Pero, ¿qué es lo que está ocurriendo? Que los delincuentes están todos armados, mientras que las personas decentes no pueden llevar armas y están indefensas en manos de estos señores. ¿Y todavía nosotros vamos a pensar si sancionamos o no la ley? ¡Vamos! Necesitamos esa ley porque la República está indefensa frente a ellos. Ese es para nosotros el fundamento de todo éso.”.  Finalmente, señala Perón al grupo de legisladores que lo visitaba: “Desde hace 7 meses estamos diciendo que queremos la paz, y estos señores, en 7 meses, no se han dado cuenta que están fuera de lugar, porque no se han dado cuenta que están perturbando lo que ellos dicen que sostienen, que es mentira. La mitad son mercenarios, los conozco, los he visto actuar y por el sólo hecho de que estén mandados de afuera, tienen intereses distintos a los nuestros. Los nuestros no se defienden desde París, se defienden desde Buenos Aires. Para mí, eso es lo que yo veo con toda claridad. Ahora, la decisión es muy simple: hemos pedido esta ley al Congreso para que éste nos dé el derecho de sancionar fuerte a esta clase de delincuentes. Estamos afrontando una responsabilidad que nos ha dado plebiscitariamente el pueblo Si no tenemos la ley, el camino será otro; y les aseguro que puestos a enfrentar la violencia con la violencia, nosotros tenemos más medios posibles para aplastarla, y lo haremos a cualquier precio, porque no estamos aquí de monigotes.
Nosotros no somos dictadores de golpes de Estado. No nos han pegado con saliva. Nosotros vamos a proceder de acuerdo con la necesidad, cualquiera sean los medios. Si no hay ley, fuera de la ley, también lo vamos a hacer y lo vamos a hacer violentamente. Porque a la violencia no se le puede oponer otra cosa que la propia violencia. Eso es una cosa que la gente debe tener en claro, pero lo vamos a hacer; no tenga la menor duda.”Creemos que estas reflexiones no deben ser acompañadas por ningún comentario. Recordemos lo que decía el General: Quien quiera oír, que oiga. Lo de  “jóvenes idealistas” si Perón hubiera vivido, no se lo traga. La respuesta de los legisladores fue la siguiente: “Quería indicar, entonces, que de alguna forma nuestro aporte no es oponerse a esa posición, sino que, por el contrario, y como usted lo ha expresado, es una necesidad legítima la defensa del pueblo, tal como se ha manifestado en los últimos días. Es decir, coincidimos totalmente, incluso, en la necesidad cierta de esta legislación. En ese sentido coincidimos totalmente con lo que usted ha planteado. Por esa misma razón, y utilizando sus palabras, no hemos querido expresarle discrepancias sino que, por el contrario, deseamos efectuar un aporte objetivo para lograr los fines que consideramos necesarios en la, ley, a fin de no cometer posibles errores.”. Tales palabras revelan la falta de sinceridad y la ausencia de lealtad de quienes visitaban a Perón, haciéndose pasar por fieles seguidores de su doctrina. A las pocas horas, renunciaron al bloque de legisladores peronistas y se refugiaron en “La Tendencia”, inventando poco menos que Perón era un viejo loco, a quien cualquiera  dominaba.



El viejo general, como lo sostuvo en tal ocasión, conocía al dedillo las tretas de estos sanguinarios “progresistas” y estaba al tanto de la Teoría del Entrismo, o sea el ingreso al movimiento peronista, de individuos que se infiltraban disfrazados de partidarios de tal ideología. Necesitaban disimular su verdadera ideología por la sencilla razón de que era conocido por ellos que los comunistas y sus aliados, los idiotas útiles, eran enemigo de la doctrina peronista,  la que combatían desde el inicio.  Prueba de ello las palabras zalameras que dirigió al general, uno de los legisladores, antes de que finalizara la reunión que mantuvieron con él  con el propósito declarado de intentar hacer tiempo a fin de que no se sancionara la norma legal, originada en el PEN destinada a combatir al terrorismo. El motivo de esta intentona, no es secreto para nadie. Nada más que recordar  algo que a nuestros jueces, al parecer, se les pasa por alto o por supina ignorancia o por un desmedido apasionamiento ideológico, indigno de un magistrado. Cada vez que repasamos alguna resolución, emanada de tales funcionarios, se evidencia la intención de ignorar olímpicamente lo sucedido en la década del 70, al proceder a valorar los elementos de convicción que adquirieron en las investigaciones. La mirada se torna en parcial, más bien empleando sólo el ojo izquierdo. Para los jóvenes que nos leen, les podemos recordar que “Entre el 22 y el 29 de noviembre de 1964, se realizó en Cuba una reunión secreta de todos los partidos comunistas de América latina en donde se evidenció la subordinación de los castristas al PC soviético, y en donde se determinó la realización de algunas acciones comunes a realizar por los partidos en sus países. (…)  Un año y un mes después, el 3 de enero de enero de 1966, se realizaba en la Habana, por impulso del Partido Comunista de la URSS, la “Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina” denominada comúnmente”La Tricontinental” que fuera presidida por el dirigentes comunista chileno Salvador Allende, luego presidente de Chile,  donde concurrieron 483 representantes de 82 países (27 latinoamericanos). El delegado “oficial” de nuestro país fue John William Cooke.  En el discurso de clausura el 15 de enero, Fidel Castro dijo, entre otras cosas: “En muchas naciones de América latina se dan las condiciones para la lucha armada revolucionaria…..nosotros creemos que en este continente o en casi todos los pueblos, la lucha asumirá las formas más violentas. Y cuando se sabe eso. Lo único correcto es prepararse para cuando esa lucha llegue. ¡A prepararse!. (…). Entre el 31 de julio y el 10 de agosto de 1967 se realizó en La Habana, la capital de Cuba la  “Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) cuyo origen había sido la decisión de los 27 países que concurrieron a La Tricontinental el año anterior, para diferenciarse entre los distintos proyectos, tener identidad propia, mayor fuerza y mejor capacidad de coordinación para llevar adelante la lucha armada en el continente americano. La OLAS produjo varios documentos y en su “Declaración General” entre otros conceptos dijo: “El primer objetivo de la revolución popular en el continente, es la toma del poder, mediante la destrucción del aparato burocrático-militar del Estado y su reemplazo por el pueblo armado, para cambiar el régimen social y económico existente”. 

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