Añadió en esa ocasión el general: “Recurrimos a ésto
porque estamos en un momento crítico para el país; cuando vemos que estos
señores en la mayor impunidad y porque no hay con qué sancionarlo, se largan al
ataque. Nosotros
estamos en la necesidad de contar con una legislación fuerte para parar lo que
se está produciendo, que es también fuerte; y a grandes males no hay
sino grandes remedios, que es lo que nosotros necesitamos. En este momento se está asaltando en nombre de
no sé qué cosa. Si hasta han tomado ciudadanos; ya los ciudadanos no
tienen la seguridad que el Estado tiene la obligación de dar, porque no hay
sanción en las leyes para este tipo de delitos, que son nuevos. ¿Cómo es
posible que todos los hombres que tengan armas estén amenazados de ser tomados
por bandas de delincuentes que se dicen de una tendencia o de otra?
No interesa la "tendencia", interesa el delito que cometen. No sé, yo
no veo otra solución para estas cosas.”.
Más adelante le señaló algo que es revelador sobre su pensamiento. Sobre
el concepto que el general tenía sobre la rebelde agrupación Montoneros. No es
necesario que vayamos al acto de la Plaza de Mayo, para poder indicar cuál era
el pensamiento del general Perón con relación a estos forajidos. En la ocasión,
les hizo saber a los contestatarios: “El bloque tiene la obligación de proceder
así. No porque haya disidencias dentro de un bloque, éste va a hacer lo
contrario de lo que disponga la mayoría. Para esos se hacen los bloques: para
que sea la mayoría la que decida. Y si la mayoría dispone, hay que aceptar o
irse. No hay otro término medio. O se acepta lo que dice el bloque o que lo
abandone. Nadie está obligado a permanecer dentro de él; absolutamente nadie,
porque este es un acuerdo de todos. Si el bloque resuelve que hay que hacerlo,
hay que hacerlo, y el que no quiere hacerlo, se va; que es lo que ha pasado y
pasará siempre en estas disidencias. Nadie, por muy importante que sea, puede
pretender imponer su voluntad a los demás, sobre todo, cuando la voluntad de
los demás es mayoritaria y cuando se ha ido voluntariamente a la formación de
un bloque. Para mí este no es un asunto de discutir la ley, no; aquí hay otra
cosa. Como político ya veo que se puede conducir muy bien esto. El que no está de
acuerdo, se va. Por perder un voto no nos vamos a poner tristes. Pero aquí debe
haber una disciplina. Y si ésta se pierde, estamos perdidos. Es así
como yo veo el problema y como debo comentarlo”. Tras tales palabras, al
parecer no se dieron por satisfechos los quejosos ya que manifestaron, a través
del aludido diputado: “Nosotros
pensamos, que partiendo de un principio que usted ha manifestado en numerosas
oportunidades, y al cual le otorgamos la máxima razón y sabiduría, sostenemos
que la violencia es la que se ejerce no solamente a través de los grupos
minoritarios de ultra derecha o de ultra izquierda. Son episodios elaborados;
no son productos de una generación espontánea, sino productos de una generación
que está, de alguna manera, sumergiéndonos a todos en la violencia.” Cuando
Perón le preguntó como haría el opinante para evitar lo que señalaba, expresó
su interlocutor: “Le voy a contestar con sus palabras: nosotros pensamos
éso, que hemos desterrado las estructuras violentas que hace que esa violencia
de abajo sea generada por la violencia de arriba.”. Cuando Perón le señala,
agudamente, que igual la violencia continúa, dijo el diputado: “Sí señor, y ahí
se aplica con toda celeridad y con toda decisión el poder represivo del estado
popular”. Ante tales manifestaciones, el general Perón le espetó directamente: ¿Y le parece que hemos esperado poco, con todo lo que ha
pasado en estos siete meses de gobierno popular y plebiscitario, donde todos esos señores de las organizaciones
terroristas se largan a la calle, culminando en
este episodio, atacando a un regimiento? (…) Mas adelante, el diputado se confiesa ante el General Perón y le señala
lisa y llanamente: “Consideramos, señor General, lo siguiente
sobre este terna: que los lamentables acontecimientos de Azul, a nuestro juicio
y a nuestro modesto entender, indican, precisamente, una
decisión de estos grupos minoritarios,
totalmente ausentes de lo que es un sentimiento nacional y de lo que es la comprensión de la necesidad de unidad
del pueblo argentino, en un proceso de
reconstrucción. Entendemos que, precisamente, la intención de estos
sectores es especular con un clima de violencia, en crear una actitud del
Estado, que estos sectores califican arbitrariamente de represiva y es,
precisamente, el caldo de cultivo político en el cual se desarrolla su planteo
político. Hemos conocido durante años, a través de un enfrentamiento de la dictadura,
cuál es la política del ERP, el autodenominado Ejército Revolucionario del
Pueblo. Sabemos que su política crece y se
desarrolla en un ambiente de violencia.” Al oír lo expresado por el
diputado saltó Perón diciendo taxativamente:
“No, está totalmente equivocado. Yo a eso lo he conocido
"naranjo", cuando se gestó ese movimiento, que no es argentino. Ese movimiento se dirige desde Francia,
precisamente, desde París, y la persona que lo gobierna se llama Posadas, de
seudónimo. El nombre verdadero es italiano. Los he conocido
"naranjo", como dice el cuento del cura. Sé qué persiguen y lo que
buscan. De manera que en ese sentido a mí no me van a engañar, porque, como les
digo, los conozco profundamente. He hablado con muchísimos de ellos en
la época en que nosotros también estábamos en la delincuencia, diremos así. Pero jamás he pensado que esa gente podría estar
aliada con nosotros, por los fines que persigue. (…) Porque esta es una Cuarta
Internacional, que se fundó con una finalidad totalmente diferente a la Tercera
Internacional, que fue comunista, pero comunista ortodoxa. Aquí no hay nada de
comunismo; es
un movimiento marxista deformado, que pretende, imponerse en todas partes por
la lucha. A la lucha - y yo soy
técnico en éso- no hay nada que hacerle, más
que imponerle y enfrentarle con la lucha. Y atarse las manos, frente
a esa fuerza; atarse las manos y especialmente atarse las manos suprimiendo la
ley que lo puede sancionar. Porque
nosotros, desgraciadamente, tenemos que actuar dentro de la ley, porque si en este momento
no tuviéramos que actuar dentro de la ley ya lo
habríamos terminado en una semana. Fuera de la ley, la ventaja que
ellos tienen es, precisamente, esa: los que tienen que someterse a la ley y
ellos que buscan los vericuetos para actuar fuera de la ley. Con todas las
implicancias del cuerpo de la ley, nosotros estamos con las manos atadas dentro
de la ley. Y si además estamos atados por la debilidad de nuestras leyes,
entonces ya sabemos cuál va a ser el final y el resultado de éso. Para
nosotros es un problema bien claro. Queremos seguir actuando dentro de la ley y para no
salir de ella necesitamos que la ley sea tan fuerte como para impedir esos
males. Dentro de éso, tenemos que considerar si nosotros podemos
resolver el problema. Si no contamos con la ley, entonces tendremos también
nosotros que salirnos de la ley y sancionar en forma directa como hacen ellos.
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