viernes, diciembre 22, 2006

Capítulo 70 - Hubo Desaparecidos Durante la II República

(continuación)

No es muy conocido el caso del conocido periodista y escritor gallego José Robles Pazos.
Republicano de corazón, no trepidó en presentarse ante los republicanos, apenas comenzó la Guerra Civil. Como tenía conocimiento de distintos idiomas, fue designado intérprete de un general ruso, unos de los tantos que se encontraba en Madrid, al servicio de las autoridades de la II República, comisionados por Stalin. Robles Pazos fue traductor al servicio del general Vladimir Gorev, uno de los héroes de la defensa de Madrid. Prestigioso militar, reconocido como tal por sus propios compañeros. Muchos, muchísimos de los militares destinados en España fueron poco después llamados a Moscú, condecorados por Stalin e inmediatamente ejecutados. Gorev fue uno de ellos. Trágico destino de dichos militares, a quien el tirano no dudó en quitarles la vida, posiblemente para evitar que se conocieran los entretelones de los manejos habidos durante el conflicto, cuyos resultados, precisamente, no le fueron favorables a los intereses del comunismo ruso.
Lo curioso de este caso es que en diciembre de 1936, el escritor Robles Pazos desaparece misteriosamente. Según se supo, mucho tiempo después, terminó siendo fusilado por orden de las autoridades republicanas. Esta noticia circuló “offf the record” ya que en ningún momento se reconoció el evento por parte de los funcionarios encargados de su aprehensión y asesinato. Como se verá una de las tantas desapariciones, pero al parecer este tipo de desaparición forzada, que no es un invento de los argentinos, en España actual no cuenta con el eco suficiente en sus Estrados judiciales.

El motivo de la desaparición de Robles Pazos, según se estima, según se deduce, sería que tenía un vasto conocimiento de informaciones ultrasecretas, obtenido en su desempeño como intérprete del general Gorev. Se afirma que la orden en realidad la dio la NKVD, es decir la policía política soviética.
Similarmente a lo ocurrido en nuestro país, durante el proceso de Reorganización Nacional, la esposa del desaparecido logró visitarlo en dos ocasiones y en estas dos oportunidades se le hizo saber que, sin duda, se trataba de una equivocación y que disipada la duda se lo iba a liberar. Luego se enteran que fue trasladado, pero su nuevo paradero permaneció en secreto, circulando rumores contradictorios acerca de su destino final. Narra el famosísimo escritor norteamericano Dos Passos, su amigo, que averiguaciones practicadas en Madrid dieron como resultado que, amigos influyentes, funcionarios republicanos de alto rango, le hicieran saber que había sido detenido por presunta traición a la II República. Dos Passos, que albergaba la esperanza de encontrar con vida a su amigo no terminaba de revisar listas de presos, sospechando que a su alrededor se urdía una trama conspirativa, de silencios y mentiras para desviar sus investigaciones, la que tenía como principal víctima a su amigo Robles Pazos. Como no era comunista, ello era suficiente para tornarlo sospechoso, a los ojos de los servicios secretos soviéticos. Regresó a su país con la íntima convicción de que a su amigo Robles Pazos no lo asesinaron porque confesó algo sino precisamente para evitar que hablara.

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