En cuanto a las imputaciones que se pueden efectuar a las tropas coloniales francesas, ocasión en que se ponen en cuestionamiento, el respeto a las Convenciones existentes tendientes a la aplicación del Derecho Humanitario, sus acciones beligerantes, fuera de toda duda, configuran ellas Delitos de Lesa Humanidad y Crímenes de Guerra. Habida cuenta que los eventos ocurrieron hace varias décadas, no está demás recordar lo sucedido allí.
La guerra de independencia de Argelia fue una feroz guerra colonial en la que se calcula que perdieron la vida 300.000 argelinos y se vieron obligados a huir del país más de un millón de colonos europeos. El ejército francés sufrió más de 24.000 bajas; además, murieron alrededor de 6.000 colonos franceses.
En noviembre de 1954 tuvo comienzo la guerra, en los Montes Aurés, a unos 400 kilómetros de la capital, la ciudad de Argel. Francia llegó a desplegar casi 500.000 soldados a fin de hacer frente a esta guerra, cantidad similar a los soldados que los EEUU enviaron a Vietman en la década del sesenta. Pasarían muchos años ,antes de que se hiciera la paz, puesto que fue muy dificultoso encontrar una solución política al gravísimo conflicto bélico. Debemos mencionar que el uso generalizado de la tortura determinó la huída de una gran cantidad de argelinos. Las denuncias motivaron la intervención del Comité Internacional de la Cruz Roja, el que recibió autorización para visitar las cárceles, recién en 1955.
En 1960 se filtraron informes relacionados con estas visitas, de los que se desprende que este organismo internacional había verificado torturas. Enterada la opinión pública en Francia se sintió conmovida y las visitas de la Cruz Roja Internacional se suspendieron por el lapso de un año. En marzo de 1960 se verificó que mas de 1.200.000argelinos habían sido reasentados en campos rodeados de alambradas, a fin de dificultar la vida de los combatientes del FLN.
Francia había sostenido, en sus intervenciones en las Naciones Unidas, que el conflicto de Argelia era un asunto interno y que por ende las Naciones Unidas eran incompetentes para ocuparse de él. Ambos bandos en guerra no se caracterizaron por sus acciones humanitarias, sino todo lo contrario.
Narra un observador de la ACNU de las Naciones Unidas que los argelinos que huyeron a Marruecos eran reclutados por integrantes del FLN, a veces voluntariamente pero en otras ocasiones se utilizaba el método de la leva.”Un pequeño camión verde conocido como la «ensaladera» circula por las calles de la ciudad de Oujda y los varones jóvenes reciben un golpe en la cabeza y son subidos al autobús. En algunos casos de reticencia se han empleado medidas extremas y he sido informado de que se ha encontrado a tres personas degolladas. Me es casi imposible juzgar el alcance de la movilización en números reales, pero estoy convencido de que los nuevos reclutas deben de ser miles.”.
Finalmente Francia y las autoridades provisionales firmaron en Evián, el 18 de marzo de 1962, un alto el fuego. Con posterioridad al conflicto, en Francia se habló sobre las torturas infligidas a los prisioneros, por parte de las tropas francesas. Cada tanto el tema reabría viejas heridas.
Se dictó una ley de amnistía, instituto que según pronunciamiento de la Justicia Argentina no correspondería, y pertinazmente, se negó Francia a toda intervención de carácter internacional, dando por concluido el episodio de la Guerra de Argelia. Tal lo manifestado en la ocasión nada menos que por un país, nada menos que integrante permanente, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. De nada valió que diversos organismos hayan puesto de relieve que durante ese conflicto se violaron derechos humanos, por ambos bandos y que los eventos no eran ni prescriptibles, ni amnistiables, ni indultables.
Francia hizo saber a quien quisiera oírla que los eventos ocurridos en la Guerra de Argelia, a su juicio no configuraban delitos de lesa humanidad ni eran crímenes de guerra, ya que eran episodios bélicos ocurridos en una guerra civil que se llevó a cabo en un territorio francés de ultramar, un asunto interno en el que no debían entrometerse otros países u organizaciones internacionales.
Para esa época, aunque estaban vigentes los mismos Tratados y Convenciones a los que se echa mano para proseguir con las causas seguidas a los militares argentinos, por presunta violación a los derechos humanos, nadie se molestó en esa ocasión en citarlos o hacerlos valer ni nadie denunció a los acusados, ante la Justicia de terceros países para que se les siguiera el correspondiente proceso, ante la imposibilidad de que se adoptaran medidas de tal tipo en la propia Francia, ante la actitud negativa de este país.Al parecer, no hía un juez Garzón que se ocupara de tales temas.
Habiéndose pronunciado la Justicia Francesa convalidando la postura del gobierno de ese país, a nadie en el extranjero se le ocurrió abrir una sola causa contra un militar francés. Al parecer la aplicación de esta “Justicia Universal” depende de la fuerza de los justiciables y la conveniencia política de aplicar o no, las normas que todo el mundo conoce y que todo el mundo, al parecer no las aplica.
Tal actitud creo que conspira contra la aspiración de la panacea de una Justicia Humanitaria Universal. Cuando esta suerte de paliativo se aplica en contados países, donde reinan determinadas condiciones, pero los mismos tratados y las mismas convenciones no se aplican en otros lugares, a pesar de tratarse, como se afirma, de una justicia universal, es evidente que algo falla en cuanto a la ecuanimidad de las resoluciones que se dictan.