No podemos pasar por alto, empero, que en otras ocasiones las normas que regulan el enjuiciamiento de los Criminales de guerra, funcionan perfectamente. Un ejemplo reciente lo tenemos en Munich, donde un Tribunal absolvió al ex – comandante y presunto criminal de guerra Ladislav Niznansky, de 88 años, de su responsabilidad en tres masacres cometidas por los nazis en la actual Eslovaquia, en 1945. El jurado popular de la capital bávara considera no probados los cargos que imputaba la fiscalía a Niznanky y dictaminó asimismo que se le indemnice por los perjuicios causados por el proceso, tal como reclamaba su defensa. Niznansky, de origen eslovaco y con nacionalidad alemana desde 1996, estaba acusado de haber participado en el asesinato de 164 personas, entre ellas muchas mujeres y niños, a comienzos de 1945, como comandante de la unidad especial 218, conocida como "Edelweiss" y creada para combatir a los partisanos. La fiscalía había pedido una pena de cadena perpetua, por considerarlo responsable de la masacre, mientras que la defensa argumentó que el entonces comandante de una compañía eslovaca no tenia capacidad de mando. Los hechos se remontan al 21 de enero de 1945, cuando la unidad "Edelweiss" se dirigió a las ciudades eslovacas de Ostry Grun y Klak para ejercer represalias contra sus habitantes por el supuesto apoyo que daban a los partisanos. Según la fiscalía, Niznansky había ordenado "no dejar ni un alma viva". En Ostry Grun murieron 62 personas -entre ellas, 23 mujeres y 15 niños- y en Klak otras 84 -incluidos 25 mujeres y 33 niños-, la más pequeña, Jozefina, un bebé de tres meses. Tras finalizar la guerra, Niznansky logró pasar a Occidente y, tras un periodo en que desempeñó tareas para los servicios secretos, trabajó en la sede muniquesa de la emisora estadounidense Radio Europa Libre. En 1962 fue condenado a muerte en ausencia por un tribunal eslovaco y desde hacía 15 meses se le juzga en Munich. Niznansky siguió parte del juicio en libertad, puesto que el pasado octubre se le levantó ya la orden de prisión preventiva, en atención a su avanzada edad y por considerarse que no había peligro de fuga, en contra de la opinión de la fiscalía, que argumentaba tenía suficiente dinero y movilidad para huir. En este caso podemos observar que el acusado fue puesto en libertad durante el juicio, sin que se apelaran a determinadas y supuestas normas, siempre en contra de los intereses de los imputados. Demás está decir que este juicio, de haber tenido lugar en la Argentina, y no en Munich, finaliza con el reo detenido oyendo la sentencia.