Pasados los años y en Francia el propio Jospin coincide con la visión crítica de Chirac y manifestó estar convencido, de que “la deportación de los judíos a campos de exterminio fue decidida, planeada y ejecutada por los franceses. Intervinieron políticos, administradores y policías. No se requirió de la participación de ningún soldado alemán para perpetrar este repugnante crimen, que debe dejar huella en nuestra conciencia colectiva”.
El caso de Maurice Papon constituye un hito en la historia de los criminales de guerra que actuaron en la Francia ocupada. Papon ocupó el rango de ministro del gobierno francés de Valery Giscard d´Estaing, puesto que se ignoraba su pasado colaboracionista. “Durante años un considerable número de judíos exigió que los oficiales de Vichy que participaron en la persecución de los judíos fuesen presentados ante la justicia. Consideraban que desde una perspectiva historiográfica y política, el hecho de que los criminales de guerra no fuesen juzgados, promovía el surgimiento de los grupos que negaban el Holocausto.”
“En 1981, dos investigadores universitarios descubrieron que Maurice Papon, prominente ministro gaullista del gobierno del liberal Valery Giscard d’Estaing, había servido como secretario general del Departamento de Gironde durante el régimen de Vichy. En su calidad de supervisor de la policía, Papón había sido responsable de la elaboración de las listas de judíos, tanto ciudadanos franceses como extranjeros, para ser deportados hacia Europa oriental. Las evidencias demuestran que Papón participó directamente en la deportación de 1,690 judíos. Un grupo constituido en su mayoría por familiares de las víctimas, solicitó que Papón fuese enjuiciado. Durante 15 años el proceso fue retrasado supuestamente por no cumplir con diversos requerimientos tanto legales como técnicos.
Sin embargo, los hechos demuestran que diversas figuras políticas, no querían que Papón fuese procesado. Los querellantes continuaron con su demanda hasta que finalmente, en septiembre de 1996, la corte dio la orden para que Maurice Papón se presentara ante la justicia. El ocho de octubre de 1997 se inició el juicio en contra de Papón. Durante el proceso, el y a pesar de las evidencias que demuestran lo contrario, el ex Ministro francés aseguró que nunca ordenó el arresto de judíos y, como parte de una larga autojustificación afirmó, inclusive, que “luchó por los judíos, corriendo el riesgo de ser deportado por borrar nombres de las listas.”*
*Web de www.Jinus-Net.com
A los pocos días y ante la indignación de centenares de personas, la Corte de Audiencias de Burdeos dispuso que el acusado, de 87 años, fuese puesto en libertad temporalmente dada su precaria condición de salud. El juicio continúa y con éste, la revisión de la historia francesa. El gobierno de Vichy emitió veintiséis leyes y veinticuatro decretos contra los judíos, que eran en 1939 unos 300.000, un tercio de los cuales, eran extranjeros. Los judíos en la zona no ocupada fueron empadronados, sus papeles de identificación y tarjetas de racionamiento, selladas claramente con la palabra "JUDÍO", y fueron gradualmente erradicados de la sociedad aún antes que comenzaran las redadas y deportaciones a mediados de 1942.
Cuando esas redadas comenzaron, tres cuartas partes de los arrestos fueron hechos por la policía francesa y luego por la milicia paramilitar. Sin embargo, sólo fueron deportados unos 75.000, de los cuales regresarían unos 2.500.
Ningún grupo defensor de los Derechos Humanos, exigió al Estado Francés, que se declarara la nulidad de las leyes de amnistía de 1946, 1951 y 1953, que obstaculizaron el accionar de la Justicia en estos casos. Al parecer los movimientos ideologizados de Francia, carecen del entusiasmo que acompaña al accionar, de los mismos grupos en la Argentina.
Recordemos, una vez más, que por orden del Régimen de Vichy, se mandó a la muerte un grupo humano de 75.000 personas, con destino a los hornos para su incineración, por el delito de ser judíos. Recordemos que uno de los eventos que se imputó al Mariscal Pètain, es haber autorizado el traslado forzoso de casi 700 mil franceses, para trabajar como esclavos en los establecimientos fabriles de Alemania. Y que otros funcionarios del Estado toleraron la muerte de varios miles de colaboracionistas, casi al finalizar el conflicto armado y luego del mismo, una vez que abandonaran Francia las tropas nazis.
El caso de Maurice Papon constituye un hito en la historia de los criminales de guerra que actuaron en la Francia ocupada. Papon ocupó el rango de ministro del gobierno francés de Valery Giscard d´Estaing, puesto que se ignoraba su pasado colaboracionista. “Durante años un considerable número de judíos exigió que los oficiales de Vichy que participaron en la persecución de los judíos fuesen presentados ante la justicia. Consideraban que desde una perspectiva historiográfica y política, el hecho de que los criminales de guerra no fuesen juzgados, promovía el surgimiento de los grupos que negaban el Holocausto.”
“En 1981, dos investigadores universitarios descubrieron que Maurice Papon, prominente ministro gaullista del gobierno del liberal Valery Giscard d’Estaing, había servido como secretario general del Departamento de Gironde durante el régimen de Vichy. En su calidad de supervisor de la policía, Papón había sido responsable de la elaboración de las listas de judíos, tanto ciudadanos franceses como extranjeros, para ser deportados hacia Europa oriental. Las evidencias demuestran que Papón participó directamente en la deportación de 1,690 judíos. Un grupo constituido en su mayoría por familiares de las víctimas, solicitó que Papón fuese enjuiciado. Durante 15 años el proceso fue retrasado supuestamente por no cumplir con diversos requerimientos tanto legales como técnicos.
Sin embargo, los hechos demuestran que diversas figuras políticas, no querían que Papón fuese procesado. Los querellantes continuaron con su demanda hasta que finalmente, en septiembre de 1996, la corte dio la orden para que Maurice Papón se presentara ante la justicia. El ocho de octubre de 1997 se inició el juicio en contra de Papón. Durante el proceso, el y a pesar de las evidencias que demuestran lo contrario, el ex Ministro francés aseguró que nunca ordenó el arresto de judíos y, como parte de una larga autojustificación afirmó, inclusive, que “luchó por los judíos, corriendo el riesgo de ser deportado por borrar nombres de las listas.”*
*Web de www.Jinus-Net.com
A los pocos días y ante la indignación de centenares de personas, la Corte de Audiencias de Burdeos dispuso que el acusado, de 87 años, fuese puesto en libertad temporalmente dada su precaria condición de salud. El juicio continúa y con éste, la revisión de la historia francesa. El gobierno de Vichy emitió veintiséis leyes y veinticuatro decretos contra los judíos, que eran en 1939 unos 300.000, un tercio de los cuales, eran extranjeros. Los judíos en la zona no ocupada fueron empadronados, sus papeles de identificación y tarjetas de racionamiento, selladas claramente con la palabra "JUDÍO", y fueron gradualmente erradicados de la sociedad aún antes que comenzaran las redadas y deportaciones a mediados de 1942.
Cuando esas redadas comenzaron, tres cuartas partes de los arrestos fueron hechos por la policía francesa y luego por la milicia paramilitar. Sin embargo, sólo fueron deportados unos 75.000, de los cuales regresarían unos 2.500.
Ningún grupo defensor de los Derechos Humanos, exigió al Estado Francés, que se declarara la nulidad de las leyes de amnistía de 1946, 1951 y 1953, que obstaculizaron el accionar de la Justicia en estos casos. Al parecer los movimientos ideologizados de Francia, carecen del entusiasmo que acompaña al accionar, de los mismos grupos en la Argentina.
Recordemos, una vez más, que por orden del Régimen de Vichy, se mandó a la muerte un grupo humano de 75.000 personas, con destino a los hornos para su incineración, por el delito de ser judíos. Recordemos que uno de los eventos que se imputó al Mariscal Pètain, es haber autorizado el traslado forzoso de casi 700 mil franceses, para trabajar como esclavos en los establecimientos fabriles de Alemania. Y que otros funcionarios del Estado toleraron la muerte de varios miles de colaboracionistas, casi al finalizar el conflicto armado y luego del mismo, una vez que abandonaran Francia las tropas nazis.