miércoles, noviembre 22, 2006

Capítulo 33 - Siguen los Indultos y Amnistías Imposibles

Es conocida, al menos por los especialistas en la materia, la “Masacre de Malmedy”.* En el transcurso de la ofensiva alemana de las Ardenas hubo un enfrentamiento, el día 17 de diciembre de 1944, de resultas del cuál hubo muertos y prisioneros norteamericanos. Se acusó de la masacre a 73 miembros de las Waffen SS a quienes se les imputó el asesinato de 80 prisioneros estadounidenses. Las probanzas adquiridas sobre tal evento, difieren entre sí, al punto que existen tres versiones distintas.
Lo que no se discute, es que ese día se asesinaron efectivamente, a prisioneros de guerra norteamericanos. Concluida la conflagración se trató de esclarecer este evento y castigar a los culpables, pero se pudo apreciar que la metodología seguida, para cumplir con tal propósito, al parecer fue digna de fuerzas totalitarias. Al punto que se promovió un debate a ambas márgenes del Atlántico, sobre la evolución del juicio ya que los interrogatorios pre-judiciales estuvieron acompañados de prácticas más propias de regímenes totalitarios que de países democráticos como los EEUU. En una palabra, se maltrató a los inculpados, con el fin de obtener su confesión
Se mencionó una serie de prácticas, contrarias a la ley, tendientes a lograr la confesión de los prisioneros. El juicio, como es de presumir, terminó en condenas. Las sentencias de muerte contra los criminales de guerra, esto es lo realmente importante, fueron conmutadas por prisión y finalmente, los condenados fueron liberados. Ninguno de los condenados llegó a cumplir totalmente su pena. * Lo que ocurrió exactamente el día 17 de diciembre de 1944. Cuando la ofensiva alemana de las Ardenas, entre los componentes del Grupo Peiper de la I División S.S. Panzer, en un cruce de carreteras cerca de Malmedy (población situada en la parte de Bélgica próxima a la frontera alemana), al encontrarse con destacamentos norteamericanos, no ha podido saberse. Al parecer, la actitud sorprendida y poco clara de estos últimos motivó que los alemanes hicieran fuego y dieran muerte a un número que no se determinó de enemigos. Los alemanes hicieron en esta operación prisioneros que luego abandonaron. La acusación se hizo por haber asesinado a prisioneros de guerra e incluso por haberse dado una orden superior en este sentido. Terminada la guerra los miembros de la I División S. S. Panzer fueron buscados por todos los campos de prisioneros de Alemania y Austria, localizándose a unos 1.100 componentes de la misma. En otoño de 1945 se constituyó, bajo el asesoramiento del Comandante Fanton, una War Crimes Commission que sometió, de noviembre de 1945 a abril de 1946, a estos presos a un implacable y cruel interrogatorio”.
El juicio que tuvo lugar, con motivo de la conocida “Masacre de las Fosas Ardeatinas”, que tuvo lugar, el 10 de febrero de 1947, ratifica la arbitrariedad, no querida, que pueden encerrar ciertas normas internacionales, carentes de una adecuada praxis, y con contradicciones que atentan contra el derecho de defensa de los acusados.
Los imputados tuvieron que comparecer ante la Sala de la Audiencia Criminal de Venecia, Italia. El principal acusado fue el feldmariscal alemán Albert Kesselring, "el soldado sin piedad''. Compareció ante un tribunal británico, presidido por un general de división y compuesto por un juez y cinco jefes superiores. El fiscal era el coronel R.J. Halse y fueron acusados además el general Maeltzer, ex comandante alemán de la plaza de Roma, y el general Eberhardt von Mackensen, que tenia la responsabilidad militar del territorio de la capital italiana.
Durante el juicio, se trató por parte del fiscal, lo relacionado con las represalias expresando Halse, que reconocía que “la represalia está admitida por el derecho internacional, pero dentro de ciertos límites". Añadió este fiscal que reconocía que los alemanes “tenían derecho a fusilarlos, porque si el mando inglés los consideraba soldados a las órdenes del gobierno legal, el mando alemán estaba autorizado a considerarlos guerrilleros según el derecho internacional.” Las alternativas del juicio es ocioso repetirlas acá. Se condenó a los imputados, a la pena de muerte, la que nunca se concretó.
Se repite en este caso, la singularidad de estos fallos contra criminales de guerra, ya que luego de que el tribunal pronunciara su condena a muerte, Kesselring fue conducido a prisión, donde permaneció sólo dos meses.
El 4 de julio de ese año un general británico, examinando el caso del feldmariscal, decidió suspender la pena de muerte que pesaba sobre él, conmutándola por la de prisión perpetua, “, tal como sucedió con todos los demás altos oficiales alemanes implicados en la matanza de las Fosas Ardeatinas.