sábado, noviembre 11, 2006

Capítulo 25 Otro Caso de Genocidio Impune

En Grecia, las tropas alemanas en su actuación en ese territorio, durante la IIª Guerra Mundial perpetraron más de 60 grandes masacres, en su mayoría poco conocidas. Además de Distomo son ejemplares por su brutalidad las de Komeno, Kalavryta y Vianos. En Komeno (16 de agosto de 1943) fueron 317 los habitantes asesinados por la Iª División de Cazadores de Montaña »Edelweiß«; incluso soldados implicados en la matanza se referirían a ella en términos de »ferocidad inusitada«. En diciembre de 1943, la 117ª División de Cazadores destruye la villa de Kalavryta y 24 pueblos colindantes y fusila 1.300 hombres. En Creta, el comandante alemán imparte en mayo de 1941 la orden de »actuar con extrema dureza (...) Primero: Fusilamientos. Segundo: Contribuciones (es decir, extorsión de impuestos). Tercero: Quema de poblaciones, previa puesta a salvo de todos los valores en efectivo. Cuarto: Exterminio de la población masculina por zonas. « En septiembre de 1942, una unidad de la XXIIª División de Infantería asesinaba unas 500 personas en el pueblo cretense de Vianos. Ninguno de los verdugos de Distomo u otra masacre en suelo griego ha recibido condena de parte de un tribunal alemán. Todos los procesos judiciales han acabado en sobreseimiento y la República Federal no ha pagado ni una sola indemnización ni ha reconocido derecho alguno a reparaciones, apoyándose en el cínico razonamiento de que las matanzas no constituyeron delito sino que eran actos bélicos corrientes en la lucha contra el maquis. El único desembolso, en 1961, a la ciudad de Salónica, no tuvo en cuenta la cifra real de los daños y respondió únicamente al cálculo diplomático.
Otro caso emblemático lo constituye el hecho de que masacraron a 30.000 checoeslovacos descendientes de los alemanes y no hubo castigo. Es indiscutible que se concretó, en este caso, un verdadero genocidio. Después de firmada la rendición Incondicional de Alemania en Reims, los combates en el Frente del Este continuaban. En Bohemia y Moravia, los Sudetes y Eslovaquia, las armas no habían callado. Las fuerzas estadounidenses estaban detenidas en la frontera checoslovaca y más el sur en Austria. Stalin tenía planes para Checoslovaquia y por ello obligó a Estados Unidos a demarcar una línea de máxima penetración que partía de Karlsbad, pasaba por Pilsen y se prolongaba hasta Budweis. La ciudad de Praga era territorio vedado a las tropas de Patch o Patton.
Stalin le dio apoyo al Presidente Benes y le permitió establecer su gobierno en Kosice, pero con ciertas condiciones, entre otras que los puestos claves del gobierno debían estar en manos de dirigentes comunistas. A Benes no le quedó más alternativa que aceptar, con la esperanza que las tropas del General Patton llegaran a Praga antes que el Ejército Rojo .Los partisanos comunistas y nacionalistas se disputaban el control de la ciudad, pero mientras los comunistas tenían la ayuda en la puerta, los nacionalistas, muy mal informados, confiaban también en la llegada de las fuerzas de Estados Unidos.
Procedentes de Alemania, las divisiones rusas del ROA, que al mando del General Vlassov luchaban al lado de los alemanes, se estacionaron al suroeste de Praga, con la misma esperanza de poder entregarse a las fuerzas de Patton y escapar a la venganza del Ejército Rojo.
Los partisanos, se alzaron para echar a los alemanes de Praga, ocupando los edificios públicos y emprendiéndola contra la población civil de ascendencia alemana residente en Praga y de los miles de refugiados que huían de los Sudetes escapando de los soviéticos. El General Schörner trató de salvar a los civiles alemanes y recuperar los edificios públicos tratando de restablecer el orden y hacer tiempo, para que las fuerzas alemanas procedentes del este, tuvieran tiempo para irse desplazando hacia las líneas de Patton para rendir las armas.
Los partisanos pidieron ayuda al General Vlassov para expulsar a los alemanes y aceptó, con la condición que les dieran asilo político a todos sus soldados, al llegar las tropas soviéticas. Aceptaron también los partisanos, y así tropas rusas con uniforme de las SS se enfrentaron a los alemanes para sacarlos de Praga. Cuando los vlassovites se dieron cuenta que era una estratagema y que los entregarían a los soviéticos, dejaron de luchar y emprendieron la fuga hacia el oeste.
En Praga la cacería de alemanes, hombres, mujeres y niños, continuó hasta la llegada de los rusos, pero antes de eso, 30.000 personas de ascendencia alemana o sudetoalemanes, fueron masacradas. Luego, cuando los soviéticos ocuparon la capital, la barbarie continuó. “Vale todo” les había autorizado Stalin, la consigna valía también contra los checos.”*Ocupación soviética de Praga