No hace mucho, se descubrió en la entonces República popular de Checoslovaquia, que el presidente indultó a criminales de guerra. Tal episodio fue descubierto por la Oficina para la Investigación de los Crímenes del Comunismo, lo que causó sorpresa e indignación en la opinión pública. El entonces presidente comunista Antonin Zapotocky indultó a cuatro criminales, condenados a la pena capital, después de la Segunda Guerra Mundial. En realidad, se trató de una operación secreta. Entre los indultados se encontraba, nada menos, que Max Rostock, un miembro jerarquizado de las S.S. y uno de los verdugos de la aldea de Lidice. En 1942 los nazis arrasaron Lidice como represalia por el atentado contra el principal hombre del Tercer Reich en el Protectorado de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich. El 10 de junio de 1942 fueron ajusticiados 192 hombres, 196 mujeres recluidas en campos de concentración y más de cien niños enviados a Alemania. El ministro de Cultura checo, Pavel Dostal, inició una campaña de denuncia contra los líderes de la extinta Checoslovaquia comunista que, por motivos hasta el momento desconocidos, favorecieron a criminales nazis. "Los comunistas deberían sumarse a las condenas contra el indulto del presidente Zapotocky, si es que realmente piensan en serio sus declaraciones de que no quieren tener nada en común con los crímenes del pasado," sostuvo el ministro Dostal. En la sociedad checa ha surgido actualmente una discusión sobre la crueldad del régimen comunista checoslovaco, los historiadores advierten que la "dictadura del proletariado" fue inclemente contra sus opositores nacionales, pero llegó a perdonar a criminales que ajusticiaron a hombres, mujeres y niños inocentes. (http://www.radio.cz/es/articulo/1988).
Regresando al Lejano Oriente, merece destacarse al respecto, que en Yasukuni, Tokio existe un polémico santuario donde se honra a 2,5 millones de japoneses caídos en combate y a 14 criminales de guerra, responsables de las brutalidades cometidas por el Ejército Imperial nipón, en Asia, en la primera mitad del siglo pasado. Entre ellos se encuentra quien fuera Primer Ministro del Japón durante la Segunda Guerra Mundial, Hideki Tojo, ejecutado por ser responsable de crímenes de guerra.
Regresando al Lejano Oriente, merece destacarse al respecto, que en Yasukuni, Tokio existe un polémico santuario donde se honra a 2,5 millones de japoneses caídos en combate y a 14 criminales de guerra, responsables de las brutalidades cometidas por el Ejército Imperial nipón, en Asia, en la primera mitad del siglo pasado. Entre ellos se encuentra quien fuera Primer Ministro del Japón durante la Segunda Guerra Mundial, Hideki Tojo, ejecutado por ser responsable de crímenes de guerra.